miércoles, 24 de julio de 2024

 

Cabo de Peñes
( Luanco)
 
Asturias 
 
 
 
La primera vez que vi el mar fue el verano de 1973 hace ahora cincuenta años, parece que fue ayer.
Yo nací en el secano más profundo, por no tener no teníamos ni agua corriente, en mi casa no teníamos agua potable, acarreábamos el agua en los cántaros de arcilla desde la fuente la Tasa, teníamos eso sí un pozo de agua dura casi salada, en verano aquel pozo era un Oasis en aquella casa del Sur, sacábamos el agua helada de las entrañas de la tierra, estaba a casi treinta metros del brocal, yo me asomaba a ver las cristalinas aguas me asomaba a aquel " precipicio" en la profundidad de aquel espejo donde se reflejaba mi sombra crecía un misterio que luego me acompaña en mis pesadillas nocturnas, de mi infancia, en esos sueños escuchaba la voz de mi madre ( agárrate fuerte Joselito) el agua en el Sur era de plata la cuidábamos, y la reutilizamos hasta puntos extremos, nos bañamos en los barreños y luego mi madre la utilizaba, para lavar la ropa en la pila de piedra, dónde mi madre apretaba la ropa con sus manos restregando una piedra, pome  o con un jabón hecho con los aceites usados mil veces, que mezclados con sosa cáustica y algunas ramas de Lavanda, dejaban un jabón que mi madre utiliza siempre.
Cuando habló del Sur siempre acabó en los cerros de Úbeda o en los recuerdos de mi infancia, como os decía yo vi por primera vez el mar cuando tenía catorce años y me impresionó tanto que cada vez que veo el mar mis ojos se van a mi infancia, y las emociones emanan de mi como un río.
Estos días he vuelto después de muchos años sin ir a Asturias y Galicia, he vuelto a ver el mar el Cantábrico que tanto me fascina es un gran misterio ver el mar junto a las verdes montañas, ver los acantilados dónde rompen las olas a veces con furia y otras con una ternura mágica.
Estos días e vuelto a escuchar la voz de mi madre diciéndome ( no te asomes al pozo Joselito qué el agua es traicionera) el miedo que siempre nos acompañaba, la vida es una continúa tragedia, hoy mirando al mar alguien me decía en estas aguas han dejado su vida muchos marineros, estos acantilados tienen en su piedras muchos gritos y muchos llantos y también mucha belleza le dije la belleza y la tragedia forman parte de la vida por eso quizás me emociono y mana un río de mis ojos cada vez qué veo el mar.

 

lunes, 22 de julio de 2024

 

Los tilos de Brihuega 
 
 
 
 
Llegamos muy temprano, casi amaneciendo en el jardín de la Alcarria, fuimos antes de que la Canícula de Julio gobernará las tierras de Castilla la Mancha, en sus campos permanecía, el frescor de la tormenta del día anterior, estos pueblos son magníficos hasta en el clima, a mí al menos me gusta, es benévolo idas torridos en verano, con noches frescas, un lujo poder dormir con la ventana abierta viendo las estrellas, tapado con una mantita fina, que lujo sacar la pierna de las sábanas y sentir el frescor matinal en la piel, nada tan hermoso como una tormenta de verano, con esos cielos de nubes imposibles, y ese olor a tierra mojada que emerge de los campos de lavanda esas fragancias mezcladas, que cuando respiras crean en nosotros una sensación de paz, sentir que la vida nos llega por esta brisa tan dulce, tan extraordinariamente embriagadora.
Amaneció y antes de comenzar una larga jornada, la vida de caminante es muy dura, fui a dar un paseo por la ciudad perdida, cuanto me recuerda algunos rincones de este población moruno a mi Baeza andaluza, en un pequeño jardín me encontré con unos fantásticos Tilos el árbol que me fascina, ese árbol lo descubrí hace mucho tiempo y fue en Alustante (Guadalajara) allí escribí uno de los poemas que mas me gustan, el tilo de Alustante, cada vez que he leído ese poema he pedido que por favor ponga un Tilo en su pueblo en su jardín, en su huerta, es un árbol qué me fascina, duermo muchas noches con sus adormideros frutos, es un árbol poco reconocido yo que habló con los árboles, que me encanta tener charlas, con la higuera, con la parra, el olivo, los naranjos el limonero, los olmos no se cuántos de vosotros habláis con los árboles, los que lo hacéis ya conocéis la nobleza de la naturaleza, y si alguno lo hace, y nunca hablo con ese árbol sabio,ir a un lugar donde tengáis Tilos, son arboles fantásticos, los tilos de Brihuega ya están en mi vida en mis conversaciones mágicas con árboles he descubierto que el tilo sabe mucho del amor.



