martes, 25 de julio de 2023

 Un rojo en Luarca.

Severo Ochoa ( Luarca 1905 Madrid 1993 )
Llegamos a Luarca tras la huellas de Severo Ochoa, después de un día agotador, llegamos de pasar una mañana fantástica inolvidable recorriendo uno de los sitios más espectaculares que he visto en mi vida Playa de las Catedrales en la provincia de Lugo no conocía el lugar y me pareció fantástico, era uno de los días señalados en mi agenda, de " peregrino "un día señalado y subrayado.
Si vas a Asturias pásate por este rincón Gallego la playa de las Catedrales visita obligada en nuestro viaje.
Y cargado de emociones dejamos Galicia y fuimos al lugar donde nació Severo Ochoa Luarca llegamos muy cansados con una lluvia mojados por una lluvia fina, encantados de sentir el agua en nuestra cara es un lujo en verano sentir el fresco, mientras que la península Ibérica arde abrasada por una ola de calor me interesaba la figura del científico español, premio Nobel de medicina en 1959, no es que desprecie el Nobel pero mí interés hacía Severo Ochoa nació por otra razón el era un científico que vivió en la residencia de estudiantes en 1927 y conoció a Dalí, Buñuel y todos los personajes que vivieron en esa residencia, ni que decir tiene que la residencia de estudiantes de Madrid en aquellos años fue la cuna del talento, de la humanidad de la cultura allí conoció también a Federico García Lorca que seguro que al poeta no le pasó desapercibido la figura de este muchacho Asturiano, me dieron ganas de ficcionar una posible encuentro entre el poeta y el médico que nunca ejerció cómo tal, Severo Ochoa estudio medicina pero no ejercicio, fue profesor en Madrid en la facultad de Medicina apenas con 25 años ya se dedicaba formar a los futuros médicos una persona de un talento inigualable y de una humanidad extraordinaria, llegó la guerra 1936, y salió de España para no volver, primero fue en Alemania pero tampoco tuvo suerte trabajaba en unos laboratorios investigando, su jefe era Judío y ante la persecución nazi decidió salir y fue a tiempo en 1938 se trasladó a Plymouth y después emigró a Estado Unidos paso años dedicado a la investigación con un gran reconocimiento, el decía que era un exiliado científico no político, pero su mujer muy sensata pidió la nacionalidad Americana y le fue concedida en 1956.
Toda una Vida dedicada a la investigación.
Pero no era de esto de lo que quería hablaros que también, quería hablaros de mi visita a Luarca lugar dónde nació Severo Ochoa fui tras las huellas del Nobel y pensaba que su casa natal se podía visitar, en su casa natal hay una sucursal bancaria y apenas existe una placa que indica que aquí nació Severo Ochoa, un poco decepcionado me acerque aún café y pregunte a los vecinos por Severo Ochoa nadie me decía nada, un señor me dijo que el apenas estuvo por Luarca, y cuando los dos hablábamos cordialmente se nos acercó un tipo muy exaltado y nos dijo Severo Ochoa era un rojo de mierda, solo dijo esas palabras y se marchó los dos nos quedamos sin palabras, aquel señor me dijo no hagas caso estamos en campaña electoral, comprendí lo que siempre me digo a mi mismo este pueblo está embrutecido, y mientras esto no cambie no hay futuro si se desprecia a un científico a una persona extraordinaria como lo fue Severo Ochoa, no tenemos futuro este pueblo embrutecido necesita cultura y humanidad le digo a mi acompañante y me despido de Luarca abrazando al maestro de maestros.

Ahora mientras escribo estas notas recuerdo a Federico García Lorca que fue asesinado por ¿ por rojo y por maricon ? que poca memoria tiene este pueblo, cuanto embrutecimiento hay en las gentes de este pais.
José Montoro
Luarca julio 2023
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Paqui Rodríguez, Carmen Andrés Julián y 4 personas más

domingo, 23 de julio de 2023

 Romero de memoria (ROJO)

