Una mirada consciente
Desdé el huerto de Plauto
Cuando el planeta despierta bajo las bombas y el hambre del genocidio de Gaza, la hambruna sigue matando a niños, tenés presente el hambre gritaba el poeta Miguel Hernández cuando bajó las Bombas fascistas morian los niños, primero las balas asesinas, luego el hambre asesina, el poeta gritaba que su niño solo comía cebolla.
Yo bajo un cielo de ceniza abro la escena de la huerta de Plauto, veo volar al rastrillo alado, que nadie nunca encuentra, las huellas de los gatos en la humbria, las tejas del tesoro donde sueñan los caracoles, el canto a la aurora del girasol, el sol pintado en el cielo con los colores de la lavanda de Carmen, los suspiros de la calabazas, el manglar de Fernando vestido de pámpanas, racimos de uvas imposibles, los tomates de Román muy tardíos, el silenció del rincón del recreo, la hierba mala abrazada, estrangulando a los pimientos italianos, el grito de los pimientos rojos, las casita infantiles de Elisabet, que esperan la lluvia que no llega, el pueblo Blanco qué se despereza a lo lejos, la pestuga que sueña con ser olivo, la casa de Velintonia que espera alados versos del hortelano ausente, el espantapájaros que zurean, que canta con las torcaces, las veredas de lavanda, que sueñan ser alamedas, un mundo mágico en pie de Paz, gritando no a la guerra, sin hambrunas y sin hombres embrutecidos.