jueves, 24 de diciembre de 2020

 

Cuento de navidad, con madre en el corazón

 

 PRIMER DÍA DEL AÑO 2021

Hoy me desperté temprano el repiquetear de la lluvia que en los cristales de mi lugar de trabajo, me despertó, y fui a mí "LEONERA" preñada de libros,mi taller literario que anda un poco revuelto, cuando me dice mi familia que soy un desastre un caos organizativo yo les respondo que no es mi culpa son los libros los que se bajan de las estanterías, las fotografías que cambian de sitio los apuntes que se mezclan entre ellos, los recuerdos que se instalan de una manera anarquica.
Yo nos soy escritor ni poeta,ni siquiera cuentista ya me hubiese gustado a mí ganarme la vida con relatos y poemas, pero para eso hay que ir a la escuela y yo no fui nunca a ninguna y no incluyo la escuela en aquel internado de Jesuitas donde pase cinco años lo mejor de mi infancia en un "campo de concentración en un internado donde no me enseñaron nada"donde estuve asta los 14 años sin mas equipaje que una sotana remendada, yo fui electricista, esa fue la profesión que me dio de comer durante 45 años,años entre voltios,entre alicates y destornilladores,ahora es verdad tengo mi taller literario,tengo a los narrador@s a los poetas que se mueven como pez en el agua en mis cuatro paredes libros abiertos como pájaros, y un motón de palabras en mi mesa.
Hoy primer día del año me desperté en sueños,era mi madre que me besaba, ella se fue hace dos años,aun cielo del Sur,pero sigue viniendo a verme cada noche,mi madre se fue sin enseñarme a vivir sin ella.
Hoy primer día del año ella estaba en los cristales de mi taller literario vino seguro a felicitarme el año, estaba entre la lluvia con su paraguas de flores que compramos en el mercadillo de Ubeda, yo la contemplo entre las alas de las palmeras que se desperezan en esta Aurora lluviosa y siento el abrazo "prohibido" de mi madre sus besos que nunca me faltaron.
Ahora abro las ventanas para que pase este nuevo año a mi casa para que se instale en la parte del calendario que quiera, el año pasado el 2020 yace en mi papelera rebosante de poemas que no fueron se fue un año entre tachones y versos náufragos.
Ahora escucho la voz de mi hijo del otro extremo de mi casa,-me pregunta papa que haces tan temprano levantado, que hoy es año nuevo y yo le digo que estoy cerrando las ventanas para que no entre la lluvia-y no es cierto estoy abriendo las ventanas para ver el agua que cae mansamente esta mañana de enero,para ver tras las cortinas a mi madre que me da un beso y me dice feliz año Joselito,feliz año a tod@s los que me quieren y mucha poesía para seguir resistiendo,y a mí madre un beso y gracias por no enseñarme a vivir sin ella, por que sin una madre nadie puede vivir.
Valencia 1 de enero 2021.

            Mi madre se pasó la vida tejiendo, desde siempre la recuerdo con un ovillo de lana y sus agujas de madera de enzarzar la lana, siempre en su sillita de coser porque ella tenía su silla de nea preferida para aquel trabajo artesano que ella lo hacía por necesidad, porque en casa en mi infancia no teníamos para ropa llevábamos siempre ropa usada de los hijos del señorito y un “saquito de lana “ella siempre tan preocupada por mí “ ponte el saquito que te vas a constipar Joselito y yo me marchaba a las eras a jugar a futbol era mi gran regalo de navidad, corre detrás de una pelota de trapo después de venir de la “aceituna “dejar el saquito azul encima de la piedra que era la portería, y galopar por la piedra y la hierba hasta el último gol que siempre lo metíamos cuando se hacía de noche.

            Hoy miro hacia tras y veo en mis recuerdos su imagen, tantos años tejiendo del “derecho y del revés” del “bobo y el ocho” ahora la contemplo  bajo la parra de Baeza, preparando mi ropa para el internado, cosiendo el número 382 en mí sotana de botones, en mí saquito “bobo” siempre tejiendo buscando el sol del invierno y la brisa fresca de la tarde en verano, la lana era uno de los privilegios que teníamos los pobres, la única manera de estrenar una prenda aunque la lana fuera usada siempre se reinventaba  y volvía a tener uso, me gustaba hasta el vocabulario que ella usaba “una vaga, cinco del derecho, dos juntos del revés “y así me explicaba ella con sus duces palabras su trabajo de tejedora.

            La última vez que la vi tejer fue un invierno en Valencia tenía su vieja sillita de nea junto al balcón, al sol de Diciembre ella estaba preparando el belén para esas navidades y entre el musgo la serpentinas y todas las figuras sobresalía un  niño Jesús desnudo, ella lo tenía en sus manos aquella imagen tan tierna y desnuda yo la vi  a ella como con sus dedos tomaba medidas a aquel niño Jesús, la mire y no le dije nada nos despedimos y el día de noche buena como todos los años fui a su casa y contemple su hermoso belén, mis ojos se fueron directamente al niño Jesús estaba vestido con un “saquito” blanco, de un jerséis de lana que yo le di un día para que me hiciera unos guantes, y ese ¿niño Jesús le pregunte? Le he hecho un “sallo” para que no pase frio que lleva demasiados años desnudo me dijo me acerque hacia ella y le di un beso, de los bolsillos de su mandil saco un regalo hecho por ella estaba envuelto con papel de navidad, ten me dijo mi regalo.

            Hoy que la vida nos une  de nuevo, tú en algún lugar del cielo, ese cielo que yo pinto de color del Sur, ahora miro tu fotografía, con tu regalo en mis manos aquellos guantes de lana que me hiciste aquel día que decidiste que el niño Jesús no pasara frío, ahora miro tu fotografía frente al belén y veo tu imagen junto al niño vestido con un saquito blanco hecho con tus manos sarmentosas, ahora madre el mundo deja de existir y solo estas tú, siento ganas de llorar,   lloro será por ti madre, porque tú eres todo para mí.

 

           VALENCIA 24 DE DICIEMBRE 2020, NOCHE BUENA.

 

 

 

miércoles, 25 de noviembre de 2020

 

Zurcido azul

 

 

                Hoy definitivamente se murieron mis pantalones, supongo que pensareis que la ropa no tienen vida, pero sí mi ropa tiene alma porque sé lo que significa no tenerla, mis zapatillas, mi pijama del internado con el n 382 bordado en un ribete tiene memoria y por tanto vida.

 Hoy se me murieron los pantalones de andar los viejos pantalones de ir al campo, los de recoger la aceituna solo tenían treinta años esos pantalones remendados y zurcido muchas veces, recuerdo cuando me los compro mí madre fue un invierno, una navidad la última que pasamos juntos en Baeza fuimos a recoger la cosecha  de aceituna, durante mucho años lo único que nos ataba al sur era la familia incluyo a todos mis vecinos, todo lo que ataba a mis padres al Sur eran sus seres queridos, la casa y los olivos las estacas de las tres fuentes, y las palancas de las ventanas, en esos dos lugares fui muy feliz, hay pasaba los veranos, éramos soñadores desterrados cuando cada año volvíamos a aquellos lugares que marcaron nuestras vidas.

 Cuando emigramos y dejamos nuestra tierra por el  hambre que nos acechaba no el hambre de comer si no el “hambre” de futuro y por eso marchamos de aquellas tierras tan hermosas y fecundas no tenían futuro, mi padre pensó que cuando la vida nos diera un respiro, cuando dejáramos de ser carne yugo  iríamos juntos a labrar aquel paraíso de terrones de tierra blanca, aquella pandera de las ventanas, aquel remanso de las tres fuentes, mis padres pensaba que un día volverían a la tierra que les vio nacer pero eso no paso primero porque la fábrica de “chapas “de madera donde trabajaba mi padre, nunca paraba y la caldera donde el dejo parte de su vida le tenía preso de sus días y de sus noches y los años pasaban, y nunca se encontraba el momento de volver y los olivos del pueblo cada vez tenían más hierva y menos fruto.

Cada vez quedaban menos momentos para labrar la tierra y bajamos a verla cuando se nos iba algún ser querido, cuando íbamos de entierro a despedirnos de alguien de la familia, que esa era la razón más fuerte para volver, íbamos siempre a Baeza a despedidas y lo que se “va  ya no vuelve”,  se iban los hermanos de mí padre y se iban nuestros olivos llorábamos en silencio viendo la “estaquilla “que plantamos un día  y que ya la hierba la ocultaba, vimos que los acebuches del ladero estaban salvajes, poco a poco comprendimos que aquellos olivos necesitaban un dueño que tuviera su mundo en el pueblo, hace treinta años mi padre vendieron la tierra el cordón umbilical  que les unía a sus recuerdos, fue el dinero más amargo, recuerdo que cuando mi madre salió de la notaria con los cuados duros que le dieron por la tierra me dijo –Joselito vamos a comprarte unos pantalones, mí madre siempre que tenía algo de dinero me compraba ropa, “vivimos tan desnudos en la infancia” que hasta el final de sus días mi madre quería cómprame ropa.

