MI CASA DEL MAR
En mi casa del mar siempre hubo gat@s yo no distingo el sexo de los felinos solo conocía su condición de macho o hembra cuando miraba a las gatas preñadas, cuando sus cahorro@s se agarraban a los pezones de Migas que así se llamaba la gata anarquista de mi casa de Baeza, me emocionaban ver a los cachorros que en una espuerta de esparto en un rincón de la cuadra al calor del eno, de la paja donde mi hermano y yo nos revolcábamos como los gatitos ellos lo hacían durante horas interminables, en aquella cuadra donde en invierno era el sitio preferido para ahuyentar el frio, el calor no lo daban los animales de la casa, el calor y el cariño cuantas veces me he dormido con un gato en mis pies.
Mi abuela me enseño a querer a los gatos, desde mi infancia en el Sur, ellos me acompañaron tanto en mi casa como en el cortijo de Magina donde trabajaba mi padre.
Al principio de la pandemia una Colonia felina encontró la paz en mi casa del Mar, un grupo de felinos ocuparon la casa del Belga decidieron por Asamblea como diría mí abuela de ocupar el jardín y bajó la sombra de las palmeras pasaban las horas, los días como si en el mundo no pasará nada, supongo que ellos intuían que algo pasaba no era normal que ellos pasaran tanto tiempo sin que nadie lo echará de algún sitio, el hambre les llevó a entrar en la casa y hacer limpieza en las alacenas del Belga, el hambre es muy dolorosa, sé comieron todo lo que jamás pensarían que come un gato, el hambre embrutece a todos los seres del planeta, y hace que los animales las personas coman lo incomestible, tener presente el hambre gritaba el poeta Miguel Hernández, nada mas espeluznante mas triste que ver a alguien con hambre, me dijeron que algunos felinos estaban esqueléticos, casi cadáveres.
Hace un mes el Ayuntamiento desalojó aquella ocupación felina, con un paisaje dantesco en la casa del Belga, un grupo de voluntari@s se hicieron cargo y con mucho cariño cuidaron a los supervivientes ellos me contaron que los gatos tienden a volver a juntarse hacer colonia hoy los he visto reunidos, en esta noche oscura de primavera, cerca del mar, dé un mar que conoce la tragedia que tiene en sus aguas mucha muerte y un infinito dolor, aquí bajo la brisa marina mientras el agua baila en la orilla, una colonia de felinos lloran las ausencias.
Hoy antes de cerrar las puertas de casa he dejado en el jardín un plato con comida de felino y una silla con un cojín para que repose el gat@ que se instaló en mi casa del mar, se que eso no es bastante, tanto me dieron los gatos en mi infancia que siempre estaré en deuda con ellos con su cariño y su calor.
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1Claudio Almagro Sanfeliu
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