domingo, 31 de mayo de 2020


DIARIO DE UN CONFINADO

LA ESPERANZA Y EL OLIVO


                Hace ya muchos años cerca de los cerros de Úbeda, una mañana tórrida de agosto paseando como buen forastero por el mercadillo semanal, que es una de las visitas que mas me gustan cuando viajo a una ciudad.
Cuando  llego a una ciudad, mí primer destino es la oficina de turismo , lo primero que pregunto es al funcionario que me atiende, por el patrimonio cultural, en realidad lo que quiero saber es cuando montan el mercado ambulante en la ciudad, siempre es la última pregunta que hago, confieso que hace unos años tenía vergüenza de preguntarlo  y esa tarea se la dejaba a mí acompañante, ahora con los años, uno ya perdió la vergüenza, y revindico la venta ambulante, las voces de los vendedores que cantan sus productos al cielo, esas voces que forman parte de mi banda sonora de mi vida             
En el mercado como decía Patxi Andión cabe todo como en el rastro, lo que usted quiera lo tenemos, es un gran centro comercial puesto en la calle sin probadores ni aseos y la garantía la de “si no te viene bien me lo traes la semana que viene” yo siempre estoy aquí y aunque no sea cierto tú te lo crees, y además que importa si la semana que viene no sabrás donde estarás, ni tú ni el vendedor. Bueno eso me pasaba a mí porque mí madre en el pueblo conocía a todos los vendedores ambulantes, eran como una gran familia recuerdo que yo sentía vergüenza cuando iba con ella por que me presentaba a todo el mundo ¿este es mi hijo el mayor les decía presumiendo de hijo? a ella le encantaban los mercados ambulantes y le gustaba que fuera yo con ella me decía que así no tenia que preguntar los precios, (ella no sabía leer) yo agarrada a su brazo caminaba entre los pintorescos puestos me encantaban el puesto de las especias, el de los encurtidos con esas aceitunas machacadas con olor a orégano, mí madre era feliz sus ojos brillaban, se le iban todos los males caminaba erguida y se le olvidaba su reuma crónica, dábamos un par de vueltas por aquel sitio mágico.
No se si alguna vez has ido con tu madre al mercado, pero es una experiencia fantástica mi madre desde que emigro a Valencia todo lo compraba en el mercado ambulante, en los años de mi infancia ella compraba en las tiendas del pueblo que le “fiaban “porque ella no tenía dinero siempre, otro día hablaremos de esos años y como resistían tenderos y compradores.
 En los mercados ambulantes conviven como sabéis todo tipo de cosa algunas necesarias y otras inútiles, desde la ropa interior mas provocativa hasta los calzoncillos de los mayores, zapatos para todos, los tacones más provocativos y las abarcar para los labradores.
Mí madre regateaba siempre con el vendedor, era como un sainete teatral el dialogo que se producía peleando cada peseta, cada uno tirando para un lado un instante cómico y a veces casi trágico verlos regatear a comprador y vendedor, yo me enfadaba con mi madre le decía que no se enfadara con los vendedores y ella me decía con mucha gracia “si yo no me enfado, yo regateo Joselito me decía” y luego volvía al puesto de las verduras y ajustaban el precio y ella sacaba de su viejo monedero unas monedas y se las entregaba al hortelano, aun refunfuñando.
Su sitio preferido era el de las macetas le perdían las flores, mi padre decía que no iba al mercado por que siempre venia cargado con una maceta, era una guerra permanente un matrimonio que se ponía en peligro cada vez que iban juntos al mercado ambulante, y sobre todo la pelea era por las flores, mi padre como buen hortelano decía que solo las flores que dan fruto valen la pena, lo de más decía enfadado es tirar el dinero.
La ultima vez que fui al mercado con ella fue en mí tierra en el Sur recuerdo que compro una maceta preciosa de hierbabuena ,le entro por los ojos, y en el regateo entro una “estaquilla” que estaba medio moribunda tirada en el suelo con las hojas “cansadas” te la regalo le dijo el vendedor, ¿menudo regalo me haces le respondió mi madre un olivo medio muerto, salimos del mercado cargados y con el moribundo olivo bajo mi brazo, mi madre me dijo vamos a buscar una fuente, y mojamos las hojas y la poca tierra arcillosa que le quedaba en sus raíces, lo llevamos a casa y en los siguientes días el olivo estuvo en la UVI de mi balcón lo trajimos medio moribundo a Valencia y durante años permanece en mi casa, el pobre olivo no encontraba su salud y paso unos años con su crónico abatimiento, este año le encontré el sitio en casa donde entra un rayo de luz, y sea erguido ha decidido vivir, hoy le he vito por primera vez unas flores que serán aceitunas en otoño, y me acorde de mi madre y de mi padre, tengo flores y fruto en un olivo que sacamos de la UVI, me acorde los amigos que han salido de esta enfermedad, y de lo importante que es tener un ángel sanitario que crea en la vida como mi madre.
Valencia 31 de MAYO 2020  confinado con la vida.



jueves, 28 de mayo de 2020


DIARIO DE UN CONFINADO

LUTO (MEMORIA Y OLVIDO)

