martes, 6 de diciembre de 2016

Diario de un cuidador inexperto
Hoy mi madre me dijo te acuerdas joselito, del correccional,que estaba en las murallas, si claro mama,en ese lugar encerraban a las niñas que muy jóvenes se dedicaban a la mala vida, como tu dices, a las menores que trabajaban en las casas malas del royo matadero,a las prostitutas de ahora,y a las mujeres que embarazaban los señoritos, y algunas ellos mismos las denunciaba con denuncias falsas.
Si mama, era una cárcel,y la mayoría de las chicas eran inocentes de los delitos por lo que estaban allí, entonces mama hasta los veintiuno años eras menor de edad,y algunos padres, denunciaban a sus hijas cuando se iban de casa, cuando las encontraban las encerraban en ese lugar macabro,-si con las monjas dijo mi madre,por que me preguntas eso mama, por nada me responde- te contare un secreto me dice, pero no se lo cuentes a nadie me dice en la oreja,entonces no me lo cuentes mama le dije que yo lo cuento todo le dije, y me lo contó igual, un día a la casa del medico, llego una niña que estaba embaraza la llego de la mano de una monja y de una pareja de la guardia civil,
y que paso le dije- se quedo en silencio,y me dijo que no sabían quien era el padre,tu trabajaste hay verdad Joselito, si mama yo era aprendiz de electricista y iba con mi oficial a arreglar,las luces.
Ahora se llama instituto de la mujer, Carmen de Burgo,ya no es correccional me pregunto, no le respondí, y vinieron a mi memoria muchos recuerdos,hace poco pasee por esa antigua cárcel de mujeres,atravesé la verja como un intruso, recorrí aquellas galerías con el corazón compungido, las voces de las internas, reverberaban en mi cabeza, en las bóvedas del corazón.
Entre en el infierno que fue aquel patio con canastas de baloncesto rotas, oxidadas, en un lugar donde nadie, quería jugar si no escapar salir.Sobre la piedra la voz ronca de Sor Maria,''encierren alas internas'' luego los acantilados del miedo,naufragando en este día ventoso,las internas se esconden en mi memoria,la maleza se come a ellas, al olivo, el pino viola la libertad de la palmera.
Como los hombres quiebran la voluntad, de mujeres inocentes,el patio sigue allí como el ultimo testigo, de un tiempo de silencio, tiempo de sombras donde la mujer con apenas catorce años ya era un cadáver.
Yo sufría condena también cuando cruzaba, la verja,y recuerdo aquellas chicas que me decían ''micuso'' me das un cigarro,yo no fumo le decía con la cabeza mirando al suelo. y ellas se reían
nunca las mire a los ojos por miedo, y ahora las miro desde esta ventana de la memoria.

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