La poesía es un arma cargada de futuro
lunes, 24 de noviembre de 2025
jueves, 20 de noviembre de 2025
Donde estabas el día que murió Franco.
En noviembre de 1975 yo tenía 17 años cumplidos en septiembre, en verano de 1973 con el dictador vivo, mi madre decidió salir de una vez de tanta necesidad, de tantos años de oscuridad y silencio, años de luto, mí abuela jamás se quitó el negro de su cuerpo desde que en 1939 fusilaron a su hermano en la tapia del cementerio.
En agosto de 1973 en el remolque de un camión mi hermano y yo íbamos acurrucados, entre los poco que podéis la familia, Medio saco de garbanzos una damajuana pequeña de aceite, una tabla de madera de lavar y un barreño de latón pequeño donde cabía todo el ajuar de cocina de mi madre, ligeros de equipaje como cantaba el poeta don Antonio Machado, con lo puesto dejábamos mí Andalucía, el sur más profundo y doloroso buscando una tierra que nos acogiera, un lugar donde tener una vida digna, llegamos a Sedaví en ese lugar por primera vez tuve mí habitación, una cama para mí, una ducha con agua caliente, era casi un milagro ese verano vi por primera vez el mar en Pinedo no lo olvidaré jamás.
Como jamás olvidaré el día que murió Franco, yo con 17 años trabajaba de electricista era oficial de tercera llevaba dos años ya trabajando en el oficio qué no a abandone hasta mi jubilación, aquella mañana muy temprano, jueves 20 de noviembre mí madre me preparo la fiambrera como todos los días yo madrugaba mucho esa fecha en concreto yo estaba trabajando en Vinalesa un pueblito de la Horta, para llegar allí desde Sedaví cojia el 27 el autobús que me llevaba a las torres de Serranos donde cogía el único coche de Línea que llegaba a Vinalesa,.
Salí de noche a las siete de la mañana desde Benetússer en la parada no había nadie, un silencio estremecedor las fábricas del mueble estaban todas cerradas, el cobrador del autobús me dijo pero dónde vas tú está mañana fría de Noviembre " no sabes qué se ha muerto Franco" yo no le hice casó subí y me senté en el sitio de siempre la ciudad estaba desierta, todo cerrado alguna pequeña luz en un taller de la calle San Vicente, tuve una sensación extraña, esa misma sensación la tuve años después, en febrero de 1981 cuando el golpe Militar de Tejero,el autobús el "27" recorría la ciudad sin apenas recoger pasajeros, cuando llegue a las Torres de Serranos el silencio era sobrecogedor en la parada del autobús a Vinalesa, estaba cómo todos los días Amparin la pescadera, qué abastecía Vinalesa tenía dos grandes neveras yo solía ayudar aquella mujer entrañable, ella a veces me regalaba un cucurucho de calamares, por ayudarle con las neveras, pero aquel día estaba muy enfadada, renegaba porque no sabía si vendría el autobús que nos llevaría a Vinalesa, ella siempre tenia una sonrisa en la boca, siempre cantando, aquel día maldecía al autobús a Franco, a Dios, a todos el mundo, a las dos horas de esperar paso un taxi y se fue a Vinalesa, ella no podía dejar el pescado ni a sus clientes sin comer,era muy formal muy estricta con su trabajo, me dijo que fuera con ella, que ella pagaba el taxi, yo le respondí que no tenía dinero, ella me dio un beso en la mejilla, y me susurro al oído por fin se murió el burro, mañana todo será distinto.
Ahora estoy leyendo la viñeta de Paco Roca Operación Lucero, un recuerdo del día en que murió Franco, ahora recuerdo todo el dolor que el dictador dejó en mi familia en mi pueblo un pueblo noble trabajador que no merecía tanto dolor tanto sufrimiento.
martes, 18 de noviembre de 2025
Las espinacas del huerto de Plauto el Hambre del Franquismo.
Cuando era niño bajaba con mi padre por el camino de San Antonio,acompañaba a mi padre con un rastrillo y un artilugio que diseño mi abuelo para hacer suelos, los últimos suelos de la temporada, siempre los hacíamos, en el olivar cercano a la encina negra, el lugar donde don Antonio Machado descansaba en sus paseos hacia Úbeda la ciudad hermana, dábamos un rodeo que yo no entendía mi padre conocía un lugar donde estaban las mejores collejas de la Loma, las collejas eran las espinacas silvestres, que crecían cada año en aquella sombría cerca del olivar, sin que nadie las sembrara, las collejas, y otras plantas como los cardillos, las setas, salvaron del hambre a muchas personas en los años del hambre de la posguerra. Mi madre hacía con ellas y con caracoles un arroz caldoso fantástico, el arroz caldoso con collejas, caracoles y conejo era y sigue siendo mi plato de caliente favorito, siempre lo como en Noviembre cuándo recojo las primeras espinacas, estos últimos años las espinacas no fueron bien en el huerto de Plauto, pero la tierra es buena y este año el año después de la Dana las espinacas son fantásticas hoy he comido el primer arroz caldoso de la temporada, hoy he recordado a mí madre engañando a los caracoles con el sol tibio de Otoño a mí padre recogiendo las collejas con su "navajilla" de cortar las setas, haciendo con ese cariño sin cortar la raíz, hoy he vuelto a mí infancia con un buen arroz de "collejas" ahora las espinacas son del huerto de Plauto, sembradas y labradas con mucho cariño,hoy e recordado aquellos años de extrema precariedad en los últimos " coletazos" del maldito Franquismo que tanta hambre nos hizo pasar.
miércoles, 12 de noviembre de 2025
lunes, 10 de noviembre de 2025
miércoles, 5 de noviembre de 2025