El domingo fui a ver a mi familia al cementerio, yo nunca fui partidario de los campo santos, y poco a poco de tanto visitar a mis seres queridos me he ido acostumbrado a ese territorio tan misterioso para mí, me acostumbre tanto que casi estoy por pedir que el día de mí despedida cuando la parca venga a buscarme me entierren junto a mis padres en el nicho de la cuarta , en la esquina de la calle del olvido en el lugar donde nunca falta el sol y el romero, el que crece enfrente de la tumba de mi padre, romero republicano que crece del corazón de los fusilados por defender la libertad.
Cuando era niño y aún vivía en el SUR yo no quería ir por el camino blanco y polvoriento del cementerio de Baeza, huía de pasar por la puerta del cementerio de mi pueblo solo ver la fachada me daba pánico ver los monumentales jarrones de piedra cubiertos con unos enormes velos negros me aterrorizaba, tenía miedo de contemplar aquella verja con ángeles de hierro. Mi padre le encantaba pasar por la puerta de el cementerio, subido a lomos de la mula y camino de la Escareuela donde mi padre sembraba garbanzos pues decía que eran muy tiernos aquellos que recogíamos en verano cerca del cementerio, casi de madrugada al alba dé la mano de mí padre pasábamos por la puerta del cementerio con un riguroso silencio, el camino de polvo al amanecer desierto enmudecido,- yo sentía escalofríos, el silencio era de siglos, él se bajaba del animal de la mula torda y me bajaba a mí también, comenzaba un ritual sagrado los dos “masculinamente serios “pasábamos junto a la verja sin mirar mi padre siempre repetía las mis más palabras aquí está tu abuelo y tu tío abuelo que fue fusilado recién terminada la guerra.
Aquella puerta del cementerio y aquellas palabras de mi padre me acompañaron años en mis pesadillas nocturnas, aun hoy después de medio siglo sigo soñando con los verdugos de mi tío abuelo, hoy soñé con ese camino que a la derecha de la carretera nos llevaba al cementerio, y veo a mi padre secándose las lágrimas como si fueran sudor.
Mi madre quería que yo perdiera el miedo a los muertos y me llevaba al velatorio de los familiares y vecinos que fallecían en aquellos años se velaba a los muertos en la casa donde fallecían eran casas humildes con las paredes cargadas de humedad y la cal se mezclaba con el llanto, el riguroso luto se imponía sobre los llantos y rosarios cantados en voz alta mi abuela odiaba los rosarios y toda la beatería que rodeaba la muerte a ella que le fusilaron a su hermano en la tapia del cementerio, ella no olvido jamás que la iglesia fue cómplice de aquel genocidio, yo me quedaba sentado en el escalón de la casa y esperaba que mi abuela me diera la mano para volver a casa juntos caminábamos en silencio por las calles de la ciudad “perdida” ella me decía lo que decía el poeta que solos se quedan los muertos.
El domingo vísperas del cumple años de mi padre fui al cementerio para estar con el un rato y observe que las flores y la rama de olivo que deje la última vez en la cuarta planta de calle del sol no estaban,- no estaba el búcaro donde depositarlas flores, pregunte al responsable del cementerio y me dijo que la gente roba las flores de las tumbas y también roban el lugar donde se depositan pensé qué futuro tiene este pueblo embrutecido que roba hasta en el cementerio, que se lleva las flores como botín de guerra.
Pedí permiso al enterrador para coger un poco de romero de la tierra donde yacen los fusilados de la guerra, en una fosa común junto a la tapia del cementerio, allí crece un romero poderoso tan grande como las esperanzas de los fusilados, y llene la tumba con romero rojo, la de mi padre y la de mis abuelos seguro que mi padre estará contento, seguro que mi abuela será feliz siempre habrá romero rojo para sus almas.
PEÑISCOLA 21 DE JULIO 2020.
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Jesus Porta