Acabo de  terminar de leer la ultima novela “ EL CORAZON CON QUE VIVO”   de José María Pérez  (Peridis)  una extraordinaria novela, que nace de una de las muchas heridas que dejo la guerra civil, una de tantas historias que quedaron en la memoria de los “niet@s” historias terribles, vivencias qué los que las sufrieron las recuerdan como si hubieron sucedido ayer, algunas ya han quedado en el olvido porque los años se han llevado a sus protagonistas, y también a los maravillosos escritores que relataron con su oficio de escritor, de una manera magistral todo lo que durante años se ocultó.
Por suerte este país ha tenido extraordinarios historiadores, ( y no estoy hablando de los que tergiversaron la historia al dictado de los vencedores, que hubo muchos que sé apuntaron al “carro de la victoria “esos no merecen el nombre de escritor son unos farsantes que se vendieron y se venden al mejor postor y son capaces de repetir mil veces una mentira, hasta que parezca una verdad, los hubo y desgraciadamente siguen existiendo, para mi nunca han sido escritores si no farsantes que han utilizado las palabras como herramienta para falsear la verdad.
 Novelas como las de Almudena Grandes, Julio Llamazares, Alfons Cervera, y una larga lista de nombres que han trabajado años en la memoria de este país, de manera honesta sin ánimo de revanchismo que han recogido del olvido una inmensa “canasta” de vivencias que la dictadura quiso sepultar, historiadores que rescataron a base de mucho esfuerzo la memoria de este país, en los años del silencio y el miedo que impuso la dictadura.
Se que hay mucha gente de generaciones más jóvenes que cuando le hablas de la memoria de las locuras de una guerra te dicen que los dejes tranquilos, que no quieren saber nada de la memoria y eso por desgracia pasa y es real. Muchos de nuestros jóvenes que desconocen nuestra historia “pasan de conocer lo que sucedió” en aquellos años terribles de la dictadura.
Esta pandemia se ha llevado ha muchos de  nuestros mayores que conocieron esta terribles historias, y también algunas maravillosas vivencias donde el amor tuvo cabida aun en tiempos de guerra, se han ido sin poder despedirse much@s de los que sufrieron los efectos de un “genocidio” que fue lo que tuvo este país, con ellos se han marchado mucha memoria, y muchas vivencias que no se contaron también se han ido muchos escritores que dejaron su vida en los archivos de un estado que no se lo puso fácil.
Estos días el estado decreto luto oficial, por las muertes de tanta memoria y olvido, los de siempre los que no quieren ver la historia y que viven anclados en una victoria de sangre han sacado sus cuchillos, un espectáculo espeluznante de gentes sin corazón.
Yo me quedo con lo que cuenta “Peridis” en esta novela que os recomiendo EL CORAZON CON QUE VIVO, y quiero cerrar este recuerdo con palabras de Manuel Azaña, que tienen plena actualidad, en un discurso en Barcelona decía Azaña cuando la guerra ya tocaba a su final “Combatimos por la libertad de todos, incluso por la de nuestros adversarios…
Los que provocaron la guerra ya han perdido mucho mas de lo que querían ganar…El porvenir de España lo conquista y lo trazara su propio pueblo…Pero es obligatorio moral, sobre todo de los que padecen la guerra, cuando se acabe como nosotros queremos que se acabe, sacar la lección y de la musa del escarmiento el mayor bien posible, y cuando la antorcha pase a otras manos, a otros hombres, a otras generaciones, que les hierva la sangre iracunda y otra vez el genio español vuelva a enfurecer con la intolerancia y con el odio, con el apetito de destrucción que piensen en los muertos y que escuchen su lección: la de esos hombres que han caído magníficamente por un ideal grandioso y que ahora, abrigados en la tierra materna, ya no tienen odio, ya no tienen rencor, y nos envían, con los destellos de su luz, tranquila y remota como la de una estrella, el mensaje de la patria eterna que dice a todos sus hijos: paz, piedad, perdón”.
                Mi recuerdo atod@s los que se fueron en esta pandemia sin poder despedirse, mi mas sincero pésame a sus seres queridos, que conserve en sus corazones y en su memoria las vivencias de los que ellos quisieron y que las saquen a la luz si miedo.
                Valencia Mayo 2020.

miércoles, 13 de mayo de 2020


Ventana de agua.
(corona-virus)

Frente a la ventana 
las sombras se mojan,
naufragan junto al lánguido
olvido, yo entre aplausos
miro el abismo.

 Una campana habla
a los desangelados muertos,
que esperan en silencio
su turno de bautizo.

La mano divina
recién lavada en alcohol
se alza sobre el dolor
 bendice la muerte.

Mi espíritu enfermo
despide bajo un naufragio
el extraño cortejo de bocas
cegadas.










 Mi corazón angustiado
en alarma
se desliza por los oscuros
 tejados del miedo.

Ahora cuento los muertos
como enumero los días
y anoto sus números
en un cristal enfermo.


De un cielo ceniza
 preñado de lluvia,
cae el agua tibia
que se derrama
sobre los viejos mármoles
de una primavera
huérfana.


El tiempo está confinado
 baja helado
 por los desnudos
canalones del olvido.
El óxido se hace sangre
en mis pupilas.

Hoy espero la hora
que todos los días tarda
 en llegar.
La hora de las manos
ebrias de alcohol
que aplauden con rabia
la blanca verdad.


 Hoy pregunto hasta cuándo
 miro mi realidad y veo
la gente ajena hasta ayer,
que pasan en silencio bajo
la ventana del agua.


Valencia abril 2020