DIARIO DE UM POETA REFORMADO
Hay días que nacen calmados, con una paz de finales de
primavera, la vida tiene esa capacidad y paz a la vez de tragedia. aparece después de visitar al medico en un
reconocimiento, rutinario, en un choque inesperado de automóvil, la vida se
rompe empezados cuando menos te lo esperas, la paz siempre vive amenazada, por
otra parte, es casi ley de vida. la vida y la muerte son inseparables, van de
la mano.
Hoy yo tuve una tragedia menor cuando más tranquilo andaba imbuido
en mi la lectura, interrumpido por las carreras de ODI que así se llama mi
pequeño perro, yo no elegí el nombre ya se llamaba así cuando su antigua dueña decidió
entregarlo por no poder atender.
El pequeño can adoptado,
recogido antes de que acabase en una triste ‘protectora’ es difícil educar un animal
que tu recoges con un añito no reconoce ni su nombre en mi voz lleva unos meses
con nosotros y a veces pienso que esta
sordo, pues lo llamo y ni se inmuta le hecho bastantes pruebas llamándole y he
descubierto que si me reconoce, me oye y
además me ‘ignora’ es muy listo y esa estrategia le funciona.
Cuando quiere me hace
caso y la mayoría de veces hace lo que le da la gana, es un espíritu libre y la
verdad es que los espíritus libres son complicados para una sociedad tan
esquematizada tan encuadrada, él cuando quiere sube y baja las escaleras desde el jardín, al
primer piso volando sobre el mármol de los escalones, ODI me supera es un pillo con antecedentes, salta
a mi sillón y lame mi cara, mis manos y hasta las paginas de PATRIA, que es en
este momento mi relectura, por cierto espero que no se enfade FERNANDO ARANBURU
por estos lametones que ODI le da a la portada roja y negra del libro, por
cierto a ARABURURU me gustaría preguntarle algunas cosas, sobre su
extraordinaria novela con tanto dolor en sus paginas siento un soplo de vida cada
vez que ODI salta a mi pecho, a veces me
pilla con el corazón roto pero ODI no entiende de lecturas, a pesar de que me lame
algunas lágrimas que se derraman de mis ojos, el corre y corre, salta y casi
vuela a mi cara.
A FERNANDO ARANBURU me gustaría preguntarle por qué no
incluyo en su novela tan realista a ningún animal, perros gatos o incluso algún
pajarito que recuerdo en esos años existían en todas las casas, en una novela
coral, con tantas familias echo de menos
que ninguna tuviera un erro en casa o en el huerto, o en esas naves, en esos polígonos
industriales donde los perros son herramienta de protección algo que por cierto
nunca me gusto, es una pregunta mínima para una gran novela pero, mi curiosidad
me puede, un día si me deja entrevistarlo será mi primera pregunta, porque no hay perros o gatos en
PATRIA.
Hace un rato que no oigo a ODI me lo imagino cansado dormido
a la sombra de mi olivo, pero al no escucharlo bajo al jardín y no lo
encuentro, y hay empieza mi tragedia, donde esta ODI veo que a rasgado la protección
para que no salga ala calle y se a marchado, salgo a la calle y llamo a ODI lo
busco por todas las casas vecinas, que todavía andan vacías esperando que llegue
el verano, busco en los jardines y ODI no está, pregunto a un vecino y me dice
que no lo vio, y ahora si mi corazón late a mil por hora, ODI lleva un chips y un collar con una chapita que
tiene su nombre y mi numero teléfono, pero eso no es consuelo lo busco desesperadamente
y lo llamo y mis vecinos también se incorporan a mi búsqueda, td@s llamamos a ODI
y me vienen las imágenes de aquella
magnifica película de PEPE ISBERT, y me veo como el, que gritaba y lloraba
CHENCHO donde esta CHENCHO, yo llamo a ODI no esta y no me valen los consejos
de mis vecinos que dicen que el vuelve que los perros son muy listos. Yo estoy roto
y miro por todas partes, y no lo encuentro y hay unos minutos que, son días y
me culpo y me duele ser tan confiado, y no sé cuántas cosas más, me voy hacia
el campo, donde lo llevo a correr y no lo veo, pero el me a olido y aparece detrás
de una rama y me mira a lo lejos me reta con su cabecita altivo y lo llamo y no
viene sigue con su firmeza ‘’libertaria’’ retándome, y corro hacia él, y él se aleja
con fuerza, al galope.
Con estrategias me
hago con él y lo cojo en brazos enfadado muy enfadado yo y ala vez muy contento,
y el me lame como si quisiera borrar ese enfado de mi cara, me lame de la misma
forma que lo hace con el libro PATRIA que ando releyendo esta tarde, esta tarde
de alegría y llanto como la vida misma.
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