domingo, 14 de diciembre de 2025

 Esperando la lluvia en el huerto de Plauto.


Mí padre siempre me decía que la tierra lloraba por la lluvia, cuando el veías las nubes en el cielo, acababa diciendo "borregitos en el cielo, agua en el suelo" preparaba el rastrillo y los lebrillos, el rastrillo para airear la tierra,  prepararla, abrir el "alma" del secano para que el agua haga su trabajo, los lebrillos de arcilla para recoger el agua, que nunca sobra.
Hoy  el huerto de Plauto se preparaba para recibir a Emilia la Dana que nos visitará mañana, hoy el temporal de Otoño tiene nombre mujer, la borrasca que diría mi padre se llama como la madre de su amigo Serafín.
Los días víspera de lluvia son espectaculares en el mediterráneo, el cielo es un gran lienzo de Tiziano, las torcaces buscan refugio en el bosque desmochado, a las afueras de la ciudad santa, hoy  esperando la lluvia preparé las últimas semillas de espinacas, el huerto de invierno se cierra con dos caballones de espinacas, abrimos el surco, depositamos las diminutas "esperanzas" que nos darán en marzo un fruto inigualable, está mañana el silencio es la banda sonora de diciembre en el huerto de Plauto, las lagartijas hibernan, bajo las piedras del bardar, los caracoles buscan refugio bajo las tejas esparcidas, de una casa derruida,  en los grisáceos bancales pasan el invierno las culebras de Plauto, hoy el "Dios" de la lluvia canta su pregón húmedo, yo mientras tanto aireó la tierra como lo hacía mí padre, con toda la dulzura con todo el cariño que se deja en cada poso del surco donde la semilla germinará, en quince días veremos las diminutas hojitas, posiblemente en primavera  cuando la huerta de frutos haremos un buen arroz  para celebrar la vida por qué en el paraíso, hay arroz caldoso para todos los que siembran en invierno.

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