Ese día  fuimos a comprar un pantalón azul con cuatro bolsillos delantero, eran los primeros modelos que llegaban al mercado, decía el  joven vendedor  unos pantalones  de trabajo con bolsillos “parcheados” mi madre los miraba tanteaba la tela mientras preguntaba por el dueño que no era otro que el padre del vendedor fallecido recientemente, mi madre le contaba al chico todas las bondades  de su padre, lo bien que se portaba  con nuestra familia “fiando” genero para pagárselo a plazos como todo lo que mi madre compraba, hoy no sería así hoy llevaba dinero aunque fueran  “billetes dolorosos” de la venta de unas tierras que tanto significaban para toda la familia. Mí madre miraba el diseño del pantalón  mientras yo me lo probaba y decía su frase favorita si te están grandes mejor yo le meteré en la cintura que tienes que “engordar” Joselito que estas muy canijo, (para mi madre siempre estuve muy flaco y siempre repetía la misma frase Joselito tu has visto algún muerto gordo) salimos de la tienda y nos fuimos a comer casa de Checa en la carretera de IBROS era su  bar favorito nadie cocina como los CHECAS, y eso que ella era muy buena cocinera, recuerdo aquella comida en familia con postre y café estará siempre en mi memoria “mi padre decía esta comida es a salud de todo lo que trabajamos en cuidar aquellos olivos centenarios” y lo que era una despedida se convirtió en un brindis por la vida.

Hoy se murieron mis viejos pantalones antes de hacer la tela trapos recorte los viejos zurcidos azules hechos por las manos artríticas de mi madre, artesanas puntadas de hilo que ahora repaso con mis manos, remiendos que mi madre hacía en la tela una y otra vez.

Hoy mi hijo de reía al ver como yo guardaba en una cajita de madera el  remiendo de mi madre y me decía  riéndose se te está haciendo pequeña la  cajita de la memoria, y sí la caja de los recuerdos, de la vida siempre es “pequeña” sobre todo cuando el tiempo los “implacables” años pasan dejándonos huérfanos de seres queridos pero preñados de recuerdos hoy todo lo que tocaron tús manos tienen vida en mi corazón madre.

 

VALENCIA 25 de noviembre 2020.

jueves, 29 de octubre de 2020

 MIGUEL HERNANDEZ 110 AÑOS DE PRESENCIA.


(HIJO DE LA LUZ Y DE LA SOMBRA)


Las voces de tu recuerdo nos atrapan y sigo teniendo una querencia por acento, dicen que

creciste con el SIGLO DE ORO en tu morral, dicen que tu amor era como un rayo que no cesa

un amor platónico (MARIA CEGARRA) otro amor torrencial (MARUJA MAYO) y el gran amor de

tus huesos (JOSEFINA MANRRESA).

Yo que este año camine contigo con tus mujeres en mi retina, con tu vecina y tu

adolescencia cuando llego la hora del amor Carmen Samper (La Calabasica) la costurera de tu

calle tan bella como ingrata, que te hizo sufrir los primeros desvelos por amor.

Y de amor de otro amor el de madre para caminar, por la infancia para andar por la calle de”

arriba” y perderse entre lebrillos el pozo y la higuera.

“Voy a coger la punta de la hebra

del camino”


Caminando por la senda de la madre del poeta Concesión Gilabert Giner natural de

Radovan segunda mujer del padre de Miguel Hernández coincidencias de la vida fue el mismo

caso de la madre de Lorca, Vicenta Lorca Romero, maestra de Fuente Vaqueros la madre de

MIGUEL apenas si tubo estudios, Concheta apenas sabia escribir sacada de un entorno rural

una aldea pequeña cercana a Orihuela (Redovan) ella con ese marido bastante “autoritario”.

Ella siempre tuvo complejo de inferioridad ella fue la mujer más importante en la vida

de Miguel Hernández, su padre el de Concheta como el de Miguel era tratante de ganado, ella

era “morena, color atenazado como los gitanos” Miguel las llamaba las “gitanas oscuras “de

poca salud, Concheta lucho consigo mismo “depresiones postparto” que en aquellos tiempos

se trataba como una debilidad, tuvo cuatros hijos y numerosos abortos.

Madre que fue una luchadora, protectora, muy reflejada en la poesía de Miguel

Hernández, en la prosa y sobre todo en las cartas, sugiero releer el poema- SONREIRME.

Ella fue una mediadora familiar, el paraguas de todas las tormentas de la casa de

Miguel, que vivió los golpes del padre, cuando ella se ponía entre el padre del poeta y el poeta,

el sin sentido de un mundo rural donde la disciplina la autoridad se imponía por la ley de los “

golpes y las palizas, también con la violencia verbal a gritos” y en medio de esos gritos siempre

se encontraba tratando de mediar con su ternura entre la furia de un “tratante” y la

adolescencia de un poeta.


La madre de Miguel Hernández le mandaba dinero a escondidas de su padre cuando el

poeta estaba sin recursos en Madrid, cuando estaba en la cárcel le mandaba lo que podía, ella

tampoco tenía recursos cuando finalizo la guerra, y lloro, lloró por su hijo.

“La colera me nubla todas las cosas dentro del corazón, sintiendo el martillazo del

hambre en el ombligo viendo a mi hermana, helarse mientras lava la ropa viendo a mí madre

en ayuno forzoso”

La madre de Miguel le llamaba al poeta “el Cabezoncito por su cabeza grande y por ser

cabezón, en sus ideas y en sus maneras de ser.


Y caminando con la hebra en la mano dejo a Concheta y cojo las manos de las

hermanas del poeta ELVIRA Y CONCEPCION las dos únicas hijas que vivieron pues (Conchita,

Josefina y Montserrat) murieron. Elvira Hernández Gilabert (1908) era la hermana mayor, la

que acompaño al poeta hasta la tumba en aquel sábado vísperas se Semana Santa 28 de marzo

de 1942.


Fue su “gitana oscura” siempre su ángel de la guarda la mujer del panadero fue

la más cercana al poeta, Miguel la quería mucho, ella hizo de intermediaria con el padre del

poeta, ella fue la primera lectora del poeta, la que recibía las cartas de Miguel Hernández

antes de que él entrara en la cárcel, después fue Josefina Manresa quien recibiría la

correspondencia.

La Elvira fuerte que con 14 añitos llevo la rienda de la casa, aquella niña que tuvo que

madurar muy pronto a la fuerza, la que abrió las puertas de su casa de Madrid, donde el poeta

escribió gran parte del poemario “Rayo que no Cesa” la que hablaba con el médico de la cárcel

de Alicante sobre la salud del poeta, su ángel de la guarda la “gitana oscura” que nunca lo

abandono.

Uno de los fragmentos de una carta a Elvira de Miguel Hernández

“Querida Elvira, ya estoy en Alicante, supongo que vais Josefina y tú a verme” Elvira si

llego, ella siempre estuvo, hermana compañera de fatigas.

Miguel Hernández un poeta entre mujeres se nos quedan muchos nombres en el

tintero (Encarnación hermana menor. Josefina hermanita muerta, Carmen y Gertrudis

hermanas de Josefina Manresa etc.) seguiremos recorriendo la senda de Miguel Hernández

este año en los 110 años de su nacimiento lo hicimos de la mano de algunas mujeres que

fueron muy cómplices del poeta.


José Montoro octubre 2020.

 MIGUEL HERNANDEZ 110 AÑOS DE PRESENCIA.


(HIJO DE LA LUZ Y DE LA SOMBRA)


Las voces de tu recuerdo nos atrapan y sigo teniendo una querencia por acento, dicen que

creciste con el SIGLO DE ORO en tu morral, dicen que tu amor era como un rayo que no cesa

un amor platónico (MARIA CEGARRA) otro amor torrencial (MARUJA MAYO) y el gran amor de

tus huesos (JOSEFINA MANRRESA).

Yo que este año camine contigo con tus mujeres en mi retina, con tu vecina y tu

adolescencia cuando llego la hora del amor Carmen Samper (La Calabasica) la costurera de tu

calle tan bella como ingrata, que te hizo sufrir los primeros desvelos por amor.

Y de amor de otro amor el de madre para caminar, por la infancia para andar por la calle de”

arriba” y perderse entre lebrillos el pozo y la higuera.

