miércoles, 22 de julio de 2020


Diario de un poeta en obras



PLATO DE DUCHA           “Zapatero a tus zapatos”

                Cuando uno ve que la vida va enserio y que las “goteras” de nuestro cuerpo se empiezan a convertir en charcos, la ansiedad se nos instala en los huesos y nos entran unos escalofríos en el alma.
 Cuando los hij@s empiezan a organizar tu vida de anciano o de mayor, es cuando empiezas a saber que ya escalaste la montaña y que ahora  desciendes por las laderas de la vida, y lo fácil que debería ser desescalar se convierte en una odisea personal bastante compleja, ahora lo estamos viviendo con la desescalada del covid-19, sospecho que mi desescalada de la vida no va ha ser fácil.
 Hoy me puse manos a la obra después de una noche de pesadillas en el que la protagonista era una silla de ruedas y el actor principal este que escribe, esta mañana calurosa de verano me corre la prisa por las venas, y después de esperar  una semana para que viniera un albañil que no llego porque estamos en verano y en estas fechas este país se para con COVID y sin COVID el verano no perdona las vacaciones es lo único que nos va a quedar y no se perdonan “ maldita la gracia toda la primavera encerrado” y ahora con este calor tenemos que trabajar” yo siempre compartir esa filosofía las vacaciones son sagradas, y eso nunca lo vieron las empresas que durante mi vida laboral me tocó sufrir, todas querían que trabajara las vacaciones  siempre era imprescindible trabajar, nunca  les venía bien a las empresas que el trabajador descansara cuando las cogías en invierno mal, y si era en verano imposible, la empresa no podía parar, la empresa era lo primero la familia el agotamiento personal eso era  lo de menos, la maquinaria no podía parar turnos de día y turnos de noche, que estúpido capitalismo donde una chimenea con humo es más importante que la salud de un pueblo.
  Esta mañana decidí desenterrar mis viejas herramientas de “chico para todo” herramientas medio oxidada sin usar desde que hace un año me despidieron porque ya no era rentable, productivo lo llamaban ellos “la fatiga del material le llaman algunos empresarios cuando cumples los 60 después de más de 45 años de carne de yugo ya no rindes igual “hoy decidí empezar por el plato de ducha por quitar la vieja bañera que apenas utilice porque no tenía tiempo ni para bañarme y además mi conciencia ecologista no me permitía tirar el agua en un baño de obrero, con una ducha rápida bastaba.
Hoy ya me cuesta entrar en la bañera, pronto no podre subir ni tan siquiera un escalón menos aun escalar a la primera planta donde está la habitación que me acoge cada noche, pero eso será otro día hoy empezó con la “ maceta” a derribar la estructura que sujeta el artefacto metálico que solo disfrutaron mis hijos  y que yo disfrutaba de verlos con sus patitos dentro de la bañera  chapotear con sus pequeñas manos el agua la espuma del jabón volando por sus cabezas, era un espectáculo de una ternura inolvidable.
Mientras golpeaba aquellos escombros los recuerdos me abrumaban la infancia de mis hijos no tuvo nada que ver con la mía y la mía  fue muy feliz bañarme en el barreño en mitad del corral con agua fría del pozo, es uno de los momentos que jamás olvidare se quedaron en mi corazón para siempre en la memoria de la melancolía que decía la gran escritora MARIA TERESA LEON, ahora después de todo un día quitando una bañera me di cuenta de lo mayor que me estoy haciendo tengo agujetas hasta en las neuronas, mañana será otro día para desescombrar vale cualquiera, para construir se necesita un albañil y ahora mirando la televisión y viendo a un político que se ha dejado barba para aparentar más sabiduría oyendo sus palabras, pienso en este país levantado sobre una escombrera del Franquismo pobre país y pobre pueblo.
En fin esta noche espero soñar con el plato de ducha que me instalara un profesional cuando pase el verano, buen verano a tod@s.

Peñiscola 22 de julio 2020.






Diario de un poeta en precario.