 

Espigando en el Sur
 
 
Hace dos semanas nos perdimos por los campos de la Mancha Castellana, los campos de trigo, son una de mis grandes pasiones, me gusta verlos en primavera cuando verdean, cuando nace y crece el trigo el paisaje se cubre de verdes imposibles, las amapolas se ponen de gala y crecen furtivas en medio de un manto verde virginal, recuerdo la voz de mi padre que me decía Joselito "cucha" como esta el campo, las emociones le salían por los ojos, si caia una lluvia mansa en primavera salia al campo y pasaba sus manos por las espigas, acariciaba la siembra como si acaricia a mí madre, en verano se segaba y se cogía la cosecha, que era para el patrón mi Padre nunca tuvo tierra calma en propiedad no tenía dinero para comprarla, en 30 años no pudo ahorrar para comprar un trozo de tierra bastante tubo con resistir las hambres de la posguerra, toda su vida fue jornalero trabajando para alguien que si tenían tierras, el amaba la tierra aunque no fuera suya le daba igual, sembraba cargado de emociones y la brava la tierra con una yunta que tampoco era suya y que también la quería, el hablaba con aquella mula torda que creció con el.
En verano las cuadrillas de segadores bajaban al campo, y con sus hoces cortaban el fruto, las espigas de trigo se amontonaban en fardos para llevar a la era.
Las mujeres y los niños íbamos a espigar a los campos para recoger lo qué se quedaba en el campo que era para nosotros, para la familia de esos jornaleros sin tierra, en invierno íbamos a la rebusca de la aceituna, y en verano espigábamos el calor era terrible, espigábamos por la mañana temprano casi no se veía el trigo pasábamos las manos por la paja buscando las espigas, no estaba bien visto espigar, como tampoco esta bien visto rebuscar aceituna, nos trataban muchas veces cómo furtivos como delincuentes, la pareja de la guardia civil se colocaban en los caminos, con sus capotes de miedo, aun en verano esas capas y esos tricornios sembraban de miedo el campo,  alguna vez me contaron qué los rebuscadores, fueron llevados al cuartelillo, y algunos denunciados por un trigo espigado con mucha fatiga.
Éstos días veía a las grandes cosechadoras recoger el trigo no dejaban ni una espiga pase horas el el barbecho y apenas encontré un manojito de espigas que ahora tengo en el salón cómo una obra de arte, ahora contempló mi espigas, bajó el fresco de un ventilador y recuerdo a mi madre con un sombrero de paja espigando en el camino de las tres fuentes, en el Sur, ahora veo a los niños metiendo en la talega aquellas espigas que tantas veces nos salvaron del hambre, fue en toda la península Ibérica espigamos, rebuscamos, recolectabamos lo que quedaba en la tierra para saciar el hambre y nos trataban como delincuentes, estos días ya nadie sale a espigar las cosechadoras, la tecnología no deja ni una espiga en el barbecho y además casi nos nos importa el trigo, hace mucha calor y estamos en otro mundo.
 
 
Qué tiempos aquellos.

jueves, 11 de julio de 2024

 

La escuela Verano en el huerto de Plauto
 
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Cuando al finales de abril, limpiamos la tierra, arrancamos las últimas raíces de la cosecha anterior con pena de que se acabase un ciclo una estación que termina en una dulce primavera,como el año pasado yo que soy hortelano de segundo de la (Eso) más inocente que una lechuga, yo qué escucho a los maestros hortelanos y aplicó a mi modo sus enseñanzas, qué entierro los cadáveres los troncos de las habas que dicen que es un compost de primera, yo que con la azada trituró el restos de la cosecha esperanzado de que la próxima sea fructífera, las últimas raíces de invierno quedaron para alimentar la cosecha de verano.
En primavera plantamos el huerto de Verano con todas las ilusiones y esperanzas que da un tiempo de cambió climático es decir plantamos con miedo, miedo a las tormentas, miedo al calor extremo, nos crecen los miedos en un tiempo de dudas, de incertidumbre atmosférica, así vimos estos meses crecer nuestras semillas, así día y noches contemplamos como salían de la tierra, cómo brotaban nuestras semilla a fuerza de trabajo,de airear la tierra, día tras días. Fantástico labrador decía el poeta Antonio Machado, hoy con mucho calor comenzamos a recolectar los frutos de nuestro trabajos y lo hacemos con la emoción infantil que nunca hemos perdido, las emociones y nuestras esperanzas es el legado más grande que tengo, es un lujo este aprendizaje que iniciamos hace apenas dos años y quiero dar las gracias a mi maestros hortelanos por todo lo que me enseñaron de la tierra, y de cómo tratarla,en este tiempo solo me queda agradecer las enseñanzas y aprovecho para deciros que mi crecimiento personal está acompañado de la tierra y de la gente que ama la naturaleza, las emociones los sentimientos más primarios los más importantes lo he aprendido de mi maestros y mis maestras, y por qué son muchas las mujeres, las hortelanas que me ayudaron a ser paciente y ha trabajar la tierra para ellas estos frutos y mí reconocimiento, para todas las mujeres qué labran la Tierra para ellas mí reconocimiento y todo mi amor y mi cariño, para esa dulzura qué me impregnaron ellas a este aprendiz de hortelano.

lunes, 8 de julio de 2024

 

La calabaza del huerto de Plauto 
 
Realismo mágico en el Perigalll.
 