“Voy a coger la punta de la hebra

del camino”


Caminando por la senda de la madre del poeta Concesión Gilabert Giner natural de

Radovan segunda mujer del padre de Miguel Hernández coincidencias de la vida fue el mismo

caso de la madre de Lorca, Vicenta Lorca Romero, maestra de Fuente Vaqueros la madre de

MIGUEL apenas si tubo estudios, Concheta apenas sabia escribir sacada de un entorno rural

una aldea pequeña cercana a Orihuela (Redovan) ella con ese marido bastante “autoritario”.

Ella siempre tuvo complejo de inferioridad

jueves, 22 de octubre de 2020

 

BASE TRANQUILIDAD

 

 

Agosto fue bastante especial apenas si  vi a mi madre y mi abuela se pasaban los días casa la costurera Rosa que así se llamaba aquella magnífica mujer que yo llamaba la chacha Rosa, mi hermano y yo pasamos casi todo el mes en el melonar  de la huerta de Rascaviejas mi padre como  los últimos años nos hizo una choza apache con paja de rastrojos varas de varear viejas, y hojas de higuera por si llovía algún día que resbalara el agua de la choza, en la duras horas de sol a la alberca y por las noches mirando la luna y las estrellas mientras mi padre roncaba en el camastro hecho de  un” cortinon” viejo.

 Aquel lugar era lo más cercano al paraíso desde nuestra choza veíamos toda sierra de Mágina, si las noches son estrelladas nosotros contábamos estrellas o buscábamos la Osa Mayor, en las noches de luna llena caminamos por ella saltando  como  ese mismo año lo hizo NEIL ARMSTRON  aquel mes de julio el día 20 de 1969, se lo oímos contar al señorito mientras fornicaba con su última amante y le enseñaba su pene erecto, borracho como siempre,

 

_ ¿gritaba mira Marisol mira el APOLO 11 te lo voy a meter todo en el “chochete” ábrete de piernas que vamos a la Luna?

 

Esas palabras que aquella tarde oímos  en la cámara esas y otras que escuchamos  como” Base tranquilidad’ que contaba Marisol la amante del señorito esas palabras que al inicio de agosto nos contaba Diego el panadero que siempre que nos encontraban, nos contaba sus viajes, de cuando él estuvo en división Azul en Rusia él nos contó el Alunizaje perfecto del  apolo 11 en aquel barbecho lunar en un llano , junto a un mar lunar,  eso nos decía nuestro vecino el panadero que también nos habló con detalles  de aquel alunizaje, como tantas cosas que nos contaba y que nuestro abuelo nos decía que eran mentira,

 

-Eso son mentiras nos decía nuestro abuelo que odiaba a Diego, pues mi abuelo era comunista y el panadero requeté.

 

 

Nosotros crecimos con las historias de mis abuelos y la de mis vecinos con la vida de Rafael y su galgo el Guerra, mí calle era un mundo mágico……

 

 

 

 

Valencia 22 de octubre 2020.

 

 

j.montoro.

 

miércoles, 23 de septiembre de 2020

 

 

DIARIO DE UN PASEANTE

 

                PUNTO DE ENCUENTRO FAMILIAR

 

 

                Cada mañana en  mí paseo matinal paso por la acera de ese “punto familiar” supongo que estos lugares existen en todas las ciudades de España, de Europa, iba a decir que tal vez en todos los lugares del planeta, pero  sería demasiado atrevido por mí parte, no se en que lugar de las ciudades  del planeta se reencuentran los padres y madres separadas, con sus hij@s desconozco cual es la situación del planeta en el trato de los niños de parejas separadas, pero me imagino que no será fácil ni para los niños ni para los padres es algo que parece que no nos importa, está sociedad del “bienestar” tiene muchas deudas con sus ciudadanos, hoy es muy común ver aparejas que se separan y que tienen niños pequeños y no tan niños , cuando conoces algún caso, para consolar a padres y madres le decimos que no sufran los niños, yo mismo lo he comentado a alguna pareja ¿qué los niños no sufran? Y es algo en lo que pensamos los que tenemos hijos que tras el divorcio no sufran los más pequeños.

 Este año estuve en Lisboa y paseando por la ciudad me encontré un lugar parecido al que tenemos aquí en Valencia, no recuerdo como le llaman ellos, los portugueses, pero no se llamaba punto de encuentro familiar, no recuerdo como  llamaban aquel lugar del “infierno” pero vi niños en un patio de un chalet esperando a que llegaran su madre o su padre, la miradas de aquellos muchachos se me quedaron clavadas en mi memoria, hay miradas que las llevamos para siempre en nuestras vidas, que se quedan en lo más profundo de nosotros y que muchas noches nos quitan el sueño, aquel día pensé que en aquel patio existía un guion de cine muy doloroso.

 

Durante este año que pase a la nomina de caminante de ciudad, que es la “fabrica que más empleos tiene este país en este momento” desempleado sin posibilidad de reciclarse con 45 años de cotización y en las listas del desempleo porque según las lás leyes de este país no me puedo jubilar todavía en fin somos much@s en este país en el mismo dilema, paseantes  jubilados desempleados con “ ayuda económica y sin ella” todos los días tomamos las calles y los jardines de esta ciudad y en esos paseos yo paso a menudo por ese punto de encuentro familiar, del que os voy hablar.

 Algunos días para no agregarle más dolor a mi cuerpo camino por otros sitios de la ciudad y sobre todo los fines de semana, donde suele tener bastante tránsito en ese punto familiar, a mí me cuesta sostener la mirada a padres y madres a niños y niñas, siento mucho dolor, yo no he vivido nunca esa situación y no me acostumbro por mas que sea una rutina más de esta ciudad, la puerta del jardín que da acceso a el lugar al fondo una puertecita donde se canjean los niños como se cambian cromos y a cien metros discretamente, una patrulla de la policía por si el intercambio se complica.

  En el aparcamiento madres  y padres que bajan de las sillitas del coche a sus niños con las mochilas, supongo que con los juguetes y el bocadillo, no sé si en las separaciones se reprochan las parejas quien es el que cocina  mejor o quien cuida de mejor manera la alimentación de  sus hijos, no se si existen los reproches de tu “mal crías” a tus hijos, no lo sé es cierto que nunca e visto incidentes en las cercanías del punto familiar, pero si mucho silencio y algunas lágrimas algún desconsolado niño llorando amargamente, deben de ser los “daños colaterales” de desamores de separaciones y divorcios que acaban en juicios.

 No sé si estos puntos de encuentro son los lugares que dicta un juez,no se nada de separaciones, nunca pregunte a los conocidos que se divorciaron como hacían el intercambio de niños, no se como funcionan las leyes en este país en esos asuntos, no lo sé, no se nada de lo que hay detrás de aquella puertecita del fondo donde un padre deja a su niña ahora en las manos de una funcionaria, hasta que más tarde, la recoja su madre o su abuela no se siquiera quien tiene que recoger cuanto tiempo pasa el niñ@  en aquel punto de encuentro, no se si hago bien en mirar para otro lado cuando me cruzo con alguna de esas escenas familiares.

 

No se muchas cosa como decía el poeta León Felipe, solo se lo que veo lo que siento los silencios que se quedan atrapados en mi memoria las lágrimas en la acera bajo un cartel  oficial, el coche de la policía el uniforme de la funcionaria que toma de la mano al pequeño, el cariño de la funcionaria que le quita hierro al momento, es una historia tan decadente y tan rutinaria que yo no puedo entender, a veces pienso que solo los árboles del jardín del punto familiar me pueden explicar el dolor que se siente en esos lugares tan judicialmente civilizado y tan deshumanizados.

No se si dejar de pasar por ese lugar o al contrario visibilizarlo a diario para ver lo torpes que somos los seres humanos, lo necios que son nuestros comportamientos, que llegamos a cambiar nuestro gran tesoro nuestros hij@s, como cromos de futbol.

 

 

Valencia 23 septiembre 2020.

 

 

               

martes, 22 de septiembre de 2020

 

Diario de un poeta en blanco.

 

 

                Lectores

 

No sé si alguna vez os paso seguro que sí, no sé si alguna vez compraste un libro por lo que contaba el autor y te sentiste decepcionado.

Un lector decepcionado es una de las más terribles experiencias que le puede pasar a un escritor, es algo que el autor no controla, las novelas los poemarios suelen pasar por las manos de otros escritores otros poetas que leen la obra antes de publicarse, pero cada vez esos escritores son menos rigurosos con sus amigos autores, quizás por miedo los egos, muchas razones, que han hecho que el mercado literario sea eso un mercado.