Romero de memoria (ROJO)


 El domingo fui a ver a mi familia al cementerio, yo nunca fui partidario de los campo santos, y poco a poco de tanto visitar a mis seres queridos me he ido acostumbrado a ese territorio tan misterioso para mí, me acostumbre tanto que casi  estoy por pedir que el día de mí despedida cuando la parca venga a buscarme me entierren junto a mis padres en el nicho de la cuarta , en la esquina de la calle del olvido en el lugar donde nunca falta el sol y el romero, el que crece enfrente de la tumba de mi padre, romero republicano que crece del corazón de  los fusilados por defender la libertad.
Cuando era niño y aún vivía en el SUR  yo no quería ir por el camino blanco y polvoriento del cementerio  de Baeza, huía de pasar por la puerta del cementerio de mi pueblo solo ver la fachada me daba pánico ver los monumentales jarrones de piedra cubiertos con unos enormes velos negros me aterrorizaba, tenía miedo de contemplar aquella verja con ángeles de hierro. Mi padre le encantaba pasar por la puerta de el cementerio, subido a lomos de la mula y camino de la Escareuela donde mi padre sembraba garbanzos pues decía que eran muy tiernos aquellos que recogíamos en verano cerca del cementerio, casi de madrugada al alba dé la mano de mí padre  pasábamos por la puerta del cementerio con un riguroso silencio, el camino de polvo al amanecer desierto enmudecido,- yo sentía escalofríos, el silencio era de siglos, él se bajaba del animal de la mula torda y me bajaba a mí también, comenzaba un ritual sagrado  los dos “masculinamente serios “pasábamos junto a la verja sin mirar mi padre siempre repetía las mis más palabras aquí está tu abuelo y tu tío abuelo que fue fusilado recién terminada la guerra.
  Aquella puerta del cementerio y aquellas palabras de mi padre me acompañaron años en mis pesadillas nocturnas, aun hoy después de medio siglo sigo soñando con los verdugos de mi tío abuelo, hoy soñé con ese camino que a la derecha de la carretera nos llevaba al cementerio, y veo a mi padre secándose las lágrimas como si fueran sudor.
Mi madre quería que yo perdiera el miedo a los muertos y me llevaba al velatorio de los familiares y vecinos que fallecían en aquellos años se velaba a los muertos en la casa donde fallecían eran casas humildes con las paredes cargadas de humedad y la cal se mezclaba con el llanto, el riguroso luto se imponía sobre los llantos y rosarios cantados en voz alta mi abuela odiaba los rosarios y toda la beatería que rodeaba la muerte a ella que le fusilaron a su hermano en la tapia del cementerio, ella no olvido jamás que la iglesia fue cómplice de aquel genocidio, yo me quedaba sentado en el escalón de la casa y esperaba que mi abuela me diera la mano para volver a casa juntos caminábamos en silencio por las calles de la ciudad “perdida” ella me decía lo que decía el poeta que solos se quedan los muertos.
El domingo vísperas del cumple años de mi padre fui al cementerio para estar con el un rato  y observe que las flores y la rama de olivo que deje la última vez en la cuarta planta de calle del sol no estaban,- no estaba el búcaro donde depositarlas flores, pregunte al responsable del cementerio y me dijo que la gente roba las flores de las tumbas y también roban el lugar donde se depositan pensé qué futuro tiene este pueblo embrutecido que roba hasta en el cementerio, que se lleva las flores como botín de guerra.
Pedí permiso al enterrador para coger un poco de romero de la tierra  donde yacen los fusilados de la guerra, en una fosa común junto a la tapia del cementerio, allí crece un romero poderoso tan grande como las esperanzas de los fusilados, y llene la tumba con romero rojo, la de mi padre y la de mis abuelos seguro que mi padre estará contento, seguro que mi abuela será feliz siempre habrá romero rojo para sus almas.
PEÑISCOLA 21 DE JULIO 2020.

