miércoles, 28 de diciembre de 2022

 HOSPITAL DE SANTIAGO ÚBEDA

CARTA PARA MADRE.
Llegamos al Sur fue un viaje largo madre, desde que tú no estás todos los viajes son largos madre, recorrimos la meseta recordando a muchos seres queridos que ya no están , y sin embargo no se marcharan jamás, llegamos a Tomelloso muy cansados con la prisa del llegar, “nunca se debe ir con pisa a ver los seres queridos” una dulce niebla cubría el campo santo y allí vimos a los tres ( Félix, Paca, y Lupe) son malas fechas dijiste al verme mis ojos humedecidos,
- si Lupe se fue en Enero ya casi hace dos años y todavía no me lo puedo creer.
Se fue sin decir adiós en silencio, ella que tenia La llave de la niebla, ella vive en este cielo esponjoso lo sé.
Su ausencia nos dejo huérfanos, dejo un hueco irreparable en nuestras vidas.
Salimos de Tomelloso llorando como ahora llora el cielo, adiós familia GRANDE, y ahora oigo la voz de mi madre que dice no llores Joselito, y recuerdo la voz de PACA .
Salimos de Tomelloso con pujidos, bajo una niebla espesa gris y triste, abandonamos el campo santo sin mirar atrás, ya no existía la ciudad, solo unas sombras sucias en los arrabales de un lugar de la mancha.
Volamos hacia el Sur sentados en una cascara vieja de nuez, y llego Despeñaperros, Santa Elena y nos perdimos entre olivos hasta que llego la oscuridad y con ella los faros deslumbrantes y otra vez la niebla, y ya desde Vilches hasta Úbeda solo sombras y curvas.
Entramos en la ciudad, como entro San JUAN de la CRUZ a primeros de diciembre de 1591 muy cansado, con unas “calenturillas” que le llevaron a la muerte.
Nosotros por fortuna solo teníamos el cansancio de un largo viaje, nada que no pueda arreglar un café con leche caliente, o un sorbo de licor casero ubetense, llegamos al antiguo hospital de Santiago hoy centro cultural, el lugar donde yo nací, donde llore por primera vez, hoy estaba aquí de nuevo y esta vez era para leer mis versos, un buen amigo MANUEL OCHANDO me ha incluido en una antología poética de POETAS DE JAEN.
Llegamos con tiempo recorrimos las salas en silencio, los recuerdos olían a mi madre, a noches Úbedeñas.
Me senté en un banco del patio renacentista y primero oía un violín y las aterciopeladas voces de un coro celestial, luego en mi memoria llegaba aquel hospital de 1958 mi madre empujándome para traerme a este mundo.
“No hay nada de mas sabiduría que el parto: el rito milenario de la especie hace de una mujer, a todas las mujeres” mi madre era una de ellas, parián juntas en una fría sala calentada con braseros de cisco, el vahó del agua caliente salía por la puerta y empañaba las vidrieras del viejo hospital de Santiago, las olas resonaban en los vientres de las mujeres campesinas, la cal de las paredes vieron muchos “milagros “llegaron muchos niños al mundo en un tiempo de hambre sin un pan bajo el brazo.
Yo hoy sentía el dolor de aquella mujeres y después del dolor gritos de empuja, empuja baezana, empuja Joaquina.
Madre hoy mi voz y mí llanto son uno, aquí en estas galerías llego a la vida este que ahora te recuerda tu hijo Joselito soy el fruto de una Amapola Morena de una Baezana humilde, y quiero recordar cómo fue mi primer llanto hoy sentado en un banco en este sueño renacentista, sigo llorando emocionado de alegría, la misma alegría que tu sentiste aquel septiembre de 1958 al dar a luz a este aprendiz de poeta que hoy te recuerda con un poemario en las manos (poeta de Jaén) aquí estoy con todos tus recuerdos que huelen a Úbeda y a mí casa de Baeza, aun sentimiento Andaluz.
Úbeda diciembre de 2022 centro cultural antiguo hospital de Santiago.
José Montoro.
Puede ser una imagen de libro y al aire libre

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lunes, 19 de diciembre de 2022