Hace tiempo las editoriales tenían lectores profesionales que aconsejaban sobre las novelas, yo mismo durante un tiempo leí algunos poemarios de algunos poetas amigos que le gustaba mi criterio, y ya sufrí en mis carnes mi propia sinceridad, el autor es muy complicado y le cuesta mucho dejarse aconsejar, y también es muy desconfiado y teme que algún otro autor le plagie la idea, por eso el trabajo de los correctores era casi un trabajo secreto (por cierto que las editoriales también quitaron de su presupuesto los correctores y de ahí que las “ morcillas literarias” hayan aumentado.

Pero es cierto que los escritores tienen una ventaja,  la inmensa mayoría de los lectores son muy benévolos  con los autores, a mí me pasa a menudo me siento culpable por no haber entendido el autor yo valoro mucho la profesión de escritor porque se lo complicado que es desde escribir un relato un poema y no digamos una novela, yo siempre he tenido mucho respecto por los autores desde mi infancia me fascinaron las historia que surgían de los libros si claro lo he dicho muchas veces los libros nos agrandan la vida y algunos como yo necesitamos nuestra medicina, somos enfermos  crónicos de la palabra escrita.

                Yo fui muy poco a la escuela casi nada a los 14 años ya trabajaba y los años que me tuvieron en el internado aprendí muy poco como bien nos contaba Pedro Almodovar en su película “Dolor y Gloria” en los internados de la época los niños de familias pobres éramos números, que el franquismo agonizante de la época le regalaba a la iglesia para mejorar las tasas de analfabetismo de una dictadura que no moría nunca.

Yo estudie poco pero siempre tuve pasión por los clásicos y los poetas y novelistas de la época de adolescente eran de una calidad impresionante, los libros no estaban al alcance de mi bolsillo y cuando se compraba una novela, un poemario, no podías arriesgarte a que lo que compraras fuera una “ morcilla” en vez de una obra literaria, es cierto que el franquismo tuvo sus escritores “chorizeros” pero la mayoría de lo que se publicaba desde la novela latino americana hasta toda la literatura Española eran de una calidad envidiable, los escritores eran traducidos en todo el mundo por su calidad literaria no por razones de márquetin de empresa como ocurre ahora, el reconocimiento en todo el mundo a casi tod@s los escritores del exilio por su calidad literaria y su compromiso humano, la mayoría ejercieron la docencia en las mejores universidades del planeta.

En aquellos años el boca a boca de los lectores era casi clandestino y los pocos lectores   eran fantásticos y muy críticos, con los autores, las novelas pasaban de mano en mano se compraban a plazos en el círculo de lectores, éramos lectores casi enfermizos leíamos por militancia, y era fantástico el resultado.

Acabo de leer una novela que me a decepcionado y no sé cómo decirle al autor que no me gusto su último trabajo, y ando pensando si al  decirle la verdad de lo que pienso al escritor me creare un enemigo, supongo que si corren malos tiempos para los libros y supongo que una mínima duda sobre un trabajo literario, es razón para que el autor ya no te hable más en la vida, ya me paso hace tiempo y no quiero que me vuelva a suceder, y supongo que no seré el único caso, así que me gustaría que los autores actuales fueran un poco más críticos con ellos mismos, solo por que el lector no tienen quien le defienda y ante un mal trabajo literario la que sufre es la cultura.

El escritor no tiene la responsabilidad de un cirujano pero trabajar con las palabra con la imaginación acarrea también la responsabilidad de hacer un trabajo digno el lector se lo merece, y a pesar que el márquetin salva muchas novelas, premios poéticos que salvan poemarios, eso es como poner “alfombras rojas en una escombrera” y es tiempo de vivir en la verdad por que la cultura ya no puede sufrir más mentiras, y hay que revisar y podar, el autor tiene que ser critico consigo mismo, por que nadie se atreve a decirte que tu novela no me ha gustado, a mi no me ha gustado la ultima novela que leí y me tengo que morder la lengua para no perder un amig@ seamos respetuosos con los pocos lectores que tiene este país ell@s se lo merecen.

 

                Valencia 22 de septiembre  2020.

 

 

martes, 8 de septiembre de 2020

 

La montaña se mueve.        

 

                                               LA BATALLA Del  TELENO

 

                Nada me hacía más ilusión que subir a una cumbre este año en la senda de Panero teníamos una actividad poética fantástica subir al Teleno y recitar los versos del poeta aparte de colocar un poema de Panero que tallamos en una piedra, en la cumbre.

Cuando me presentaron el proyecto me pareció fantástico, para mí como poeta siempre me fascino la montaña toda la sierra de Mágina me parece fantástica pero sobre todo me fascina el pico más alto en este caso Aznaitin, durante siglos los poetas han cantado sus versos hacia la tierra que les vio nacer, hacia las cumbres que marcaban las estaciones las nieves perpetuas de algunas cimas mantenían el misterio de la naturaleza, y he de decir que mi poeta favorito y mi maestro siempre fue y será Antonio Machado, el canto como nadie los campos de castilla, y mi tierra Andalucía, este año  en las faldas de Aznaitin y buscando sendas para el próximo año subir a la cumbre de esta montaña tan cantada por Antonio Machado el monte Aznaitin, y con toda la ilusión que tenía y tengo de subir a esa cumbre antes que las “goteras” de mi cuerpo que ya son numerosas, antes de que ellas me lo impida quiero subir al pico más alto de Magina no sé si será el más alto pero si el más emblemático, al menos para mí. Pensé que este año tendría una buena prueba subir al Teleno, que mis compañeros programaron en la senda Panero de este año, me decía un buen poeta Aragones que no hay montaña huérfana de versos, no hay cima sin poetas.

 

 

Y este año en la programación de la senda estaba subir a la cima del Teleno, a la cima de un monte tan amado por los Leoneses y por mi como es el Teleno, y hay nos encaramamos en una mañana de agosto unos 20 senderistas a la cumbre de una montaña desconocida para mí yo tengo poca experiencia lo reconozco en esto de subir montañas en el grupo éramos unos pocos que como yo creemos que la ilusión lo puede todo y yo cargado de ilusión y con poca agua y escaso de comida, nos encaramamos hacia la montaña los que ya habían subido nos dijeron que por la parte Sur (por el Sur todo es más fácil) de la montaña era un paseo de dos horas de caminata, los montañeros fuertes decidieron subir a la cumbre por la parte más complicada, y ellos hicieron cima con algunas dificultades que  confesaron más tarde el resto en manos de un guía veterano y experto, y digo lo de veterano por los años Manuel roza los 70 años y a esa edad la cima se hace cada vez más lejana, él hombre confundido acosado por tod@s, por esas ganas, esos deseos  de subir a la cima, esa ilusión que a veces nos gasta malas pasadas pues la montaña no entiende de ilusiones ella inmóvil nos miraba desde lo alto a una pandilla de aprendices de poetas, y de senderista y se reía yo sentí sus “carcajadas vehementes en mis tímpanos” nosotros perdidos en una jauría de voces, con el sol quemando en nuestras entrañas, desorientados en un territorio desconocido, buscando la senda que nos llevara al cielo y ese camino no aparecía, todos mirando el Airfont como si el móvil nos fuera a llevar a la cima y además, en la España vaciada no hay cobertura, bien los saben los paisanos de la zona que lo sufren todo el año.

Después de muchas preguntas y cansados de girar siempre en el mismo sentido decidimos poner fin a nuestra aventura de subir al Teleno fue la mejor decisión que tomamos ese día desandar el camino equivocado y volver al lugar donde empezamos dejar todas nuestras ilusiones y nuestros sueños de subir al Teleno, la montaña nos suspendió nos dijo no y fue muy vehemente porque con la montaña no se juega y nosotros pensamos que todo era muy fácil, a menudo nos acostumbramos a creer que todo lo que se quiere se tiene nos han vendido una vida fácil y nosotros hemos caído en esa mentira no todo no es tan fácil, y eso lo sabe la montaña de siglos, con la naturaleza no se juega es una equivocación querer ir a Itaca si no estamos preparados, suspendimos y el año que viene si mis “goteras de salud me dejan” volveremos y no traeremos en nuestra mochila solo unos versos, con un puñado de poemas no basta, tenemos un año para prepararlo y si suspendemos el año que viene no pasara nada lo importante es vivir, y tratar con respecto y dignidad a la montaña, nos creernos ,los dueños del paraíso, no vale tan solo la fantasía hay que añadir el esfuerzo y eso es una tarea diaria.