viernes, 3 de julio de 2020



LORQUEANDO EN LA CIUDAD



Después de una cena teatral camino llorando “on-line” como si llevara duendes en el bolsillo digital. Son las cuatro de la madrugada de un verano viral, el calor aprieta en la noche insomne y hasta mis latidos sudan en la tórrida Toledana, camino por los arrabales de la ciudad vieja, con el barbijo en el corazón, y en el alma toda la pasión de una noche donde la poesía se derramaba en la plaza del Carmen, poesía, teatro, filosofía y una pasión eterna que nos agranda la vida.
                El calor aprieta y la noche en el mar es mas suave, y hacia la estela plateada vuelan mis pasos, camino sobre el acero caliente de los raíles en los arrabales del mar se oye el cante de los gitanos de las casitas rosadas, la guitarra se derrama en la noche y las palmas reverberan en  la espuma de una orilla sin agua, me llega también la voz de  la voz de Federico García Lorca, que recita en este paisaje con tumbas la danza de la muerte.
                Cerca Luis Buñuel busca el plano imperfecto de un travestido vocinglero. Dalí salpica sus pinceles sobre el rosa mustio de unas paredes cansadas de ver, Gala baila la danza del fuego desnuda con la carne marchita gira, y aprieta sus caderas contra un moreno de Sacramonte que la guía con un taconeo polvoriento.
                Federico vuelve a gritar en voz baja su canto triste a los asesinos de palomas, a los enemigos de la mujer, a ellos los invita a purificarse en la hoguera de San Juan.
                 Yo sigo caminando hacia el mar buscando el coral de las tinieblas, mientras los coches de agua negra queman goma de alambres, no se si lo vi esta noche si fue los ardores del vino de TORO o la soledad de un camino hacia el mar, tal vez sean  los versos de Federico que retumban en mí alma huérfana, seguro que si que esta noche estaban todos, Buñuel ,Dali,Gala y por supuesto Federico que esperaban la aurora de la malvarrosa para darse un baño virgen, después de este bautizo de luz de luna que ahora nos hace creyentes de tu planeta más puro
Federico hoy me retiro a mi lecho caliente, mañana seguiremos Lorqueando.

VALENCIA 1 DE JULIO 2020.     LORQUEANDO EN LA MALVARROSA.




LORQUEANDO EN LA CIUDAD



Después de una cena teatral camino llorando “on-line” como si llevara duendes en el bolsillo digital. Son las cuatro de la madrugada de un verano viral, el calor aprieta en la noche insomne y hasta mis latidos sudan en la tórrida Toledana, camino por los arrabales de la ciudad vieja, con el barbijo en el corazón, y en el alma toda la pasión de una noche donde la poesía se derramaba en la plaza del Carmen, poesía, teatro, filosofía y una pasión eterna que nos agranda la vida.
                El calor aprieta y la noche en el mar es mas suave, y hacia la estela plateada vuelan mis pasos, camino sobre el acero caliente de los raíles en los arrabales del mar se oye el cante de los gitanos de las casitas rosadas, la guitarra se derrama en la noche y las palmas reverberan en  la espuma de una orilla sin agua, me llega también la voz de  la voz de Federico García Lorca, que recita en este paisaje con tumbas la danza de la muerte.
                Cerca Luis Buñuel busca el plano imperfecto de un travestido vocinglero. Dalí salpica sus pinceles sobre el rosa mustio de unas paredes cansadas de ver, Gala baila la danza del fuego desnuda con la carne marchita gira, y aprieta sus caderas contra un moreno de Sacramonte que la guía con un taconeo polvoriento.
                Federico vuelve a gritar en voz baja su canto triste a los asesinos de palomas, a los enemigos de la mujer, a ellos los invita a purificarse en la hoguera de San Juan.
                 Yo sigo caminando hacia el mar buscando el coral de las tinieblas, mientras los coches de agua negra queman goma de alambres, no se si lo vi esta noche si fue los ardores del vino de TORO o la soledad de un camino hacia el mar, tal vez sean  los versos de Federico que retumban en mí alma huérfana, seguro que si que esta noche estaban todos, Buñuel ,Dali,Gala y por supuesto Federico que esperaban la aurora de la malvarrosa para darse un baño virgen, después de este bautizo de luz de luna que ahora nos hace creyentes de tu planeta más puro
Federico hoy me retiro a mi lecho caliente, mañana seguiremos Lorqueando.

VALENCIA 1 DE JULIO 2020.     LORQUEANDO EN LA MALVARROSA.