CARLO DEL AMOR (2)
Emocionado de lecturas, de
pasajes que cargan las alacenas del corazón, caminando por la vereda de unos
seres extraordinarios de pintores que se mezclan con voces cómplices, leyendas
sueños dejados en una imagen en un libro que abre las alamedas del alma, que me
lleva al rio de mis recuerdos al primer paso de un camino que me llevo a la estancia
más antigua, allí me subí a un torno de cerámica, puse mis manos en el vértigo,
y mis pies giraban como en un Tío vivo, moje el barro e hice churros de tierra,
las ánforas eran para maestros. Mi madre me observaba desde la puerta y reía sus
ojos brillaban al verme feliz mover la rueda del Torno mi cara con churretes de
arcilla, cayendo sobre mis piernas infantiles todo era mágico en aquella
escuela.
A mi me gustaba la sala de dibujo
artístico, la de las acuarelas, la galería donde las manos de escayola tienen vida, todas las partes del cuerpo humano yacían amontonadas en un gran cajón descuartizadas,
sin sangre, esperando que empezara el curso, impacientes cuerpos de escayola
que en invierno subirán en un pequeño pulpito donde los futuros artistas medirán sus aristas sus dedos carnoso largos
como las mirada inocentes que cada año perfilaran, y dará vida a unos dedos de Dioses,
mirarlas será un misterio.
Yo preguntaba a mi hermano que si fue alumno
de aquella escuela de artes, como era el proceso, cual era el primer paso antes
de poner el primer trazo en un lienzo inmaculado, mirar y medir la pieza darle
vida interiorizarla, en los ojos.
Mi
hermano me dijo que lo primero que dibujo fue un dedo la uña de un dedo de un
dios griego, ese fue su primer dibujo artístico, seria de un Dios de un sabio
como se llamaría aquel gran griego que hizo de mi hermano pintor.
él fue mi guía en
aquellas salas en aquellos jardines
donde se encontraba la escuela de artes GASPAR BECERRA , un baezano ilustre que
da nombre a la escuela, un artista que dejo gran parte de su vida en Astorga, ciudad
a la que me siento unido gracias a la senda del poeta en aquel lugar de la Maragatería
soy muy feliz y allí me siento más que nunca discípulo de mí gran paisano Gaspar Becerra,
cada año como un peregrino recorro la
catedral de Astorga y me fundo con la
sangre del Sur del artista que dejo su vida en aquellas bóvedas de miel y
silencio, en aquel lugar oigo la voz del artista que me pide al aprendiz que
soy ( pásame el pincel Joselito) cuantos
recuerdos escritos en el alma de este aprendiz que se hace mayor siendo
aprendiz.
En aquel lugar del Sur sigue mí
madre junto al poeta del amor y la mística, en los jardines asalvajados
seguimos corriendo mí hermano y yo, escondidos tras la estatua de piedra de San
Juan De LA CRUZ.
Cuantas veces compartí silencios en mi
estancia en Baeza la presencia Antonio Machado, y San Juan son visita obligada,
la ciudad de Jorge Manrique, de FEDERICO GARCIA LORCA, la ciudad perdida que me
vio nacer.
Esta
semana bajo los arcos de un mármol de Carrara de otro maestro del Renacimiento Jerónimo
Vic Barberá, bajo las bóvedas inmaculadas del museo –
San Pio V yo contaba a mis amig@s la vida de mis cicerones
en la escuela de artes de mí pueblo, les hablaba de mi madre siempre presente, les
hablaba del olor a oleo mezclado con el olor a cerrado de la arcilla , el barro
agrietado que se descolgaba de una bata blanca remendada, olvidada en una
percha por un profesor presuroso de vacaciones, les hablaba de este magnifico
libro de Carlos del Amor EMOCIONARME y emocionado continuo ahora que escribo
estas líneas que son miradas de pintores visionarios de grande pintores que nos
agrandaron la vida, como en este momento la literatura conjugada con el arte se
hacen emociones en las alamedas de mi alma.
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