martes, 13 de junio de 2023

 VENTO MAREIRO

(EL GALGO GALLEGO)

Llegue a Cambados caminando por el territorio de los recuerdos de la literatura, tras las huellas de Don Ramón de Valle Inclán, y bajo la “tutela” de Doña Emilia Pardo Bazán.
Hoy es martes el primer martes de junio y llueve intensamente, después de tomar un café en el restaurante DIVINAS PALABRAS construido en la casa donde vivió don Ramón, donde han construido un restaurante tan moderno que de el ilustre escritor solo queda el nombre, Divinas Palabras que pena yo esperaba una taberna gallega, y no este mamotreto moderno que en este entorno es un esperpento si Valle levantara la cabeza no sé lo que saldría por su boca o por su pluma en fin este lugar tiene una ventaja que su terraza acristalada deja ver la calle y sobre todo la hermosa plaza de FEFIÑÁNS que ahora se despereza bajo la lluvia, sus edificios ilustres parecen un galeón de granito batiéndose con el mar, por fin a cesado el vendaval primaveral y unos rayos de sol aterciopelan las piedras de este lugar mágico, hoy decidí antes de visitar el cementerio de la ciudad donde descansa los restos de la gran Josefina Blanco Tejerina la primera mujer de Ramón Valle Inclán, y digo lo de gran mujer porque Josefina Blanco lo era, mirar quien fue esta mujer otro día que “llueva” menos os hablare de ella en ese cementerio que visitare mañana está enterrado también Joaquín María Del Valle Inclán un bebe de cuatro meses hijo de don Ramón y Josefina que murió parece ser de gastroenteritis.
Esta mañana me siento divino, como escribía Don Ramón, ”todo el amor de la hora estaba en mi, él crepúsculo se me revelaba como el vinculo eucarístico que enlaza la noche con el día”.
Hoy me siento como el escritor, pleno con un sentimiento divino en mi cuerpo y así casi levitando cruzo la plaza para llegar al Pazo de Fefiñáns también llamado Palacio de Figueroa, un palacio etiquetado como barroco Gallego, pero que sin duda su construcción tiene influencia Renacentista esta plaza donde se sitúa el Pazo es de una belleza divina un lugar de leyenda donde las palabras son sanadoras, una plaza que invita al baile a la música, esta ciudad de piedra tiene una belleza natural que con el agua toma más vida, una ciudad para vestirla de palabras para cantar siempre, un lugar donde crecer como crecen las mareas al ritmo de las lunas y el sol.
Llegamos al portal del pazo y volvió la lluvia con su música de agua, una chica nos dijo que hoy no tendríamos visita guiada pues nadie llego aquel lugar del paraíso para visitarlo, pero ella se ofreció a iniciar la visita conmigo y fue un lujo, ella es hija de los actuales dueños que habitan parte del palacio, y nadie como ella conoce cada rincón de aquel lugar mágico comenzamos por las salas del palacio y vi que las estancias no visitables estaban habitadas, y conservadas de forma exquisita estando en la sala del café ella recibió una llamada que la altero, me dijo que me tenía que dejar que Vento se estaba portando mal, salió apresurada, me dijo que todo el palacio y las afueras del Pazo de Fefiñáns era para mí, camine lentamente por toda la casa mirando los objetos que me llevaban desde el siglo XV hasta hoy, descubrí que en aquel lugar tomaban muchas tardes café las escritoras Emilia Pardo Bazán y Concepción Arenas, Salí de la casa, y me encamine con ganas de disfrutar de la naturaleza, de aquella estancia mágica, después de cruzar un puente barroco salí al campo de labranza del Pazo, donde convivían un inmenso jardín con las parras sujetadas por unos pilares de piedra granítica, las uvas ya colgaban entre las pámpanas aterciopeladas que bajo el agua de la lluvia crepitaban como si quisieran hablar, entonces me acorde de mi padre y de aquello que me contaba, siempre que hablaba de agua, de aquel manantial del Sur andaluz donde el agua gallega llenaba los cantaros recuerdo que yo le decía que esa agua se filtraba en Santiago de Compostela y que aparecía en Baeza cerca de las tres fuentes salía el agua Gallega, la fuente que nunca se seco, entonces me acorde de Rafael que sufrió la guerra, y también posguerra que llenaba sus cantaros en esa fuente, y que por si fuera poco su dolor le puso de nombre a su galgo el Guerra, el galgo que le salvo del hambre, aquel animal tan noble que me miraba en mi infancia y que nunca me ladro, a mí que el miedo me atenazaba cada vez que veía un perro, un miedo que todavía conservo después de que con seis añitos me mordiera el Alican el perro de Diego el panadero que clavo sus garras en mi culo infantil.
Yo estaba ensimismado esta mañana en Galicia, me pasa a menudo con los recuerdos y de pronto me vi en medio del viñedo venia hacia mí un galgo inmenso una mujer gritaba corriendo tras el Vento, Vento, pero el galgo galopaba desenfrenadamente hacia mí, yo me quede como una estatua de piedra como un pilar granítico que sujeta las parras, me despedí del mundo, el miedo me atenazo vi los ojos del galgo y era el Guerra, yo estaba ya en otra vida o en otra muerte no lose, el galgo apoyo sus patas en mis hombros y me lamio mi cara mojada, oír otra vez la voz ahora dulce de la mujer que corría tras el galgo, VENTO deja a ese señor y Vento se bajo de mis hombros, volví a la vida, la señora me pidió mil disculpas y me llevo a su casa donde me limpio el barro que las garras de Vento Mareiro dejo en mi camisa blanca, ella me conto la vida de ese galgo, un cachorro inmenso recogido de una perrera de Vigo, yo le conté la vida del Guerra un galgo del sur que salvo del hambre a su dueño, le dije donde estaba la fuente del agua gallega en Andalucía, me despedí de ella con dos besos y me regalo unas botellas de Albariño de su cosecha me enseño su bodega, me dijo, este vino de Cambados es el mejor vino GALLEGO, me despedí también con una mirada del joven galgo Vento Mareiro, y ahora de vuelta y con MORRIÑA, mientras saboreo este Albariño de Cambados, recuerdo estos días en el paraíso de Rías Baixa.
JOSE MONTORO
JUNIO 2023.
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