Hoy que escribo esta desventura me cuenta una amiga que este verano estuvo a punto de morir en una cala de la Sierra de Irta se adentró en el mar y el mar la tiraba una y otra vez contra las piedras quedo mal trecha llena de heridas y salvo la vida gracias a un ángel de la guarda Francés un (bombero) que observo la tragedia que se ceñía cerca de él. El  jugándose la vida saco a la muchacha de las garras del mar también el exceso de confianza le jugó una mala pasada a mi amiga.

 

Posdata con la naturaleza no se juega, se disfruta con respecto y dignidad y repito nada es fácil para los próximos atrevid@s.

 

 

PEÑSCOLA 8 DE SEPTIEMBRE 2020       

Jose Montoro.

 

viernes, 21 de agosto de 2020

 

Diario del hijo del mulero

 

 

 

                El horno de los recuerdos

 

Cuando los días se acaban en el Sur, y el calendario dice que tengo que regresar a la casa que me dio cobijo cuando yo era un emigrante al lugar de los atardeceres rojos, donde las palmeras cantan y el mar es mucho más que una palabra, es un estado de vida, y la verdad es que yo siempre estuve junto al mar aquí en el Sur  en un mar de olivos y en Valencia en Malvarrosa un mar de agua.

                Hoy recordé que hace ya muchos años, cuando yo estaba al final de mi infancia  tenía casi 15 años y el rio infantil de mis venas  bajaba trepidante hacia la adolescencia, entonces la angustia de mis padres de no poder darnos un futuro a mí hermano y a mí, ellos cansados de la crueldad de su trabajo y el hambre, mi madre si ganas ya de remendar las alpargatas de padre, una madrugada de agosto cargaron en un camión de ganado las escasas pertenencias y casi como  si fuéramos en una patera navegamos por la Loma con todos los miedos por un mar de olivos con dirección al Norte.

               

                Hoy  cuarenta y tantos años después regrese como veraneante a la tierra donde mi infancia se forjo, y casi me da vergüenza recorre mi tierra con un auto con aire acondicionado, la tierra que tanto ande de la mano de mi padre los caminos blancos polvorientos que en verano recorríamos  bajo un sombrero de paja, dejando atrás las cuestas empedradas para adentrarnos en los barbechos, o en los trigales abandonados.

                Ahora se apodera de mí no un recuerdo, sino algo muy poderoso una mezcla de sensación de culpa y  reencuentro con mi tierra veo los jaramagos secos ahogando la puerta de un cortijo abandonado y la tristeza me abraza las tejas morunas amontonadas con las vigas de madera carcomidas por el olvido,  me quedo mudo que puedo decir yo, qué un día con mucho miedo abandone esta tierra, sin saber si volvería a ver lo que mis ojos vieron durante años, no sé cuántas veces más podre hacer este camino pues el paso de los años ya hacen mella en mi cuerpo. Los olivares bajan hasta la orilla del rio Cuadros y yo mojo mis pies en sus aguas veo a lo lejos las cuevas de Bedmar  siento en mí las historias de bandoleros que se contaban en los libros, veo la nostalgia en las manchas de aceite del mantel que se funde con la piedra y no sé si mis recuerdos son falsos ha pasado tanto tiempo por mi  memoria que tal vez esto que cuento sea ficción, pero es cierto que el agua del rio es fría, y alivia mis calores, tan fría como en aquellos años donde después de bañarnos desnudos en el rio llenamos los cantaros y las damajuanas forradas de esparto para caminar de nuevo con dirección al cortijo como unos guerreros en busca de su castillo, llegar a los corrales donde dejar a los mulos sudorosos, despojarlos de las albardas de piel llenas de remiendos, ennegrecida por los años y el trabajo, los serones que llevan nuestras escasas pertenencias.

                Hoy sentado como un forastero con unos pantalones cortos, que mi padre jamás uso mientras vivía en el Sur, sentado en una mesa de un restaurante comiendo como manjar los guiñapos que cocinaba mi madre me siento un poco traidor a mi memoria, y retorno a la presencia de mi madre que hace dos años que ya no está y sin embargo no se ira jamás mientras yo la siga recordando, ella me salva, los recuerdos de mi madre son siempre mi recurso ella, y no sé si será porque me quiso tanto siempre me dijo no sientas remordimiento de dormir en un colchón, demasiado tiempo dormiste en la paja polvorienta, demasiada hambre para tanta inocencia.

 

                Ahora a los pies de Aznaitin  a la sombra de una parra sin fruto saboreo la tarta de la abuela mientras mis vecinos de mesa comen unas buenas migas camperas en el corazón de Mágina con mí “absurdos” pantalones cortos de turista de forastero de mi desmemoria, de mis recuerdos, ahora inmortalizo mi vuelta con miles de fotos que no sé si guardare por que las fotos ahora se hacen con un celular con mucha memoria y demasiado “olvido”. Cuanto ha cambiado todo y sin embargo las voces de los niños que se bañan, en el rio permanecen, gritan y se ríen y desnudos salpican el agua helada, como yo lo hice hace más de cuarenta años ahora mientras escribo estas líneas contemplo el polvo de mis sandalias, y recuerdo las alpargatas de esparto de mi padre, y me atrapa de nuevo esa culpa injusta que se nos gravo en el alma a tod@s los que huimos hace años del hambre.

 

                Rio de Cuadros  sierra de Mágina 20 de agosto del 2020.

               

               

               

               

 

domingo, 16 de agosto de 2020

 

Diario de un poeta  desubicado.

 

 

 

                Gracias.

 

 

                Hace pocas fechas que os hablaba de las pesadillas y sueños  de la infancia, de la mía y de otros, pero en concreto de las mías, los últimos años y en especial este 2020 que los insomnios y las pesadillas se acrecentaron supongo que por los meses que anduvimos en confinamiento, aunque yo esos sueños los arrastro de hace unos años en concreto desde la primera vez que mi madre estuvo ingresada en un hospital, esos días que nos pasamos cuidando a nuestros seres queridos nos pasan factura a tod@s de por vida.

                A menudo nos pasamos buscando la felicidad de una manera casi “esquizofrénica” endiosamos el ser feliz de una manera estúpida y eso nos frustra, a mí me pasa.

 Cuando la ansiedad me atrapa quiero huir, volar a cualquier lugar donde me liberé de la angustia y a pesar que sé que solo me liberaré de ese ahogo cuando haga mi viaje interior, cuando camine por las alamedas desnudo sin miedo, cuando la “hiena” que habita en mí pecho deje de rasgarme el corazón, y sea un gatito recién nacido el que acaricia mi alma, cuando deje de echar sal en mis heridas, y entienda que la vida tiene momentos y que como dice la canción hay mañanas tristes que traen tardes alegres, cuando no tenga miedo a la noche y al contar las horas insomnes que pasan por mi vida, y en ello estoy buscando la puerta de mi interior que da a mi celda de sosiego y paz, silencio, solo silencio no quiero nada más un camino que me lleve al territorio de Ítaca, pero ese  lugar no lo encuentro.

Estos días he estado en la patria del silencio, un lugar del Sur llamado Rute, donde Rafael  Alberti se refugió tal vez buscando silencio, bueno la verdad que fue para terminar su poemario “Marinero en Tierra” y en Rute además le llegó la noticia de que ese año era premio nacional de literatura, en ese silencio Ruteño me imagino a Rafael celebrando con anís  “Machaquito”  que se fabrica cerca de la casa de su hermana de ALBERTI donde él se instalaba cuando iba a RUTE, aún quedan los ecos de aquella cerebración y no es para menos el pintor poeta llegaba a la literatura por la puerta grande con un premio nacional.

No se cómo celebraran ahora los poetas el premio nacional de poesía supongo que llamando a su editor, para que ponga la maquinaria en marcha  de sacarle rendimiento al premio (que mal pensado soy verdad).

Decía Alberti en la arboleda perdida “Casi de noche llegué a Rute , cargada el alma de olivares “llego en invierno, en un invierno lluvioso y silencioso, un lugar sobrecogedor donde el silencio llora de frio, este pueblo me cuenta un lugareño, hoy  que hace un calor infernal, me dice que en el invierno se trasforma, este pueblo blanco es sobrecogedor, de pesadilla me cuentan.

Los aprendices de poetas  como yo somos un poco “mitómanos” y nos gusta recorrer los rincones de nuestros poetas admirados, buscar el paisaje el detalle donde el poeta escribió los versos, nos emociona caminar por las calles donde el poeta dejo su huella.