Cuando inicie la aventura del huerto de verano de este año, no pensaba que acabaría peleándome con una planta por invasiva, es cierto que en mi primer año de huertano ya tuve dificultades con la hierbabuena libertaria, dificultades que aún persisten, ya os conté que mi padre no queria hierbabuena en el huerto y que mi madre la plantaba a escondidas, vamos que mi madre amaba la hierbabuena y mi padre la odiaba, mi padre me contaba las cuitas que tenía con mi madre, a mi padre la planta no le gustaba ni en infusiones, el era de carajillo, me decía Joselito la hierbabuena tiene que estar en macetas y muy lejos del huerto.
Cuando planté las calabazas no lo consulte, con mi padre, que aunque el ya no está, yo sigo hablando con el todos los días, no consulte con nadie lo de plantar calabazas ni con el YouTube, que es la herramienta mas peligrosa que tiene un huertano.
Decidí colocar dos inocentes plantitas junto a las a las papas Bolivianas, en el surco que tengo para los experimentos huertanos, las coloque alejadas de las plantas solanaceas, de berenjenas, tomates, pimientos subestime la capacidad de crecimiento de la calabaza Mexicana, ya tuve mi experiencia con las sandías y melones, que también extiende sus tentáculos de manera libertaria, estuve vigilante con ellos, pero con la calabaza al contrarío era muy feliz viendo como crecían sus unas inmensas hojas y sus flores espectaculares, pero el problema surgió cuando se me fueron de las manos, primero asaltaron la empalizada de los tomates, después engulleron los pimientos, y las berenjenas atemorizadas dejaron de crecer.
Le di varias oportunidades hable con mi padre, consulte hasta con Plauto, la opinión de mi padre me dolió, no la acepte, ayer en sueños me dijo Joselito arrancarlas quita las calabazas o te quedarás sin huerto.
Hoy fui al huerto con un mar de dudas que ? hacer cuándo una planta se vuelve invasiva, las contradicciones me comían, por un lado mirando la planta me daba lástima, tan verdes, tan fantásticamente grandes, con unas flores que parecen trompetas triunfales.
Consulte mirando al cielo con mi padre, y el dijo arrancarlas Joselito o solo tendrás calabazas, con mucha pena me puse manos a la obra, bajo los aplausos de los tomates, con el guiño cómplice de los pimientos y la larga sonrisa de las berenjenas, ahora miro el cadáver de la gran calabaza y me oprime un dolor de huertano, era tan fantásticamente bella, y ahora su cuerpo yace en la compostera junto a los restos del invierno, el realismo mágico de mi huerto me condenara o me salvara de la hoguera, no losé si veo a Plauto riendo bajo la sombra de la higuera se lo esta pasando bien viéndome sufrir.

jueves, 4 de julio de 2024

 

