domingo, 12 de mayo de 2019


DIARIO DE UM POETA REPOSADO
                                                                                 12 DE MAYO 2019


Hace un tiempo que el teléfono fijo de casa no dejaba de sonar, durante años escuchar el sonido de aquellos teléfonos, y lo digo en plural por que estaban instalados en todos los puntos de la casa, en el salón en la cocina, en mi mesita de noche, sonaba a horas intempestivas a veces por trabajo y otras por algún asunto grave de la enfermedad de mis padres, cuantas veces pensé en darme de baja, de hecho, cambie de número.
 Una vez en un arrebato de rabia lo hice, pensaba que cambiando de número de teléfono so lo me llamaría mi familia, se acabaría por fin la tortura, pero todo lo contrario en pocos meses todo continuo igual, el cáncer de mi vida entonces era el teléfono fijo.
Ahora no llama nadie e desmontado todos los puntos de tortura que durante años ensombrecieron mi vida, todos los artilugios que sonaban virales desaparecieron de mi vida y hasta la propia compañía telefónica me aconsejo darlo de baja, cuando falto mi madre me traje su teléfono y lo instale en casa es un aparato con grandes números para que mi madre los viera al pulsar, ella no savia leer ni escribir pero los números de mi hermano y mío estaban siempre en mi memoria, me llamaba todos los días, y  a menudo yo renegaba otra vez mi madre, cuanto me arrepiento de esas quejas mías, y cuanto hecho de menos las llamadas de mi madre, ahora tengo su teléfono en mis manos y reviso la agenda que el cuidador experto dejo impresa en la memoria de este magnífico recuerdo que conservo de mis padres, aquí reconozco mi nombre Joselito, y me gusta mirarlo, me pregunto que estaría contándome ahora la ‘maestra de las flores ‘como me gustaría una llamada.
Escribo este diario por que hoy si sonó el teléfono fijo me llamaban de la familia mi ‘’segundo padre ‘me  contaba con voz entrecortada entre lágrimas, que lo operan esta semana de cáncer cuando escuche la palabra cáncer se me helaron las venas, todo el miedo de años en esta palabra luego las lágrimas, y las preguntas las mil preguntas, y otra vez a vencer los miedos otra vez, a buscar la luz de una enfermedad a seguir resistiendo y otra vez como tantos años las malas noticias llegan, por este teléfono de mi madre que seguro desde el cielo le manda fuerzas a mi ‘’segundo padre’’.




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