Y aquí estoy en este lugar único en el planeta, pues bajo las faldas de un monte esta la republica que maneja con dulzura un Anarco patafisico  irrecuperable(Pascual Rovira) el hace años que ha hecho posible esta utopía que es darle dignidad y rango de seres entrañables a estos animales más nobles burr@s que dan abrazos  y rebuznan cantando, cerdos como Dior que gruñen de alegría, y un millón de razones que ahora me confirman que de verdad si se puede, se puede, y se vive en poesía en Rute vine buscando la huella de Juan Ramón Jiménez, la de Alberti y me encontré con un paraíso poético que está en el equilibrio del ser humano los animales y la naturaleza, todos en armonía, por eso ahora en un silencio Ruteño quiero dejar unas palabras. Gracias por todo y por tanto.

 

 

Rute 12 de agosto 2020.

 

lunes, 3 de agosto de 2020

DIARIO DE UN POETA PRECARIO

 

                ESTRECHANDO MEMORIA

 

 

Este lunes de agosto a punto de arder el mar como ardió París un día caluroso casi infernal,tumbado en un camastro como lo hacía mi madre sintiendo el frío de las losas de piedra  del portal de mi casa, en la zona que dedicábamos al garaje ( cuando el culto al coche era la única religión que teníamos los “ parias” que salimos del franquismo, para entrar en la catedral corrupta de la Democracia) en aquel suelo que ocupaba mi seat 127 hice un estudio cuando mi familia aumentaba y los niñ@s ya estaban hartos de dormir en el sofá o en las literas que siempre me acompañaron en mi vida, las literas del internado (seis año) las de la mili  y las de mi casa mi vida está presente en las alturas donde nunca concilie el sueño, solo las pesadillas me decían en cada momento quien era yo.

                Yo el hijo del mulero y a la vez también el nieto de una familia de la (cascara amarga) que de esa manera los bautizo el franquismo y sus hienas fieles, a los roj@s que sobrevivieron al genocidio Franquistas.

Esta pequeña estancia que ahora me acoge en este camastro de siglos que nos devuelve la vida a los pobres aquí descaso fresquito con mi espalda en el suelo y un viejo ventilador de tres aspas, este paisaje estrecha mi memoria, esta casa modesta que hace 40 años la hice con mis manos pues yo solo tenía eso mis manos, este lugar cerca del mar que se me cae a trozos y que  el Gloria me inundo este invierno, esta estancia fabricada con porlant  pobre y muchas ilusiones me llevan a los sueños de ayer, a mi llanto y mis risas que flotan en el mar, esta estancia siempre está en el punto cero del naufragio, se hunde en invierno pero en verano nunca me falta el olor a Jazmín del Sur, ni la brisa marina que me hizo ser marinero en tierra, sueños que yo solo comprendo y que habitan en la orilla de la memoria secretos de la vida que nunca se terminan, hoy se marchita un amor y nos deja mudos pero mañana crecerán nuevas flores seguro.

Siempre hay naufragios y tempestades pero luego nace la aurora y los San Pedros verdes me abrazan, y vuelven los sueños que nadie entiende y que solo yo construyó como hice hace muchos años esta pequeña estancia que ahora me acoge.

Anoche como hace ya unas noches un tierno corazón que duerme en la casa de al lado me despertó, es un niño fantástico que sueña en voz alta su madre hace unos días me dijo preocupada que su niño gritaba en sueños que a veces reía pero que a menudo gritaba y otras las mayoría de veces lloraba desconsolado, la madre preocupada por mí y por el niño, por mí por si me asustaba, y por el niño que ella no podía verlo llorar en sueños,-yo la tranquilice y le dije que no se asustara que esa pesadillas infantiles las tenemos muchas personas y en especial los niños quien no tuvo alguna vez una pesadilla, que te caías al vacío o que el mar te tragaba, quien no vio roto su corazón en la infancia o en la adolescencia por sueños o pesadillas, los sueños se pierden como ahora se pierde la brisa de la tarde en el mar.

Yo también de niño lloraba, y este atardecer en la orilla de la memoria recuerdo una pesadilla la más terrible que me acompaño durante años, fue en el internado en el Sur yo gritaba amargamente desde lo alto de la litera, y llamaba a mi madre amargamente.-¿ Si se rieron de mí?, mis compañeros se rieron de mis miedos de mis palabras ” mama no me dejes aquí llévame contigo a mí casa con mi hermano” eran pesadillas infantiles pesadillas del desarraigo y el dolor que siempre nos acompaña. Acabo de ver al niño que anoche gritaba en sueños, me ha mirado y le he dado un beso porque se lo que el sufre,  lo que sufre su madre, es lo mismo que sufrí yo, pesadillas  que tantos padecemos,  sueños que nos horrorizan y que nos acompañan de por vida, que nunca contamos por miedo a que se rían los compañeros, pero no hay más remedio que seguir porque seguir se vivir, pensar hablar llorar reír como dice la canción eso es vivir.

 

Peñiscola 3 de agosto 2020

 

 


domingo, 2 de agosto de 2020

Diario de un poeta en tarde de domingo.

 

 

                Domingos Melancólicos.             

                   

 

 

                Desde adolescente los domingos por la tarde nos lo llevaba bien, con los años esta enfermedad se hizo me cronifico hasta punto de ser el punto de inflexión, y formar parte de mi consulta mental es verdad que en los últimos años con quien más hable de los domingos por la tarde fue con mi psicóloga y claro esta que ella en los deberes mentales me pauto formas para superar esa ansiedad de años que sufro esas tardes dominicales, ella probó con la meditación que solo funcionaba en invierno en las tardes de lluvia pero en mi ciudad cada vez hay menos invierno , y por supuesto casi no llueve.

Tras el fracaso de la meditación me receto  largos paseos “circulares” por mi ciudad que a menudo me daban la sensación de ser un preso de mi ciudad caminando los 10.000 pasos que me señalaba mi “médium” y que me convirtió en un paseante sin causa, a veces me decía que me pusiera música clásica, otras que escuchara el carrusel deportivo me llegue a poner hasta una tesis doctoral de un amigo, todo fracaso soy un enfermo mental un poco complicado lo sé y podía estar contando horas las estrategias que he hecho para salvarme del miedo al domingo por la tarde, esta que utilizo ahora una de ellas escribir para sobrevivir a la angustia.

                Hoy domingo por la tarde me dejaron solo con mis “neuras” y me dijeron lo que hace años me dicen mis hijos ya estás de mala “leche” una expresión que aprendieron de mi madre seguro ella le decía a mí padre cuando él estaba enfadado (en bastantes ocasiones) no me pongas cara de asco, yo creo que yo herede de mi padre lo de estar enfadado en las tardes de ocio nací para trabajar como él.

YO ahora estoy con cara de oso sin saber porque,(bueno el por qué esta en el día de la semana domingo de agosto)en casa se marcharon a la playa con la “mascarilla” y 40 grados en la calle en la playa dicen se está fresquito y es ”mentira” es un tópico más de los muchísimos que tiene este país (en la playa se está fresquito mentira “podrida”)a las cinco de la tarde es un infierno y si es domingo por la tarde mucho más.

Mi hijos me dicen papa es muy raro y yo los entiendo por qué raro si soy, me gusta ir a todos los sitios cuando no hay nadie, a pasear por la ciudad cuando no hay nadie cosa que nunca consigo salvó alguna madrugada de insomnio, que me pongo las zapatillas para quitarme la ansiedad y “poner las calles “ al mar cuando no hay nadie algo que tampoco consigo por que en verano esta plena de veraneantes y en invierno de pescadores con caña (como admiro a los pescadores con su caña toda la noche contado olas son tipos raros como yo, pero tienen más paciencia)bastante más que yo que soy como me decía mi madre soy un culo inquieto, el mar en verano por las noches tiene mucho tráfico, gentes con sus maquinista de detectar metales, botellones con mascarilla y sin ella amantes que les encanta “follar” de madrugada  en la arena, y si hay luna llena hay overebooquing y ayer y hoy hay luna llena, pero todo eso lo llevo bien los peligrosos son los empleados del ayuntamiento que van con esas máquinas con esos gigantes de acero  alisando  la arena anoche casi me atropella una maquina yo estaba peleándome con el calor y el insomnio y casi me atropella una oruga metálica le pregunte al conductor si era normal ir con las luces apagadas y a las 2 de la madrugada, y me dijo que no, me pidió perdón incluso lo que me pareció raro era la primera vez que un funcionario me pedía perdón los funcionarios ya sabéis pocas veces piden perdón no sé si se lo prohibirá su convenio, este buen hombre me dijo que era un contratado un externo y que como todo contratado tenía pluriempleo, a las 2 de la madrugada pasa la máquina por la playa y a las 7 de la mañana coloca hamacas para un hotel eso si como manda la norma covid-19 que según el retrasa mucho el trabajo, en fin lo que os decía el mar es un peligro más de los que ya tengo yo.