 CABÚERNIGA Y JOSE HIERRO

Buscando los pasos de José Hierro en Cantabria en Cabezón de la SAL en un viaje poético que se convirtió en aventura, veníamos de la meseta, para cumplir una promesa que hicimos a Pepe Hierro “a veces uno tendría que pararse unos instantes antes de prometer algo” nunca pensé que sería tan complicado llegar a las orillas del saja, tal vez debería a verle prometido a Pepe aquella tarde de Orujo ir con mis “ojos a las orillas de otro rio” el East River por ejemplo tan presente en su cuaderno de Nueva York, el rio Este donde quedo el llanto y las palabras del poeta en un folio en blanco.
Yo recorrí las inmensas llanuras castellanas un día lluvioso de otoño, para cumplir una promesa que casi me cuesta llanto, y eso que yo “ya no lloro yo ya no se llorar”.
Atravesamos Campoo, ya con nieve una noche interminable donde la carretera se cubrió de blanco y las encrucijadas nos acosaban en cada curva de la noche, los cristales empañados de miedo no me dejaban ver el camino, a los pies de un árbol deje todas mis bilis las buenas y las malas, salieron de mi boca como sale el fuego de las entrañas de un Dragón mitológico, al final y no me preguntéis como llegamos, derrotados por la senda de los “Foramontanos”. a las faldas de la sierra de Cabuerniga donde nos esperaba un lecho con goteras, que nos dejo su banda sonora, su tortura sonora para rematar un día de “perros” .
Pero como sabéis después de la tormenta siempre llega la calma, y siempre después de mañanas tristes llegan tardes felices, y hoy amaneció radiantemente feliz, el sol se derramaba por las tapizadas praderas, el bosque se desperezaba de una noche de tormenta, nos dio una tregua el agua y recorrimos las orillas del Saja con un rumor de agua llegamos a CABEZON DE LA SAL buscando a Pepe hierro, un paisano nos dijo que junto al PALACIO DE LA BODEGA se encuentra José Hierro si y hay estabas en la esquina del palacio hay estabas en tu “tierra sin nosotros” y contigo recorrimos esta villa donde los romanos extraían la sal, el oro blanco era la sal en aquellos años, el rumor del agua nos acompaño hasta el parque Conde de SAN DIEGO y allí estabas en puro broce mirándonos, leyendo a Contratiempo.
Este poema tiene un son que no es el suyo.
Imaginad que estamos bailando un bolero.
Pero la música no suena
Yo no la oigo……….
Yo ahora si que te oigo Pepe y siento tu alegría derramada en esta hierba mojada, veo tu boca en la niebla que ahora me envuelve y por fin descubro que tu música es la mía y veo a Paca Aguirre besando tus mejillas heladas y ahora susurro tu nombre, el tuyo y el de todos los poetas que te amaron, y las palabras son ascuas que queman la hierba, tu nombre resuena, en el silencio ahora soy yo el que besa tus mejillas heladas y te digo hasta siempre, y la ciudad me saluda con los brazos alzados a las nubes.
JOSE MONTORO DICIEMBRE 2022 CENTENARIO DE JOSE HIERRO
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CABÚERNIGA Y JOSE HIERRO
Buscando los pasos de José Hierro en Cantabria en Cabezón de la SAL en un viaje poético que se convirtió en aventura, veníamos de la meseta, para cumplir una promesa que hicimos a Pepe Hierro “a veces uno tendría que pararse unos instantes antes de prometer algo” nunca pensé que sería tan complicado llegar a las orillas del saja, tal vez debería a verle prometido a Pepe aquella tarde de Orujo ir con mis “ojos a las orillas de otro rio” el East River por ejemplo tan presente en su cuaderno de Nueva York, el rio Este donde quedo el llanto y las palabras del poeta en un folio en blanco.
Yo recorrí las inmensas llanuras castellanas un día lluvioso de otoño, para cumplir una promesa que casi me cuesta llanto, y eso que yo “ya no lloro yo ya no se llorar”.
Atravesamos Campoo, ya con nieve una noche interminable donde la carretera se cubrió de blanco y las encrucijadas nos acosaban en cada curva de la noche, los cristales empañados de miedo no me dejaban ver el camino, a los pies de un árbol deje todas mis bilis las buenas y las malas, salieron de mi boca como sale el fuego de las entrañas de un Dragón mitológico, al final y no me preguntéis como llegamos, derrotados por la senda de los “Foramontanos”. a las faldas de la sierra de Cabuerniga donde nos esperaba un lecho con goteras, que nos dejo su banda sonora, su tortura sonora para rematar un día de “perros” .
Pero como sabéis después de la tormenta siempre llega la calma, y siempre después de mañanas tristes llegan tardes felices, y hoy amaneció radiantemente feliz, el sol se derramaba por las tapizadas praderas, el bosque se desperezaba de una noche de tormenta, nos dio una tregua el agua y recorrimos las orillas del Saja con un rumor de agua llegamos a CABEZON DE LA SAL buscando a Pepe hierro, un paisano nos dijo que junto al PALACIO DE LA BODEGA se encuentra José Hierro si y hay estabas en la esquina del palacio hay estabas en tu “tierra sin nosotros” y contigo recorrimos esta villa donde los romanos extraían la sal, el oro blanco era la sal en aquellos años, el rumor del agua nos acompaño hasta el parque Conde de SAN DIEGO y allí estabas en puro broce mirándonos, leyendo a Contratiempo.
Este poema tiene un son que no es el suyo.
Imaginad que estamos bailando un bolero.
Pero la música no suena
Yo no la oigo……….
Yo ahora si que te oigo Pepe y siento tu alegría derramada en esta hierba mojada, veo tu boca en la niebla que ahora me envuelve y por fin descubro que tu música es la mía y veo a Paca Aguirre besando tus mejillas heladas y ahora susurro tu nombre, el tuyo y el de todos los poetas que te amaron, y las palabras son ascuas que queman la hierba, tu nombre resuena, en el silencio ahora soy yo el que besa tus mejillas heladas y te digo hasta siempre, y la ciudad me saluda con los brazos alzados a las nubes.
JOSE MONTORO DICIEMBRE 2022 CENTENARIO DE JOSE HIERRO

