viernes, 3 de abril de 2020


DIARIO DE UN AISLADO

SIN COBERTURA Y EN ALARMA,

Yo vengo de muchas alarmas de muchos miedos, soy hijo del miedo y del silencio.
 Mi madre me gesto cuando no se podía hablar, eran tiempos de silencio y sacristía la ley del silencio gobernaba un tiempo de angustia para los perdedores de una guerra que ellos no comenzaron, tiempo de silencio para mas de cuatro generaciones, era complicado para alguien que nació a finales de los 50 en el seno de una familia pobre muy pobre.
Estaba prohibido preguntar por un chico que estaba en una foto clandestina porque también era un tiempo de silencio para la imagen y aquel muchacho que estaba junto a mí abuela que decían que se parecía mucho a mí, aquel muchacho que fusilaron en un paredón junto al cementerio era el hermano de mi abuela.
Mi abuelo estuvo cuarenta años en silencio recluido entre cuatro paredes, él era blanquedor y el franquismo encontró la fórmula mágica para matarlo en vida no darle trabajo, abocarlo a la pobreza y a la esclavitud, amarrarlo a la pobreza y dejar que viviera de mi abuela que se ganaba unas pesetas fregando suelos, y haciendo camas de los vencedores.
Después de la guerra y de los campos de concentración solo le quedo su casa y una rabia contenida en su cuerpo, una angustiosa reclusión de perdedor, que a veces se disparaba el hacia sus ejercicios en casa quería estar en forma para cuando los aliados llegaran a liberar a España del fascismo, luego los aliados pasaron de él y de todo un país y lo abandonaron a su suerte, de olvido y silencio, él siguió día a día haciendo sus tablas de gimnasia, caminando por la casa, moviendo todo su cuerpo nunca se rindió corpore sano mente sana decía a su modo.
El no tuvo un solo día de fiesta, ni cuando murió el dictador se atrevió a celebrarlo por miedo no se creía que aquel día llegara nunca.
Hoy sentí yo el mismo desamparo que vivió mi abuelo durante muchos años, hoy después de 22 días de reclusión y escuchando las informaciones sobre la tragedia que estamos viviendo, el numero de muertos los ingresos hospitalarios y los parados que ha generado este estado de alarma.
 Yo soy un parado más que he sobrevivido a muchas crisis con mucha angustia y se la ansiedad que genera en las personas ese estado de incertidumbre de estar en una situación  donde no se ve el horizonte, hoy he recibido llamadas de compañeros que han despedido estos días algunas empresa se aprovechan y han utilizado  aquel refrán que dice “ a mar revuelto ganancia de pescadores” en tiempos de alarma se ve la calaña de cada cual y los buitres de fabrica aprovechan el miedo.
Hoy me llamaron compañeros de trabajo que han despedido con los nuevos sistemas tecnológicos con un Wasap te dicen no venga usted mañana esta despedido. Mis compañeros me pedían el teléfono del paro que yo si lo tengo a mano para solicitar la prestación del desempleo, me han dicho que ese teléfono no lo coge nadie, que nadie responde a las llamadas de un despedido angustiado, yo mismo he llamado a ese teléfono porque aunque yo según la administración no tengo derecho a prestación después de 44 años cotizando pero eso es una batalla mía, la última reforma laboral nos dejó desamparados a muchos trabajador@s.
 Durante estos meses he llamado al SEPE y siempre me atendían muy bien por eso hoy me he sorprendido que nadie respondiera a la llamada y es de verdad hoy nadie responde, han abandonado el” barco” y han dejado náufragos de in formación a gente sin cobertura.
No entiendo nÍ entendí nunca porque en tiempos difíciles no hay quien te coja un teléfono quien te envié un saludo, aunque sea virtual, ahora más que nunca los funcionarios y la administración tiene que responder las llamadas, nadie tiene que generar mas angustia por el silencio, el tiempo de silencio se acabó.
     Yo como decía aquel sabio franciscano “cada día necesito menos cosas y lo poco que necesito, cada vez lo necesito menos” pero que no me falte la comunicación que tenga siempre una llamada, y que cuando yo llame no exista el silencio ya tuve demasiado silencio en mi vida.


Valencia 3 de abril de 2020 21 día de confinamiento,

               


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