Mi casa del mar, debía de ser terapéutica pero yo como buen hipocondríaco no consigo relajarme en ella tampoco es fácil lo único que si llevo bien es lo de la distancia social aquí estoy solo por ser raro, eso no lo llevo mal pero el domingo por la tarde hasta la distancia social se me atraganta, tanto que no me di cuenta que estoy solo haciendo la siesta y con el barbucho colocado en mi boca, en fin cuando no encuentro remedios me voy a los consejos de mi madre que cuando me veía muy ocioso y con cara de asco me decía o mejor me gritaba Joselito ¿vete al rió a tirar piedras? así que me voy a preparar y me voy al mar a tirarle piedras a la luna que esta noche hay luna llena y veré mejor donde lanzo la piedra este interminable domingo de verano.

 

PEÑISCOLA 2 DE AGOSTO 2020.

 


miércoles, 22 de julio de 2020


Diario de un poeta en obras



PLATO DE DUCHA           “Zapatero a tus zapatos”

                Cuando uno ve que la vida va enserio y que las “goteras” de nuestro cuerpo se empiezan a convertir en charcos, la ansiedad se nos instala en los huesos y nos entran unos escalofríos en el alma.
 Cuando los hij@s empiezan a organizar tu vida de anciano o de mayor, es cuando empiezas a saber que ya escalaste la montaña y que ahora  desciendes por las laderas de la vida, y lo fácil que debería ser desescalar se convierte en una odisea personal bastante compleja, ahora lo estamos viviendo con la desescalada del covid-19, sospecho que mi desescalada de la vida no va ha ser fácil.
 Hoy me puse manos a la obra después de una noche de pesadillas en el que la protagonista era una silla de ruedas y el actor principal este que escribe, esta mañana calurosa de verano me corre la prisa por las venas, y después de esperar  una semana para que viniera un albañil que no llego porque estamos en verano y en estas fechas este país se para con COVID y sin COVID el verano no perdona las vacaciones es lo único que nos va a quedar y no se perdonan “ maldita la gracia toda la primavera encerrado” y ahora con este calor tenemos que trabajar” yo siempre compartir esa filosofía las vacaciones son sagradas, y eso nunca lo vieron las empresas que durante mi vida laboral me tocó sufrir, todas querían que trabajara las vacaciones  siempre era imprescindible trabajar, nunca  les venía bien a las empresas que el trabajador descansara cuando las cogías en invierno mal, y si era en verano imposible, la empresa no podía parar, la empresa era lo primero la familia el agotamiento personal eso era  lo de menos, la maquinaria no podía parar turnos de día y turnos de noche, que estúpido capitalismo donde una chimenea con humo es más importante que la salud de un pueblo.
  Esta mañana decidí desenterrar mis viejas herramientas de “chico para todo” herramientas medio oxidada sin usar desde que hace un año me despidieron porque ya no era rentable, productivo lo llamaban ellos “la fatiga del material le llaman algunos empresarios cuando cumples los 60 después de más de 45 años de carne de yugo ya no rindes igual “hoy decidí empezar por el plato de ducha por quitar la vieja bañera que apenas utilice porque no tenía tiempo ni para bañarme y además mi conciencia ecologista no me permitía tirar el agua en un baño de obrero, con una ducha rápida bastaba.
Hoy ya me cuesta entrar en la bañera, pronto no podre subir ni tan siquiera un escalón menos aun escalar a la primera planta donde está la habitación que me acoge cada noche, pero eso será otro día hoy empezó con la “ maceta” a derribar la estructura que sujeta el artefacto metálico que solo disfrutaron mis hijos  y que yo disfrutaba de verlos con sus patitos dentro de la bañera  chapotear con sus pequeñas manos el agua la espuma del jabón volando por sus cabezas, era un espectáculo de una ternura inolvidable.
Mientras golpeaba aquellos escombros los recuerdos me abrumaban la infancia de mis hijos no tuvo nada que ver con la mía y la mía  fue muy feliz bañarme en el barreño en mitad del corral con agua fría del pozo, es uno de los momentos que jamás olvidare se quedaron en mi corazón para siempre en la memoria de la melancolía que decía la gran escritora MARIA TERESA LEON, ahora después de todo un día quitando una bañera me di cuenta de lo mayor que me estoy haciendo tengo agujetas hasta en las neuronas, mañana será otro día para desescombrar vale cualquiera, para construir se necesita un albañil y ahora mirando la televisión y viendo a un político que se ha dejado barba para aparentar más sabiduría oyendo sus palabras, pienso en este país levantado sobre una escombrera del Franquismo pobre país y pobre pueblo.
En fin esta noche espero soñar con el plato de ducha que me instalara un profesional cuando pase el verano, buen verano a tod@s.

Peñiscola 22 de julio 2020.






Diario de un poeta en precario.

Romero de memoria (ROJO)


 El domingo fui a ver a mi familia al cementerio, yo nunca fui partidario de los campo santos, y poco a poco de tanto visitar a mis seres queridos me he ido acostumbrado a ese territorio tan misterioso para mí, me acostumbre tanto que casi  estoy por pedir que el día de mí despedida cuando la parca venga a buscarme me entierren junto a mis padres en el nicho de la cuarta , en la esquina de la calle del olvido en el lugar donde nunca falta el sol y el romero, el que crece enfrente de la tumba de mi padre, romero republicano que crece del corazón de  los fusilados por defender la libertad.
Cuando era niño y aún vivía en el SUR  yo no quería ir por el camino blanco y polvoriento del cementerio  de Baeza, huía de pasar por la puerta del cementerio de mi pueblo solo ver la fachada me daba pánico ver los monumentales jarrones de piedra cubiertos con unos enormes velos negros me aterrorizaba, tenía miedo de contemplar aquella verja con ángeles de hierro. Mi padre le encantaba pasar por la puerta de el cementerio, subido a lomos de la mula y camino de la Escareuela donde mi padre sembraba garbanzos pues decía que eran muy tiernos aquellos que recogíamos en verano cerca del cementerio, casi de madrugada al alba dé la mano de mí padre  pasábamos por la puerta del cementerio con un riguroso silencio, el camino de polvo al amanecer desierto enmudecido,- yo sentía escalofríos, el silencio era de siglos, él se bajaba del animal de la mula torda y me bajaba a mí también, comenzaba un ritual sagrado  los dos “masculinamente serios “pasábamos junto a la verja sin mirar mi padre siempre repetía las mis más palabras aquí está tu abuelo y tu tío abuelo que fue fusilado recién terminada la guerra.
  Aquella puerta del cementerio y aquellas palabras de mi padre me acompañaron años en mis pesadillas nocturnas, aun hoy después de medio siglo sigo soñando con los verdugos de mi tío abuelo, hoy soñé con ese camino que a la derecha de la carretera nos llevaba al cementerio, y veo a mi padre secándose las lágrimas como si fueran sudor.
Mi madre quería que yo perdiera el miedo a los muertos y me llevaba al velatorio de los familiares y vecinos que fallecían en aquellos años se velaba a los muertos en la casa donde fallecían eran casas humildes con las paredes cargadas de humedad y la cal se mezclaba con el llanto, el riguroso luto se imponía sobre los llantos y rosarios cantados en voz alta mi abuela odiaba los rosarios y toda la beatería que rodeaba la muerte a ella que le fusilaron a su hermano en la tapia del cementerio, ella no olvido jamás que la iglesia fue cómplice de aquel genocidio, yo me quedaba sentado en el escalón de la casa y esperaba que mi abuela me diera la mano para volver a casa juntos caminábamos en silencio por las calles de la ciudad “perdida” ella me decía lo que decía el poeta que solos se quedan los muertos.
El domingo vísperas del cumple años de mi padre fui al cementerio para estar con el un rato  y observe que las flores y la rama de olivo que deje la última vez en la cuarta planta de calle del sol no estaban,- no estaba el búcaro donde depositarlas flores, pregunte al responsable del cementerio y me dijo que la gente roba las flores de las tumbas y también roban el lugar donde se depositan pensé qué futuro tiene este pueblo embrutecido que roba hasta en el cementerio, que se lleva las flores como botín de guerra.
Pedí permiso al enterrador para coger un poco de romero de la tierra  donde yacen los fusilados de la guerra, en una fosa común junto a la tapia del cementerio, allí crece un romero poderoso tan grande como las esperanzas de los fusilados, y llene la tumba con romero rojo, la de mi padre y la de mis abuelos seguro que mi padre estará contento, seguro que mi abuela será feliz siempre habrá romero rojo para sus almas.
PEÑISCOLA 21 DE JULIO 2020.

