UN ANGEL “laico”
EN BAEZA
(50 AÑOS DE MEMORIA)
Hace apenas
cuatro meses en las navidades del año pasado me sucedió algo que para mí agnóstico
con “con carnet” fui a la presentación de la antología de POETAS DE JAEN Sentimiento andaluz, coordinada por mi amigo
el poeta Manuel Ochando, era para mí un día muy especial, llegamos al Sur en un
viaje muy accidentado cargado de emociones como cada vez que viajo al Sur
llegamos con prisa y con el estomago desconsolado, con desconsuelo como decía
mi madre, y buscamos lugar para comer.
A mí me gusta siempre ir a sitios que están
instalados en mi memoria como rincón de confort, y suelo visitar los lugares
donde viaje con mis padres que aunque ya no están, no se fueron nunca, siempre
vuelvo para tener su presencia y sobre todo cuando voy a comer, mis padres por
su economía comieron muy poco fuera de casa, mi padre festejaba siempre las
comidas de mi madre y me decía cada vez que comíamos juntos en su casa.-
Joselito esta comida de tu madre cuánto vale en un restaurante ,- yo sonreía
mientras mi madre protestaba con altanería,- ella le decía a mi padre a ver si
me llevas algún día a los restaurantes de Baeza que va tu hijo, que tengo ganas
de que me pongan el mantel y el plato.
Ahora siempre que como fuera de casa llevo a
mi madre conmigo. Ese día de diciembre que os contaba íbamos cerca de los
cerros de Úbeda, donde me voy yo siempre que recuerdo a mi familia, ese día de
Diciembre comimos en los portales de Tundidores en un lugar muy emblemático para mi, pues en
lo que ahora es un restaurante durante muchos años fue una churrería, que según
mi madre hacían los mejores churros del mundo,
mi madre empleaba mucho la palabra Mundo para enardecer lo que era su
vida, ella que no fue jamás a ningún sitio, que no subió ni en un avión, ni
barco ni siquiera en un autobús del Inserso, y no fue por falta de ganas, mi
padre no quería viajar nunca decía que como en casa no se estaba en ningún
lugar, solo tuvo dos sitios, BAEZA Y SEDAVI, fueron sus únicos lugares en su
Mundo.
Ese día de
Diciembre soleado comimos en una terraza de los Portales, nos pusieron el
mantel y nos trajeron una cestita de pan, mientras que contemplaba el Sol de invierno,
el cielo del SUR tan alto siempre, se acercó una perrita anciana negra con ojos
llorosos, le arrastraban sus mamas por el suelo estaba famélica, yo siempre
tuve miedo a los perros desde que era niño que el Alicán, el perro de Diego mi
vecino el panadero de mi vida, desde que me mordió con apenas cinco añitos yo
tuve miedo a los perros, miedo que me acompaña
siempre alguna vez trate con mi terapeuta esos miedos, que ahora no
quiero que me quite nadie, tengo miedo, de no tenerle miedo a los perros.
Aquella
perra no era tal, era un Ángel
Laico lo
descubrí aquel día en su mirada, aquella noche de diciembre, que pase en vela
hablando con esos ojillos llorosos y con el hambre canina de aquel Ser, qué me
llevaba a la angustia de la posguerra, ese sobrevivir de mis seres queridos,
aquel miedo al hambre.
Recuerdo que
le hice una foto mientras tragaba el pan mojado en salsa de Albóndigas, una
foto que entonces no quedo grabada en la memoria de mi móvil, me pareció
misterioso que en lugar de la imagen de la perra apareciera una pequeña luz
entre grises y sombras, entonces no escribí nada quería tener la imagen que
ilustrara esta historia.
Este sábado
de Gloria pasado volví a comer en Tundidores y nada más poner el mantel y la cesta
del pan apareció la misma perra famélica con los mismos ojos y las mismas
hambres con sus mamas arrastrando por el suelo.
Sentí un escalofrió
al ver al animal no podía ser verdad cinco meses después aquel Ángel laico
llegaba a mí mesa y me miraba como miran con los ojos del hambre, moje mi pan
en la salsa de albóndigas que eran como las que hacia mi madre ,y lo compartí
con ella con esa perra vagabunda, le hice una fotos con dos cámaras distintas,
y hoy lunes de pascua cuando escribo estas líneas, y busco la imagen, y no
están, no encuentro explicación, no es un misterio, o si lo es, ahora solo encuentro sombras las sombras que deja el hambre en la memoria de los hombres.
JOSE MONTORO
VALENCIA, julio
de 2023
DESDE LA
NOSTALGIA.
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