iario de un cuidador inexperto...Mi madre me ha dicho que hay que comprar una mesa camilla mas grande, ahora vienen muchas visitas y necesitamos una mesa mas grande,a mi abuela le encantaba la mesa camilla ella decía que era la única mesa en la que podía vernos a tod@s la cara, el brillo de los ojos cuando la felicidad pasea por nuestras pupilas,o también cuando la rojez de nuestros ojos indicaba que aviamos llorado, llorado por amor, por castigo,mi abuela a veces tenia los ojos rojos se acordaba de su hermano me decía, fusilado en el paredón del cementerio, yo le decía abuela ya lo superaras, y ella respondía joselito el dolor no se supera se vive con el para siempre,- pero tu haces que ahora no lo tenga en mis ojos,- se secaba las lagrimas, y me daba un abrazo con sus manos sarmentosas atriticas de tanto trabajar.
La mesa camilla tenia su encanto en el paño de sus faldas, suave que apretamos contra nuestras piernas,hay se daban la mano los novios furtivos por debajo de las faldas, cuando ya entraban en casa que era después de un largo proceso que otro día contaremos.
La mesa camilla tenia un elemento mágico el brasero, uno de los inventos mas grandes, decían que lo inventaron los árabes, del Al -andaluz, de que siglo es, no lo se, pero el que lo invento merece un'' monumento'' el nuestro era de ojala o de hierro ahora no lo recuerdo, mi abuela me dijo que ella casa el señorito vio uno de cerámica lo tenían de adorno, y decían que era muy antiguo''del tiempo de los moros decía mi abuela`` lo hacia con cisquin,sobre el negro cisco se echaban las ascuas de la lumbre, para que prendieran lentamente mi abuela me dada un cartón para que lo aventara yo abanicaba las ascuas,de donde salían unos colores mágicos unos rojos con pequeñas llamas azules blancas,a mi me encantaba encender el brasero.
Allí pasábamos las noches de invierno, los protagonistas eran mis abuelos, mi abuela le gustaba contar historias de su juventud,Rosa que era nuestra vecina también se sentaba, ella contaba historias del'' tío del saco'' mi hermano y yo la mirábamos asombrados, y mi madre decía no le cuentes esa cosa a los niños que luego tienen pesadillas, mi abuelo contaba cosa de la guerra,pero muy de vez en cuando,cuando le insistíamos nos contaban como se calentaban las manos en las trincheras,y otras historias.mi abuela me decía joselito menea el brasero y yo cogía la badila, o la paleta, que ahora no lo recuerdo,al mover el cisco el rojo alumbraba mis mejillas, me ardían.Debajo de las faldas exsistia un paisaje mágico. Mi madre tenia ''cabrillas`` en sus piernas, de tantas horas como pasaba sentada en la mesa camilla.
Ahora se lo recuerdo, cuando tenia cabrillas y se untaba en las piernas aceite de oliva,hoy el brasero y esta historia le arranco una sonrisa,el brasero me salvo.
Y finalmente mi madre me dice entonces Joselito tu te encargas de la mesa camilla, y tu hermano de las faldas.
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