LORQUEANDO EN LA CIUDAD
Después de una cena teatral camino llorando “on-line” como
si llevara duendes en el bolsillo digital. Son las cuatro de la madrugada de un
verano viral, el calor aprieta en la noche insomne y hasta mis latidos sudan en
la tórrida Toledana, camino por los arrabales de la ciudad vieja, con el barbijo
en el corazón, y en el alma toda la pasión de una noche donde la poesía se
derramaba en la plaza del Carmen, poesía, teatro, filosofía y una pasión eterna
que nos agranda la vida.
El
calor aprieta y la noche en el mar es mas suave, y hacia la estela plateada
vuelan mis pasos, camino sobre el acero caliente de los raíles en los arrabales
del mar se oye el cante de los gitanos de las casitas rosadas, la guitarra se
derrama en la noche y las palmas reverberan en
la espuma de una orilla sin agua, me llega también la voz de la voz de Federico García Lorca, que recita en
este paisaje con tumbas la danza de la muerte.
Cerca
Luis Buñuel busca el plano imperfecto de un travestido vocinglero. Dalí salpica
sus pinceles sobre el rosa mustio de unas paredes cansadas de ver, Gala baila
la danza del fuego desnuda con la carne marchita gira, y aprieta sus caderas
contra un moreno de Sacramonte que la guía con un taconeo polvoriento.
Federico
vuelve a gritar en voz baja su canto triste a los asesinos de palomas, a los
enemigos de la mujer, a ellos los invita a purificarse en la hoguera de San
Juan.
Yo sigo caminando hacia el mar buscando el
coral de las tinieblas, mientras los coches de agua negra queman goma de
alambres, no se si lo vi esta noche si fue los ardores del vino de TORO o la soledad
de un camino hacia el mar, tal vez sean los versos de Federico que retumban en mí alma
huérfana, seguro que si que esta noche estaban todos, Buñuel ,Dali,Gala y por
supuesto Federico que esperaban la aurora de la malvarrosa para darse un baño virgen,
después de este bautizo de luz de luna que ahora nos hace creyentes de tu
planeta más puro
Federico hoy me retiro a mi lecho caliente, mañana
seguiremos Lorqueando.
VALENCIA 1 DE JULIO 2020.
LORQUEANDO EN LA MALVARROSA.
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