EL LAPIZ DEL SEMINARIO
 
 
Sin recambios para la palabra (escrita)
Hoy decidí buscar un imposible, Salí de casa buscando una papelería en mi barrio y confieso que no fue fácil, hace tiempo ya que cuando salgo de casa no llevo la tecnología vamos que dejo el móvil que me sirve de computadora en casa son los momentos más felices del día, cuando salgo a caminar, para andar, para cumplir con los 7000 pasos que me recomienda mí medica para salvarme de la ansiedad para retirar de mi cuerpo poco a poco los tranquilizantes que arrastro de años, las pastillas que me recetan, para poder sobrevivir en los distintos campos de concentración por los que uno va pasando en este transitar por la vida, al final uno acaba siendo un yonqui con receta, sin darte cuenta te encuentras atrapado en las pastillas, y te conviertes en un pastillero mas, mi madre ya lo era y mi padre también los últimos años de su vida no podían vivir sin las malditas pastillas, a mi madre le encantaba hablar de las bondades de los tranquilizantes, ella abandono las infusiones de Tila, para convertirse en una adicta mas, una más de los millones de personas que no pueden pasar sin la pastilla de marras, pastillas para despertarte, pastillas para tranquilizarte, y pastillas para dormir.
Pero no era de esto de lo que os quería hablar hoy me llevo a este territorio al cruzarme con mi farmacéutica que me dijo esta mañana que haber cuando me paso a recoger todo lo que me receta mi medica. Os quería hablar de la cantidad de cosas inútiles que tenemos en casa y en concreto de los bolígrafos hoy se quedo sin tinta el bolígrafo que tengo para escribir yo soy de los que me gusta escribir a mano, y además últimamente he leído ya en varios informes de salud, que escribir a mano es bueno para la salud mental yo escribo en cuadernos que compro en un chino muy amable, que tengo cerca de casa antes los compraba en la papelería que tenía en mi calle pero lamentablemente la cerraron, y me quede huérfano de papelería.
Hoy como os decía se acabo la tinta del bolígrafo que me salvaba de mis naufragios, y busque otro entre el montón que tengo en mi lugar de retiro, por cierto so muchísimos, tengo bolígrafos de empresas que trabaje, bolígrafos que me dieron las distintas universidades donde hice algún curso de poesía, bolígrafos de hoteles donde pase una noche, bolígrafos de club de futbol y hasta un par del instituto Cervantes que tampoco escriben, he empezado a probar bolígrafos en los folio reciclados y ninguno escribe, he probado un invento que me sugiere mi hijo, pasar la punta del bolígrafo, por la suela de las zapatillas, y tampoco ha funcionado.
A sí que he decidido reciclarlos y buscar recambios, toda la mañana buscando papelerías, en Valencia y resulta que no hay papelería en mi ciudad, toda la mañana buscando recambios, de barrio en barrio, en las escasas papelería que encontré me dicen que no tienen recambios, que hace años que no se vende recambios de bolígrafos que ni los bolígrafos de marca fabrican sustituciones, me han sugerido que los recicle en el contenedor del plástico, vamos que los tire, no sé si esa es una solución digna para un bolígrafo.
En fin me he rendido y he decidido escribir con lápiz, como hacía en el seminario donde estuve interno, que escribía con lápiz y goma de borrar, no sé si a ustedes les paso pero yo hasta los doce años no escribí a bolígrafo, era la edad que tenían fijada los jesuitas para poder usar la tinta, ahora no sé a qué edad escriben en la escuela con bolígrafo, ¿que poco se de la escuela? no sé si en realidad escriben los niños con lápiz, en fin no me voy a irme otra vez por los cerros de Úbeda, toda esta cháchara era para deciros que a mí nunca falta un lápiz cerca de mí, los uso para subrayar los libros que leo, siempre hay un lápiz entre las páginas del libro que estoy leyendo me gusta subrayar palabras frases, pensamientos me gusta dialogar con los libros escribiendo en ellos eso si con lápiz, con los lápices de mi infancia.
JOSE MONTORO

 

LORQUEANDO EN LA CIUDAD
 
 
Después de una cena teatral camino llorando “on-line” como si llevara duendes en el bolsillo digital. Son las cuatro de la madrugada de un verano viral, el calor aprieta en la noche insomne y hasta mis latidos sudan en la tórrida Toledana, camino por los arrabales de la ciudad vieja, con el barbijo en el corazón, y en el alma toda la pasión de una noche donde la poesía se derramaba en la plaza del Carmen, poesía, teatro, filosofía y una pasión eterna que nos agranda la vida.
El calor aprieta y la noche en el mar es mas suave, y hacia la estela plateada vuelan mis pasos, camino sobre el acero caliente de los raíles en los arrabales del mar se oye el cante de los gitanos de las casitas rosadas, la guitarra se derrama en la noche y las palmas reverberan en la espuma de una orilla sin agua, me llega también la voz de la voz de Federico García Lorca, que recita en este paisaje con tumbas la danza de la muerte.
Cerca Luis Buñuel busca el plano imperfecto de un travestido vocinglero. Dalí salpica sus pinceles sobre el rosa mustio de unas paredes cansadas de ver, Gala baila la danza del fuego desnuda con la carne marchita gira, y aprieta sus caderas contra un moreno de Sacramonte que la guía con un taconeo polvoriento.
Federico vuelve a gritar en voz baja su canto triste a los asesinos de palomas, a los enemigos de la mujer, a ellos los invita a purificarse en la hoguera de San Juan.
Yo sigo caminando hacia el mar buscando el coral de las tinieblas, mientras los coches de agua negra queman goma de alambres, no se si lo vi esta noche si fue los ardores del vino de TORO o la soledad de un camino hacia el mar, tal vez sean los versos de Federico que retumban en mí alma huérfana, seguro que si que esta noche estaban todos, Buñuel ,Dali,Gala y por supuesto Federico que esperaban la aurora de la malvarrosa para darse un baño virgen, después de este bautizo de luz de luna que ahora nos hace creyentes de tu planeta más puro
Federico hoy me retiro a mi lecho caliente, mañana seguiremos Lorqueando.