Diario de un cuidador inexperto.
Mi madre despertó de una larga operación de hueso,ella me mira con la mirada,mas intensa todo el alivio en sus ojos,nunca temió el dolor,y hoy tampoco,la vida ese paréntesis,la vida es una mirada, un beso de abuela,una caricia de sus manos sarmentosas.
Mi madre me pregunta donde esta,si han salido los niños de la escuela, yo le digo que en una habitación de el hospital con una pierna remenda,escuchando el vibrar del oxigeno,viendo como cae las gotas lentamente de una bolsa que con interruptor,rodeada de gomas y drenajes,estas en un sexto piso le digo tu nunca subiste tan alta, pero aquí hay ascensor le digo y sonríe,no hay niños en tu ventana,pero tienes vecina de cama,con abanico,ella mira el zumbar de las varillas de bambú que mueven el aire espeso de una habitación de hospital,nada mas triste que estar enferma,que las horas sean eternas y el dolor se enquisten en el corazón.
ahora se les escapa un hay, y vuelve a su dolor,al dolor de siglos que nos acompaña,yo le digo que el hay por el hay,es muy flamenco.
Y la enfermera que le saca sangre le canta una coplilla,manchega,por que es de Albacete,y yo le recito aquel poema de Lorca el de aquellos Angeles negros,con navajas de Albacete.
MI madre la mira,se le ve la vida en las pupilas,y la enfermera se va con su bandeja de sangre,prometiendo para mañana un fandango Manchego.
La vida en un hospital,es una espera infinita,un lugar donde los abanicos no hacen aire,donde las miradas son lentas espesas,donde solo se mueve el oxigeno,con baile de muerte.
Mi madre me pregunta donde esta,si han salido los niños de la escuela, yo le digo que en una habitación de el hospital con una pierna remenda,escuchando el vibrar del oxigeno,viendo como cae las gotas lentamente de una bolsa que con interruptor,rodeada de gomas y drenajes,estas en un sexto piso le digo tu nunca subiste tan alta, pero aquí hay ascensor le digo y sonríe,no hay niños en tu ventana,pero tienes vecina de cama,con abanico,ella mira el zumbar de las varillas de bambú que mueven el aire espeso de una habitación de hospital,nada mas triste que estar enferma,que las horas sean eternas y el dolor se enquisten en el corazón.
ahora se les escapa un hay, y vuelve a su dolor,al dolor de siglos que nos acompaña,yo le digo que el hay por el hay,es muy flamenco.
Y la enfermera que le saca sangre le canta una coplilla,manchega,por que es de Albacete,y yo le recito aquel poema de Lorca el de aquellos Angeles negros,con navajas de Albacete.
MI madre la mira,se le ve la vida en las pupilas,y la enfermera se va con su bandeja de sangre,prometiendo para mañana un fandango Manchego.
La vida en un hospital,es una espera infinita,un lugar donde los abanicos no hacen aire,donde las miradas son lentas espesas,donde solo se mueve el oxigeno,con baile de muerte.
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