sábado, 11 de mayo de 2019


DIARIO DE UM POETA ‘’ REFORMAO``       



Esta noche soñé que vivía en Lisboa, la culpa la tiene un libro que acabo de terminar de leer, alguien dirá que culpa tienen los libros, yo la palabra culpa la aprendí en el seminario donde crecí, en aquel infernal de internado siempre alguien tenía la culpa de algo a pesar de que no parábamos de confesarnos día si día no, después del desayuno pasábamos por el confesionario, de la pequeña capilla que estaba en un túnel, antes de llegar a las aulas, aquel lugar siniestro con fuerte olor a incienso y una luz tenue que caía de una vela apurada, aquella macilenta llama alejada del confesionario, daba al lugar un sentido de culpa, quizás por el miedo que teníamos a la penitencia que para mí siempre era ´´eterna``
Hoy me pareció mi ciudad una ciudad extraña, yo bajaba por la AV, DUQUE DE LOULE en dirección al rio, me pareció que la neblina de esta mañana era distinta que los tranvías amarillos, que transitaban junto al rio con un traqueteo de tablas, eran distintos a los tranvías que a diario me cruzo, quizás el sueño matinal o el no estar lo suficientemente  despierto, esta noche en sueños camine por las calles de Lisboa tuvo la culpa un paisano mío ANTONIO MUÑOZ MOLINA, y su ultimo libro  que acabo de terminar, TUS PASOS EN MI ESCALERA que ese es el titulo de esta novela mitad ficción mitad verdad, como todo en la vida, hacía tiempo que no disfrutaba de este escritor dos años mayor que yo, que estudio en Ubeda, el en los salesianos y yo en los jesuitas, el en libertad yo en el INTERNADO del miedo.
No me gusto la literatura de los últimos años de ANTONIO, su estancia en la ciudad de NUEVA YORK lo distancio mucho de mí, y creo que nos paso lo mismo a much@s yo que habite sus mismas calles, sus mismos pasos, disfrute como nadie su JINETE POLACO. Esta última novela suya me hizo reencontrarme con el escritor con la persona, y con LISBOA.
Yo esta mañana de mayo marchaba hacia el rio, pero no iba por Lisboa caminaba por la calle ALBORAYA en ayunas buscando el ambulatorio para hacerme una analítica, que controle mi nueva situación de precario.
Caminaba en ayunas, como me dijo la medica alguna vez le hice trampas a la doctora, o mejor a mi cuerpo y aunque me exigían ir en ayunas yo llevaba un café con leche en mis venas, siempre pensé que para que ir en ayunas, bastante hambre pase en mi infancia, me decía yo para mis a dentros, seguro que tú también le has hecho trampas una vez a tu cuerpo.
Cuando llegué al ambulatorio vi que estaba en VALENCIA cerca del rio Turia que ahora es un vergel, un paradisiaco jardín, no es el tajo y aquella torre, no es BELEN es el MIGUELETE.
Hoy también llevaba papeles en la mano mi nombre y muchas palabras químicas que no entiendo hoy los papeles no pesan no pesa mi nombre. Una enfermera me extrajo sangre con una dulzura de ‘’pastelera’’ y la introdujo en botes minimalistas con tapones de colores, ahora que me aprieto el algodón que tapona el pequeño agujero que hizo en mis venas ,me pregunto a donde ira la sangre, se recicla el rojo de mis venas o tal vez solo sirve la sangre de los jóvenes yo estoy ,,aposentado,, la sangre de los jubilados solo sirve para dar malas noticia, no se recicla, lo sé por qué  lo pregunte a las enfermeras y se rieron a coro, con esa risa bajo el brazo camino ahora por el rio, no es Lisboa otro día iremos a las orillas del TAJO.


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