martes, 6 de septiembre de 2016

Diario de un cuidador inexperto.Mi madre no quiere comer, me dice Rosana, cuando alguien como ella, que paso tanta hambre en la guerra y la posguerra,dice que no quiere comer se encienden las alarmas.
Ella paso hambre, y lo yebo con dignidad, nunca quiso decir que en su infancia paso hambre, siempre decía, mi madre siempre tubo un''hollico'' con aceite para darme,un baso de leche que Gabriela la vaquera,le traía a cambio de unos garbanzos tostaos, de una jarrita de aceite que mi abuela conseguía en estraperlo,las mujeres tenían una especial sensibilidad, ante el hambre, eran muy solidarias, tu me das leche yo te doy azúcar si tengo. Mi madre decía, tu abuela no permitía que sus hijos pasaran hambre, se quitaba el chusco de pan para dárnoslo a nosotros, mi padre estaba en la guerra, eramos tres hermanos pequeños, pero nunca nos falto, una miga de pan para echarnos a la boca,cuantas veces e oído de los labios de mi madre esas palabras.
Ella me cuenta, yo si he visto a niños recoger aceituna verde y comérsela tan amarga como estaban, y chupar una arengue seca, que buena estaba joselito,y luego beber agua del pozo fresquita si joselito bebíamos mucha agua, el agua era gratis.
Ninguna madre del mundo pude permitir que su hijo pase hambre,hay que cerrar la fabrica del hambre,la fabrica de las lagrimas y del dolor.No se puede permitir el hambre como forma de dominación del fuerte sobre el débil. Tener presente el hambre recordad su pasado decía el poeta.
Hoy que mi madre no quiere comer le cuento esto y se le caen unas lagrimas, joselito me dice es que no me entra, hazlo por mi mama por tu hijo, que no paso hambre.

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