martes, 24 de diciembre de 2024

 

Cuento de navidad, con madre en el corazón
 
 
Mi madre se pasó la vida tejiendo, desde siempre la recuerdo con un ovillo de lana y sus agujas de madera de enzarzar la lana, siempre en su sillita de coser porque ella tenía su silla de nea preferida para aquel trabajo artesano que ella lo hacía por necesidad,  en casa en mi infancia no teníamos para ropa llevábamos siempre ropa usada de los hijos del señorito y un “saquito de lana “ella siempre tan preocupada por mí “ ponte el saquito que te vas a constipar Joselito,  yo me marchaba a las eras a jugar a futbol era mi gran regalo de navidad, corre detrás de una pelota de trapo después de venir de la “aceituna “dejar el saquito azul encima de la piedra que era la portería,  galopar por la piedra,  correr entre la hierba hasta el último gol que siempre lo metíamos cuando se hacía de noche.
 
Hoy miro hacia tras y veo en mis recuerdos su imagen, tantos años tejiendo del “derecho y del revés” del “bobo y el ocho” ahora la contemplo bajo la parra de Baeza, preparando mi ropa para el internado, cosiendo el número 382 en mí sotana de botones, en mí saquito “bobo” siempre tejiendo,  buscando el sol del invierno y la brisa fresca de la tarde en verano, la lana era uno de los privilegios que teníamos los pobres, la única manera de estrenar una prenda aunque la lana fuera usada siempre se reinventaba y volvía a tener uso, me gustaba hasta el vocabulario que ella usaba “una vaga, cinco del derecho, dos juntos del revés “y así me explicaba ella con sus duces palabras su trabajo de tejedora.
 
La última vez que la vi tejer fue un invierno en Valencia tenía su vieja sillita de nea junto al balcón, al sol de Diciembre ella estaba preparando el belén para esas navidades y entre el musgo la serpentinas y todas las figuras sobresalía un niño Jesús desnudo, ella lo tenía en sus manos aquella imagen tan tierna y desnuda en sus manos sarmentosas era un milagro.
yo la contemplaba, la miraba a ella,  como con sus dedos tomaba medidas a aquel niño Jesús, la mire y no le dije nada nos despedimos y el día de noche buena como todos los años fui a su casa y contemple su hermoso belén, mis ojos se fueron directamente al niño Jesús estaba vestido con un “saquito” blanco, de un jerséis de lana que yo le di un día para que me hiciera unos guantes, y ese ¿niño Jesús le pregunte? Le he hecho un “sallo” para que no pase frió que lleva demasiados años desnudo me dijo me acerque hacia ella y le di un beso, de los bolsillos de su mandil saco un regalo hecho por ella estaba envuelto con papel de navidad, ten me dijo mi regalo.
Hoy que la vida nos une de nuevo, tú en algún lugar del cielo, ese cielo que yo pinto de color del Sur, ahora miro tu fotografía, con tu regalo en mis manos aquellos guantes de lana que me hiciste aquel día que decidiste que el niño Jesús no pasara frio, ahora miro tu fotografía frente al belén y veo tu imagen junto al niño vestido con un saquito blanco hecho con tus manos sarmentosas, ahora madre el mundo deja de existir y solo estas tú, siento ganas de llorar, lloro y es por ti madre, porque tú eres todo para mí.
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