 Diario de un poeta en obras

PLATO DE DUCHA “Zapatero a tus zapatos”
Cuando uno ve que la vida va enserio y que las “goteras” de nuestro cuerpo se empiezan a convertir en charcos, la ansiedad se nos instala en los huesos y nos entran unos escalofríos en el alma.
Cuando los hij@s empiezan a organizar tu vida de anciano o de mayor, es cuando empiezas a saber que ya escalaste la montaña y que ahora desciendes por las laderas de la vida, y lo fácil que debería ser desescalar se convierte en una odisea personal bastante compleja, ahora lo estamos viviendo con la desescalada del covid-19, sospecho que mi desescalada de la vida no va ha ser fácil.
Hoy me puse manos a la obra después de una noche de pesadillas en el que la protagonista era una silla de ruedas y el actor principal este que escribe, esta mañana calurosa de verano me corre la prisa por las venas, y después de esperar una semana para que viniera un albañil que no llego porque estamos en verano y en estas fechas este país se para con COVID y sin COVID el verano no perdona las vacaciones es lo único que nos va a quedar y no se perdonan “ maldita la gracia toda la primavera encerrado” y ahora con este calor tenemos que trabajar” yo siempre compartir esa filosofía las vacaciones son sagradas, y eso nunca lo vieron las empresas que durante mi vida laboral me tocó sufrir, todas querían que trabajara las vacaciones siempre era imprescindible trabajar, nunca les venía bien a las empresas que el trabajador descansara cuando las cogías en invierno mal, y si era en verano imposible, la empresa no podía parar, la empresa era lo primero la familia el agotamiento personal eso era lo de menos, la maquinaria no podía parar turnos de día y turnos de noche, que estúpido capitalismo donde una chimenea con humo es más importante que la salud de un pueblo.
Esta mañana decidí desenterrar mis viejas herramientas de “chico para todo” herramientas medio oxidada sin usar desde que hace un año me despidieron porque ya no era rentable, productivo lo llamaban ellos “la fatiga del material le llaman algunos empresarios cuando cumples los 60 después de más de 45 años de carne de yugo ya no rindes igual “hoy decidí empezar por el plato de ducha por quitar la vieja bañera que apenas utilice porque no tenía tiempo ni para bañarme y además mi conciencia ecologista no me permitía tirar el agua en un baño de obrero, con una ducha rápida bastaba.
Hoy ya me cuesta entrar en la bañera, pronto no podre subir ni tan siquiera un escalón menos aun escalar a la primera planta donde está la habitación que me acoge cada noche, pero eso será otro día hoy empezó con la “ maceta” a derribar la estructura que sujeta el artefacto metálico que solo disfrutaron mis hijos y que yo disfrutaba de verlos con sus patitos dentro de la bañera chapotear con sus pequeñas manos el agua la espuma del jabón volando por sus cabezas, era un espectáculo de una ternura inolvidable.
Mientras golpeaba aquellos escombros los recuerdos me abrumaban la infancia de mis hijos no tuvo nada que ver con la mía y la mía fue muy feliz bañarme en el barreño en mitad del corral con agua fría del pozo, es uno de los momentos que jamás olvidare se quedaron en mi corazón para siempre en la memoria de la melancolía que decía la gran escritora MARIA TERESA LEON, ahora después de todo un día quitando una bañera me di cuenta de lo mayor que me estoy haciendo tengo agujetas hasta en las neuronas, mañana será otro día para desescombrar vale cualquiera, para construir se necesita un albañil y ahora mirando la televisión y viendo a un político que se ha dejado barba para aparentar más sabiduría oyendo sus palabras, pienso en este país levantado sobre una escombrera del Franquismo pobre país y pobre pueblo.
En fin esta noche espero soñar con el plato de ducha que me instalara un profesional cuando pase el verano, buen verano a tod@s.
Peñiscola 22 de julio 2020.

