Diario de un poeta en blanco.
Lectores
No sé si alguna vez os paso seguro que sí, no sé si alguna
vez compraste un libro por lo que contaba el autor y te sentiste decepcionado.
Un lector decepcionado es una de
las más terribles experiencias que le puede pasar a un escritor, es algo que el
autor no controla, las novelas los poemarios suelen pasar por las manos de
otros escritores otros poetas que leen la obra antes de publicarse, pero cada
vez esos escritores son menos rigurosos con sus amigos autores, quizás por
miedo los egos, muchas razones, que han hecho que el mercado literario sea eso
un mercado.
Hace tiempo las editoriales tenían
lectores profesionales que aconsejaban sobre las novelas, yo mismo durante un
tiempo leí algunos poemarios de algunos poetas amigos que le gustaba mi
criterio, y ya sufrí en mis carnes mi propia sinceridad, el autor es muy
complicado y le cuesta mucho dejarse aconsejar, y también es muy desconfiado y
teme que algún otro autor le plagie la idea, por eso el trabajo de los
correctores era casi un trabajo secreto (por cierto que las editoriales también
quitaron de su presupuesto los correctores y de ahí que las “ morcillas
literarias” hayan aumentado.
Pero es cierto que los escritores
tienen una ventaja, la inmensa mayoría
de los lectores son muy benévolos con
los autores, a mí me pasa a menudo me siento culpable por no haber entendido el
autor yo valoro mucho la profesión de escritor porque se lo complicado que es
desde escribir un relato un poema y no digamos una novela, yo siempre he tenido
mucho respecto por los autores desde mi infancia me fascinaron las historia que
surgían de los libros si claro lo he dicho muchas veces los libros nos agrandan
la vida y algunos como yo necesitamos nuestra medicina, somos enfermos crónicos de la palabra escrita.
Yo
fui muy poco a la escuela casi nada a los 14 años ya trabajaba y los años que
me tuvieron en el internado aprendí muy poco como bien nos contaba Pedro
Almodovar en su película “Dolor y Gloria” en los internados de la época los
niños de familias pobres éramos números, que el franquismo agonizante de la
época le regalaba a la iglesia para mejorar las tasas de analfabetismo de una
dictadura que no moría nunca.
Yo estudie poco pero siempre tuve
pasión por los clásicos y los poetas y novelistas de la época de adolescente
eran de una calidad impresionante, los libros no estaban al alcance de mi
bolsillo y cuando se compraba una novela, un poemario, no podías arriesgarte a
que lo que compraras fuera una “ morcilla” en vez de una obra literaria, es
cierto que el franquismo tuvo sus escritores “chorizeros” pero la mayoría de lo
que se publicaba desde la novela latino americana hasta toda la literatura
Española eran de una calidad envidiable, los escritores eran traducidos en todo
el mundo por su calidad literaria no por razones de márquetin de empresa como
ocurre ahora, el reconocimiento en todo el mundo a casi tod@s los escritores
del exilio por su calidad literaria y su compromiso humano, la mayoría
ejercieron la docencia en las mejores universidades del planeta.
En aquellos años el boca a boca
de los lectores era casi clandestino y los pocos lectores eran fantásticos y muy críticos, con los
autores, las novelas pasaban de mano en mano se compraban a plazos en el círculo
de lectores, éramos lectores casi enfermizos leíamos por militancia, y era fantástico
el resultado.
Acabo de leer una novela que me a
decepcionado y no sé cómo decirle al autor que no me gusto su último trabajo, y
ando pensando si al decirle la verdad de
lo que pienso al escritor me creare un enemigo, supongo que si corren malos
tiempos para los libros y supongo que una mínima duda sobre un trabajo literario,
es razón para que el autor ya no te hable más en la vida, ya me paso hace
tiempo y no quiero que me vuelva a suceder, y supongo que no seré el único caso,
así que me gustaría que los autores actuales fueran un poco más críticos con
ellos mismos, solo por que el lector no tienen quien le defienda y ante un mal
trabajo literario la que sufre es la cultura.
El escritor no tiene la responsabilidad
de un cirujano pero trabajar con las palabra con la imaginación acarrea también
la responsabilidad de hacer un trabajo digno el lector se lo merece, y a pesar
que el márquetin salva muchas novelas, premios poéticos que salvan poemarios,
eso es como poner “alfombras rojas en una escombrera” y es tiempo de vivir en
la verdad por que la cultura ya no puede sufrir más mentiras, y hay que revisar
y podar, el autor tiene que ser critico consigo mismo, por que nadie se atreve
a decirte que tu novela no me ha gustado, a mi no me ha gustado la ultima
novela que leí y me tengo que morder la lengua para no perder un amig@ seamos respetuosos
con los pocos lectores que tiene este país ell@s se lo merecen.
Valencia
22 de septiembre 2020.
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