viernes, 3 de julio de 2020



LORQUEANDO EN LA CIUDAD



Después de una cena teatral camino llorando “on-line” como si llevara duendes en el bolsillo digital. Son las cuatro de la madrugada de un verano viral, el calor aprieta en la noche insomne y hasta mis latidos sudan en la tórrida Toledana, camino por los arrabales de la ciudad vieja, con el barbijo en el corazón, y en el alma toda la pasión de una noche donde la poesía se derramaba en la plaza del Carmen, poesía, teatro, filosofía y una pasión eterna que nos agranda la vida.
                El calor aprieta y la noche en el mar es mas suave, y hacia la estela plateada vuelan mis pasos, camino sobre el acero caliente de los raíles en los arrabales del mar se oye el cante de los gitanos de las casitas rosadas, la guitarra se derrama en la noche y las palmas reverberan en  la espuma de una orilla sin agua, me llega también la voz de  la voz de Federico García Lorca, que recita en este paisaje con tumbas la danza de la muerte.
                Cerca Luis Buñuel busca el plano imperfecto de un travestido vocinglero. Dalí salpica sus pinceles sobre el rosa mustio de unas paredes cansadas de ver, Gala baila la danza del fuego desnuda con la carne marchita gira, y aprieta sus caderas contra un moreno de Sacramonte que la guía con un taconeo polvoriento.
                Federico vuelve a gritar en voz baja su canto triste a los asesinos de palomas, a los enemigos de la mujer, a ellos los invita a purificarse en la hoguera de San Juan.
                 Yo sigo caminando hacia el mar buscando el coral de las tinieblas, mientras los coches de agua negra queman goma de alambres, no se si lo vi esta noche si fue los ardores del vino de TORO o la soledad de un camino hacia el mar, tal vez sean  los versos de Federico que retumban en mí alma huérfana, seguro que si que esta noche estaban todos, Buñuel ,Dali,Gala y por supuesto Federico que esperaban la aurora de la malvarrosa para darse un baño virgen, después de este bautizo de luz de luna que ahora nos hace creyentes de tu planeta más puro
Federico hoy me retiro a mi lecho caliente, mañana seguiremos Lorqueando.

VALENCIA 1 DE JULIO 2020.     LORQUEANDO EN LA MALVARROSA.




LORQUEANDO EN LA CIUDAD



Después de una cena teatral camino llorando “on-line” como si llevara duendes en el bolsillo digital. Son las cuatro de la madrugada de un verano viral, el calor aprieta en la noche insomne y hasta mis latidos sudan en la tórrida Toledana, camino por los arrabales de la ciudad vieja, con el barbijo en el corazón, y en el alma toda la pasión de una noche donde la poesía se derramaba en la plaza del Carmen, poesía, teatro, filosofía y una pasión eterna que nos agranda la vida.
                El calor aprieta y la noche en el mar es mas suave, y hacia la estela plateada vuelan mis pasos, camino sobre el acero caliente de los raíles en los arrabales del mar se oye el cante de los gitanos de las casitas rosadas, la guitarra se derrama en la noche y las palmas reverberan en  la espuma de una orilla sin agua, me llega también la voz de  la voz de Federico García Lorca, que recita en este paisaje con tumbas la danza de la muerte.
                Cerca Luis Buñuel busca el plano imperfecto de un travestido vocinglero. Dalí salpica sus pinceles sobre el rosa mustio de unas paredes cansadas de ver, Gala baila la danza del fuego desnuda con la carne marchita gira, y aprieta sus caderas contra un moreno de Sacramonte que la guía con un taconeo polvoriento.
                Federico vuelve a gritar en voz baja su canto triste a los asesinos de palomas, a los enemigos de la mujer, a ellos los invita a purificarse en la hoguera de San Juan.
                 Yo sigo caminando hacia el mar buscando el coral de las tinieblas, mientras los coches de agua negra queman goma de alambres, no se si lo vi esta noche si fue los ardores del vino de TORO o la soledad de un camino hacia el mar, tal vez sean  los versos de Federico que retumban en mí alma huérfana, seguro que si que esta noche estaban todos, Buñuel ,Dali,Gala y por supuesto Federico que esperaban la aurora de la malvarrosa para darse un baño virgen, después de este bautizo de luz de luna que ahora nos hace creyentes de tu planeta más puro
Federico hoy me retiro a mi lecho caliente, mañana seguiremos Lorqueando.

VALENCIA 1 DE JULIO 2020.     LORQUEANDO EN LA MALVARROSA.


martes, 30 de junio de 2020


DIARIO DEL HIJO DEL CORTAOR

PESTUGAS CON FRUTO (2)



                Estos días después de mucho tiempos sin poder ir a mi casa del mar por fin acabo la alarma y pude ir a ver mi olivo del mar, el limonero de Peñismar también esta  en esos seis metros de tierra que hace cuarenta años compre, era la primera vez que yo era propietario de un poco de tierra, la compre hipotecando  los siguientes quince años de mi vida y en aquel momento no pensé en nada, solo recuerdo que mire la tierra y dije aquí lo que falta es un olivo Baezano, no se me acorde de aquel día aquella mañana de verano que mi padre me llevo a la pandera de las tres fuentes.
Hoy julio del 2020 vísperas del cumpleaños de mi padre que aunque él se fue hace un año  a labrar la tierra de su paraíso particular el vergel de Mágina, hoy e recordado la emoción que sintió mi padre cuando compro aquel añejar de la sierra de Mágina, hoy al ver el añejar de mi casa del mar que en tiempos de pandemia la deje huérfana pensé en aquella mañana de verano de 1970 que mi padre me llevo para enseñarme aquel trozo de tierra que él quería que yo heredara y que compro a los herederos de aquel labrador que emigraron a Madrid y que no querían saber nada de aquel secarral solo querían los cuatro duros que mi padre pago por aquellas treinta estacas abandonadas.
Aquella mañana que yo cortaba el secarral con mi hoz de niño y el cortaba con su hacha recién afilada en la piedra de agua que el llevaba siempre en su talega, los chupones de aquellos olivos abandonados caían al golpe seco del hacha, mí padre a cada vuelo de hacha hablaba con el olivo y le explicaba como si el árbol  fuera un ser humano  porque cortaba y lo que crecería en aquellos nuevos brotes .Mí padre era cortador “aficionado”  era uno de los trabajos que más le gustaban como os decía él hablaba con los árboles y en especial cuando cortaba las ramas mantenía una conversación de hombre a árbol que a mí siempre me fascino ( y que ahora me recuerda los versos del poeta mí admirado Mario Benedetti de árbol a árbol), estuvimos limpiando la tierra con todas nuestras fuerzas, comimos a la sombra “falsa” de un olivo olvidado,  mi padre con las ramas más grandes hizo una choza enorme  como las que hacía en el ¿melonar de Rasca viejas? trabajamos hasta que llego la noche, extenuados como dos guerreros al final de la batalla bebimos el agua fresca de los cantaros, y la que sobro se la echamos a un alevín de  higuera que descubrimos bajo las zarzas del laero.
Mi padre era muy feliz en su día y pensaba que aquellos olivos los heredaríamos algún día mi hermano y yo y que trabajaríamos la tierra como el hacía ahora, pero no fue así tres años después llego el “exilio del hambre” y aquel vergel se lo quedaron mis primos que lo vendieron para comprarse un apartamento en la playa.
Hoy en la costa de Azahar en mi casa del mar frente aun secaral que me dejo
 el covid -19 recuerdo a mi padre yo no tengo hacha ni piedra de agua nunca supe aprender el oficio de cortador y apenas tengo nociones de jardinería soy un aprendiz de corta y tengo apenas un serrucho de madera para cortar las ramas, hoy perdido, recordé a mi padre tratando de saber cual eran las ramas que le sobraban al árbol y hablé con el olivo como mi padre hablaba con los árboles.
  Mientras cortaba las ramas con una tutorial de “YouTube” que me dejo más perdido que una ¿cabra en un garaje? Pues hay mil tutorías para olivos, de jardín,  olivos de cosecha, hasta olivos de rotonda un maremágnum que mi padre seguro no entendería, yo preguntaba a mí olivo del mar que como se sentía el si de jardín  o de cosecha, y conversaba con el y le hablaba de mí padre a este alevín del sur que sobrevivió un verano y que ahora mientras converso con el veo a aquel secarral que compro mi padre, donde las pestugas tenían fruto hace 50 años aquel verano de 1970 donde mi padre me dio las primeras lecciones de cortador y sobre todo de vida, las de cortaor no las recuerdo las de su vida viven conmigo y a diario converso con el que esta en el cielo del Pelotoso a las faldas de Magina.
Valencia julio del 2020