 Cabo de Peñes

( Luanco)
Asturias
La primera vez que vi el mar fue el verano de 1973 hace ahora cincuenta años, parece que fue ayer.
Yo nací en el secano más profundo, por no tener no teníamos ni agua corriente, en mi casa no teníamos agua potable, acarreábamos el agua en los cántaros de arcilla desde la fuente la Tasa, teníamos eso sí un pozo de agua dura casi salada, en verano aquel pozo era un Oasis en aquella casa del Sur, sacábamos el agua helada de las entrañas de la tierra, estaba a casi treinta metros del brocal, yo me asomaba a ver las cristalinas aguas me asomaba a aquel " precipicio" en la profundidad de aquel espejo donde se reflejaba mi sombra crecía un misterio que luego me acompaña en mis pesadillas nocturnas, de mi infancia, en esos sueños escuchaba la voz de mi madre ( agárrate fuerte Joselito) el agua en el Sur era de plata la cuidábamos, y la reutilizamos hasta puntos extremos, nos bañamos en los barreños y luego mi madre la utilizaba, para lavar la ropa en la pila de piedra, dónde mi madre apretaba la ropa con sus manos restregando una piedra, pómez o con un jabón hecho con los aceites usados mil veces, que mezclados con sosa cáustica y algunas ramas de Lavanda, dejaban un jabón que mi madre utiliza siempre.
Cuando habló del Sur siempre acabó en los cerros de Úbeda o en los recuerdos de mi infancia, como os decía yo vi por primera vez el mar cuando tenía catorce años y me impresionó tanto que cada vez que veo el mar mis ojos se van a mi infancia, y las emociones emanan de mi como un río.
Estos días he vuelto después de muchos años sin ir a Asturias y Galicia, he vuelto a ver el mar el Cantábrico que tanto me fastina es un gran misterio ver el mar junto a las verdes montañas, ver los acantilados dónde rompen las olas a veces con furia y otras con una ternura mágica.
Estos días e vuelto a escuchar la voz de mi madre diciéndome ( no te asomes al pozo Joselito qué el agua es traicionera) el miedo que siempre nos acompañaba, la vida es una continúa tragedia, hoy mirando al mar alguien me decía en estas aguas han dejado su vida muchos marineros, estos acantilados tienen en su piedras muchos gritos y muchos llantos y también mucha belleza le dije la belleza y la tragedia forman parte de la vida por eso quizás me emociono y mana un río de mis ojos cada vez qué veo el mar.
José Montoro
Cabo de Peñas Luanco julio 2023.
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Blas Muñoz Pizarro

lunes, 10 de julio de 2023

 

UN ANGEL “laico” EN BAEZA

 (50 AÑOS DE MEMORIA)

 

Hace apenas cuatro meses en las navidades del año pasado me sucedió algo que para mí agnóstico con “con carnet” fui a la presentación de la antología de POETAS DE JAEN  Sentimiento andaluz, coordinada por mi amigo el poeta Manuel Ochando, era para mí un día muy especial, llegamos al Sur en un viaje muy accidentado cargado de emociones como cada vez que viajo al Sur llegamos con prisa y con el estomago desconsolado, con desconsuelo como decía mi madre, y buscamos lugar para comer.

 A mí me gusta siempre ir a sitios que están instalados en mi memoria como rincón de confort, y suelo visitar los lugares donde viaje con mis padres que aunque ya no están, no se fueron nunca, siempre vuelvo para tener su presencia y sobre todo cuando voy a comer, mis padres por su economía comieron muy poco fuera de casa, mi padre festejaba siempre las comidas de mi madre y me decía cada vez que comíamos juntos en su casa.- Joselito esta comida de tu madre cuánto vale en un restaurante ,- yo sonreía mientras mi madre protestaba con altanería,- ella le decía a mi padre a ver si me llevas algún día a los restaurantes de Baeza que va tu hijo, que tengo ganas de que me pongan el mantel y el plato.

 Ahora siempre que como fuera de casa llevo a mi madre conmigo. Ese día de diciembre que os contaba íbamos cerca de los cerros de Úbeda, donde me voy yo siempre que recuerdo a mi familia, ese día de Diciembre comimos en los portales de Tundidores  en un lugar muy emblemático para mi, pues en lo que ahora es un restaurante durante muchos años fue una churrería, que según mi madre hacían los mejores churros del mundo,  mi madre empleaba mucho la palabra Mundo para enardecer lo que era su vida, ella que no fue jamás a ningún sitio, que no subió ni en un avión, ni barco ni siquiera en un autobús del Inserso, y no fue por falta de ganas, mi padre no quería viajar nunca decía que como en casa no se estaba en ningún lugar, solo tuvo dos sitios, BAEZA Y SEDAVI, fueron sus únicos lugares en su Mundo.

Ese día de Diciembre soleado comimos en una terraza de los Portales, nos pusieron el mantel y nos trajeron una cestita de pan, mientras que contemplaba el Sol de invierno, el cielo del SUR tan alto siempre, se acercó una perrita anciana negra con ojos llorosos, le arrastraban sus mamas por el suelo estaba famélica, yo siempre tuve miedo a los perros desde que era niño que el Alicán, el perro de Diego mi vecino el panadero de mi vida, desde que me mordió con apenas cinco añitos yo tuve miedo a los perros, miedo que me acompaña  siempre alguna vez trate con mi terapeuta esos miedos, que ahora no quiero que me quite nadie, tengo miedo, de no tenerle miedo a los perros.

