EL CALVARIO DE JOSEFINA MANRESA.
(Homenaje en el 8 de MARZO)
Aquella mañana de MARZO se hizo la noche en la esposa “en aquel rostro llevaba todas las heridas esta muchacha morena era la mujer de la pena “en el aire espeso de la despedida, resonaban las últimas palabras de Miguel Hernández!” Ay, hija, Josefina, que desgraciada eres!” y la esposa se refugió con su niño, con todos los recuerdos que le acompañarán de por vida, primero en su casa de Cox, y más tarde en Elche.
Ella tenía apenas veintiséis años y por su vida había pasado un ciclón, un huracán de amor y versos, que ahora yacía en el nicho 1009 del cementerio de ALICANTE.
Esta mañana de MARZO, mañana de flores y pésame, el aire de los cipreses cantaba “LLEGÓ CON TRES HERIDAS” luego los días de soledad de luto y dolor eterno, por su cuerpo de muchacha pasaron demasiadas guerras, demasiado dolor para una mujer su inocencia, su vida se perdió entre duelos y penas, nacida para el dolor como su esposo, era una mujer de la guerra, una mártir con demasiadas pérdidas en su vida,
La guerra le arrebató tanto, se ensaño enconada, contra dos seres que solo querían amarse, luego llegó la posguerra con tanto silencio, con la ansiedad que trae el resistir, educar a un niño con ojos de mar, y velar por un legado vital literario, ordenar los recuerdos bajo la luz macilenta de un tiempo de sombras.
Ella era la morena de altas torres, pero ya no estaba la voz que pronunciaba su nombre, ya nadie escribiría alégrate Josefina.
Aquella primavera de 1942 a Josefina le dolían los ojos de tanto llorar, no tenía fuerzas para ordenar tanto dolor, en la sala estaban esas dos bolsa que dejó el poeta, esas manchas de pus y sangre que no desaparecieron nunca, se entrelazan con los versos MIGUEL HERNANDEZ con los cuentos `para Manolillo, ella la musa del poeta, la que se muere “ de casta y de sencilla” femeninamente seria conversa con Miguel y pasa los dedos sobre el tiempo amarillo, donde las cartas gobiernan los recuerdos, ella recostada con la ausencia evoca tiempos mejores donde el amor compartía espacio con los ramilletes de piteras, ramos de amor , u promesas de amapolas que se llevó el dolor.
Cartas que se gastan en las manos, y el hambre como única compañera, pero no me llores más bien enamorada mujer deja tu pena que duerma en la soledad del huerto, en el que el agua turbia del dolor corra por la calle del olvido, siéntate a mirar pasar el tiempo junto al poeta de la esperanza.
Josefina ordeno y custodio el legado que el poeta nos dejó, luchó como una “leona” y gracias a ella se conserva la obra del poeta, y toda la memoria que ella contó. Esta mujer “ fuerte” guardo con celo el Arca donde no solo estaban sus recuerdos y parte de la obra del poeta Miguel Hernández, manuscritos que ella veló durante 45 años, gracias a ella tenemos la suerte de disfrutar del poeta Valenciano más universal.
Mi reconocimiento a Josefina Manresa, a esta mujer ejemplar y a todas las mujeres que agrandaron la vida de Miguel Hernández.
JOSE MONTORO 8 DE MARZO 2021 (texto extraído de mi conferencia las mujeres en MIGUEL HERNANDEZ)
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