CABÚERNIGA Y JOSE HIERRO
Buscando los pasos de José Hierro en Cantabria en Cabezón de la SAL en un viaje poético que se convirtió en aventura, veníamos de la meseta, para cumplir una promesa que hicimos a Pepe Hierro “a veces uno tendría que pararse unos instantes antes de prometer algo” nunca pensé que sería tan complicado llegar a las orillas del saja, tal vez debería a verle prometido a Pepe aquella tarde de Orujo ir con mis “ojos a las orillas de otro rio” el East River por ejemplo tan presente en su cuaderno de Nueva York, el rio Este donde quedo el llanto y las palabras del poeta en un folio en blanco.
Yo recorrí las inmensas llanuras castellanas un día lluvioso de otoño, para cumplir una promesa que casi me cuesta llanto, y eso que yo “ya no lloro yo ya no se llorar”.
Atravesamos Campoo, ya con nieve una noche interminable donde la carretera se cubrió de blanco y las encrucijadas nos acosaban en cada curva de la noche, los cristales empañados de miedo no me dejaban ver el camino, a los pies de un árbol deje todas mis bilis las buenas y las malas, salieron de mi boca como sale el fuego de las entrañas de un Dragón mitológico, al final y no me preguntéis como llegamos, derrotados por la senda de los “Foramontanos”. a las faldas de la sierra de Cabuerniga donde nos esperaba un lecho con goteras, que nos dejo su banda sonora, su tortura sonora para rematar un día de “perros” .
Pero como sabéis después de la tormenta siempre llega la calma, y siempre después de mañanas tristes llegan tardes felices, y hoy amaneció radiantemente feliz, el sol se derramaba por las tapizadas praderas, el bosque se desperezaba de una noche de tormenta, nos dio una tregua el agua y recorrimos las orillas del Saja con un rumor de agua llegamos a CABEZON DE LA SAL buscando a Pepe hierro, un paisano nos dijo que junto al PALACIO DE LA BODEGA se encuentra José Hierro si y hay estabas en la esquina del palacio hay estabas en tu “tierra sin nosotros” y contigo recorrimos esta villa donde los romanos extraían la sal, el oro blanco era la sal en aquellos años, el rumor del agua nos acompaño hasta el parque Conde de SAN DIEGO y allí estabas en puro broce mirándonos, leyendo a Contratiempo.
Este poema tiene un son que no es el suyo.
Imaginad que estamos bailando un bolero.
Pero la música no suena
Yo no la oigo……….
Yo ahora si que te oigo Pepe y siento tu alegría derramada en esta hierba mojada, veo tu boca en la niebla que ahora me envuelve y por fin descubro que tu música es la mía y veo a Paca Aguirre besando tus mejillas heladas y ahora susurro tu nombre, el tuyo y el de todos los poetas que te amaron, y las palabras son ascuas que queman la hierba, tu nombre resuena, en el silencio ahora soy yo el que besa tus mejillas heladas y te digo hasta siempre, y la ciudad me saluda con los brazos alzados a las nubes.
JOSE MONTORO DICIEMBRE 2022 CENTENARIO DE JOSE HIERRO
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