Aquella perra no era tal, era un Ángel

Laico lo descubrí aquel día en su mirada, aquella noche de diciembre, que pase en vela hablando con esos ojillos llorosos y con el hambre canina de aquel Ser, qué me llevaba a la angustia de la posguerra, ese sobrevivir de mis seres queridos, aquel miedo al hambre.

Recuerdo que le hice una foto mientras tragaba el pan mojado en salsa de Albóndigas, una foto que entonces no quedo grabada en la memoria de mi móvil, me pareció misterioso que en lugar de la imagen de la perra apareciera una pequeña luz entre grises y sombras, entonces no escribí nada quería tener la imagen que ilustrara esta historia.

Este sábado de Gloria pasado volví a comer en Tundidores y nada más poner el mantel y la cesta del pan apareció la misma perra famélica con los mismos ojos y las mismas hambres con sus mamas arrastrando por el suelo.

Sentí un escalofrió al ver al animal no podía ser verdad cinco meses después aquel Ángel laico llegaba a mí mesa y me miraba como miran con los ojos del hambre, moje mi pan en la salsa de albóndigas que eran como las que hacia mi madre ,y lo compartí con ella con esa perra vagabunda, le hice una fotos con dos cámaras distintas, y hoy lunes de pascua cuando escribo estas líneas, y busco la imagen, y no están, no encuentro explicación, no es un misterio, o si lo es, ahora solo  encuentro sombras las sombras que deja  el hambre en la memoria de los hombres.

 

JOSE MONTORO

VALENCIA, julio de 2023

DESDE LA NOSTALGIA.

 

domingo, 9 de julio de 2023

 La escuela de Verano en el huerto de Plauto. ( homenaje a las Hortelanas)

Cuando al finales de abril, limpiamos la tierra, arrancamos las últimas raíces de la cosecha anterior con pena de que se acabase un ciclo una estación que termina en una dulce primavera, cómo el año pasado yo que soy hortelano de segundo de la (Eso) más inocente que una lechuga, yo qué escucho a los maestros hortelanos y aplicó a mi modo sus enseñanzas, qué entierro los cadáveres los troncos de las habas que dicen que es un compost de primera, yo que con la azada trituró el restos de la cosecha esperanzado de que la próxima sea fructífera, las últimas raíces de invierno quedaron para alimentar la cosecha de verano.
En primavera plantamos el huerto de Verano con todas las ilusiones y esperanzas que da un tiempo de cambió climático es decir plantamos con miedo, miedo a las tormentas, miedo al calor extremo, nos crecen los miedos en un tiempo de dudas, de incertidumbre atmosférica, así vimos estos meses crecer nuestras semillas, así día y noches contemplamos como salían de la tierra, cómo brotaban nuestras semilla a fuerza de trabajo, dé airear la tierra, día tras días. Fantástico labrador decía el poeta Antonio Machado, hoy con mucho calor comenzamos a recolectar los frutos de nuestro trabajos y lo hacemos con la emoción infantil que nunca hemos perdido, las emociones y nuestras esperanzas es el legado más grande que tengo, es un lujo este aprendizaje que iniciamos hace apenas dos años y quiero dar las gracias a mi maestros hortelanos por todo lo que me enseñaron de la tierra, y de cómo tratarla, en este tiempo solo me queda agradecer las enseñanzas y aprovecho para deciros que mi crecimiento personal está acompañado de la tierra y de la gente que ama la naturaleza, las emociones los sentimientos más primarios los más importantes lo he aprendido de mi maestros y mis maestras, y por qué son muchas las mujeres, las hortelanas que me ayudaron a ser paciente y ha trabajar la tierra para ellas estos frutos y mí reconocimiento, para todas las mujeres qué labran la Tierra para ellas mí reconocimiento y todo mi amor y mi cariño, para esa dulzura qué me impregnaron ellas a este aprendiz de hortelano.
José Montoro
Valencia Julio 2023.
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