domingo, 23 de febrero de 2025

 

Paz mental
En un mundo embrutecido.
 
 
 
La vida nos cambia nuestro rumbo, la cotidianidad es un hilo de luz, tan débil y tan fuerte, de pronto nuestros hábitos, nuestra rutina de la que tantas veces huimos, se rompen, basta una noche de insomnio, un pequeño dolor, una gota de fragilidad que se cuela por las grietas de nuestros destino nos sacan de nuestro mundo, las goteras que con los años vamos acumulando va llenando el baso de nuestra resiliencia.
Estamos embrutecidos, lo veo en la parada del autobús, nadie da los buenos días, todos queremos subir el primero atropellando unos a otros, dentro del bus la mayoría van hablando por teléfono, las conversaciones se cruzan, la música, de los "transistores digitales" se hace insufrible, mi silencio interior apenas me sirve de refugio, la ciudad enloquecida de tráfico claxon sonando, yo voy en el 8 al hospital la Fe, voy intentando leer la prensa, leo al filoso Santiago Alba Rico, que me cuenta, que vivimos en un mundo extrañó qué combina del modo más inquietante el ascetismo ideológico con la lujuria tecnológica, ando corto de concentración en esta jungla del 8, me pierdo entre conversaciones de enfermedades raras, y música estruendosa me cuesta centrarme en la lectura, mi vecino de asiento me pregunta "qué dice el periódico hoy, seguro que cuenta mentirás " yo no sé qué responder, me sale un improvisado " me gusta leer" luego de un silencio atronador, me vuelve a preguntar va al hospital, que le pasa, nada respondo voy a cuidar, y usted pregunto,- yo si estoy enfermo me responde tengo muchos años me dice, yo no sé qué responder cuándo hablamos de años últimamente me quedo callado, el 8, el autobús rojo se detiene, llegamos al hospital, nos despedimos.
Ahora desde el cuarto del hospital busco, un poco de descanso, un poco de paz mental para seguir resistiendo, en este mundo extrañó que nos tocó vivir, una luz que nos dé energía, un sopló de esperanza para compartir.

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