DIARIO DE UN POETA JUVILADO
18 MAYO 2019
Hoy el día se levanto ventoso, no el viento poético que
tanto se utilizó en la lírica, el aire que decía mi madre, ella tenía su vocabulario
propio tan particular, palabras como que
‘’airaso’ hace estaban mucho en su boca, mi madre odiaba los días de aire, y
eso también lo herede yo el viento huracanado que hoy sopla, y que seguro que
tiene que ver con el cambio climático, alguna vez le intente explica a mi madre
porque el clima ha cambiado tanto en los últimos años, pero ella no lo entendía
y decía que mientras hubiera pastillas no pasaba nada, todo lo solucionaba con pastillas,
aspirinas para el vendaval.
Yo no encontré química para el viento, quizás alguna metáfora
poética, parapetarse, con una buena lectura siempre es una buena opción.
Que nos estamos cargando el
planeta es algo que ya no se pone en duda, ahora oigo por la radio, palabras
como justicia climática. Tenemos la obligación física, ética moral, de defender
la tierra, el planeta no puede ser una mercancía.
Ahora desde mi ventana, miro las palmeras que
agitan su melena al viento, el aire polvoriento, triste, que arrastra nuestras
miserias, esa rama que danza en el descampado no es sino un miembro de nuestro
cuerpo, y las hojas muertas son cabellos de plata que perdemos con los años.
Desde esta atalaya del dolor, desde esta
ventana blindada del hospital, veo el jardín de mayo, y también el descampado desnudo,
la vida es un jardín y un desierto a la vez, ahora oigo el sonido de las
camillas que llegan por pasillos eternos, las ambulancias con el dolor en sus entrañas,
y se mezclan los sonidos el viento contra los cristales, los muelles de las
camillas que gritan, las sirenas de guerra que con el vendaval, enfurecen su grito,
si hoy yo necesito algo mas que una aspirina para este dolor de mundo que ahora
ocupa mi cabeza.
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