martes, 29 de noviembre de 2022

 JOSE HIERRO (PROMESA CUMPLIDA)

CARCEL DEL DUESO (SANTOÑA)
Llovía a cantaros, llegamos del sur camino de SANTOÑA, llevaba en mis bolsillos un poema de José Hierro los Andaluces, el viento helado del mar me rasgaba mí cara, él frio hacía temblar mis cuerdas vocales, yo estoy aquí hoy esta mañana lluviosa muy fría de noviembre, estoy aquí para cumplir una promesa que le hice un día de verano a Pepe Hierro en el Escorial después de tomar unos vasos de orujo.
Estoy solo tiritando de frio y calado hasta los huesos, cumpliendo una promesa recitando un poema que me hermano con José Hierro, he tardado muchos años Pepe en cumplir mi promesa, ya sabes poeta son muchos los desamparos he llegado el año de tu centenario, no vine en abril que fue cuando tu naciste pero tú me pediste que viniera en otoño o en invierno, y elegí noviembre, diciembre fue el mes que tu decidiste marcharte hace ahora veinte años, tu aquella tarde tórrida de Agosto entre risas me dijiste que viniera con lluvia y frio a Santoña, y aquí estoy en la playa de Bernia recitando al viento “LOS ANDALUCES” con mi voz helada y mis manos temblando cumpliendo mí promesa.
“Decían: “ Ojú qué frio”
No “Que espantoso, tremendo,
Injusto frio”.
Resignadamente “Ojú qué frio…Los andaluces como yo gritaban resignados tiritaban bajo ropas delgadas, como yo tirito ahora recordando aquel horror aquellos latigazos resuenan en mi memoria.
Ahora estoy llorando Pepe, llorando recordándote a tí y recordando a mis paisanos olvidados para siempre.
Ahora con marea baja con mis pies en la arena cierro los ojos y recuerdo el grito del pelotón de verdugos apunten fuego, y así mataron a seres inocentes, oigo sus gritos, ahora siento su sangre caliente hecha barro bajo mis pies, el fascismo asesino sin piedad a centenares de presos republicanos.
Ahora me pregunto contigo “cuantos años hace de esto.
O cuantos faltan para esto
Que hace un momento viví
Por los caminos…-ojú
Qué frio- de Andalucía.
Ahora contemplo los muros de la cárcel de DUESO, que emergen en la niebla y veo las tejas rojas de sangre que chorrean, que cubren, la memoria de miles de hombres que fueron torturados, en celdas de castigo, hombres ilustres de la cultura española que el franquismo hacino en barracones, y asesino en las afueras en la playa de Bernia.
Ahora en tu centenario recuerdo a Antonio Buero Vallejo, a Cipriano Rivas Cherif maestros del teatro, que también como tu José Hierro, sufrieron los latigazos de frio de esta cárcel, recuerdo a todos los que dejaron sus vidas ahora recuerdo a los hijos asesinados en una playa inocente, y vuelvo a cantar al viento LOS ANDALUCES “Oju que frio”.
José Montoro SANTOÑA NOVIEMBRE 2022
CENTENARIO DE JOSE HIERRO.
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