Cien años del poeta Vicente Andrés Estellés
Esta semana se han cumplido cien años del nacimiento del hijo del panadero, Vicent Andrés Estellés poeta extraordinario mejor persona lo conocí en una tarde lluviosa de Octubre de 1983, su compañera Isabel y el poeta me abrieron las puertas de su casa, vivían en Ceramista Ros, en una humilde vivienda preñada de libros, yo tenía 25 años, era un joven aprendiz de poeta , como lo sigo siendo ahora, un aprendiz de poeta que quería conocer a un maestro de la poesía, en aquéllos años uno de los sueños de este aprendiz de poeta, era conocer el taller poético, la casa donde escribía el poeta mas grande del país Valenciano, no pensaba desde luego que me fuera tan fácil.
Desde el primer día me abrió la puerta de su casa, y las tuve siempre abiertas fueron diez años de amistad que no olvidaré jamas, recuerdo que la primera vez que hable con Vicent estuvimos casi dos horas hablando de poesía, hablamos de muchos poetas de los de la generación del 50, y especial de Ose Hierro que por cierto estuvo viviendo en Valencia, Vicent me preguntó que leía yo y le dije que Antonio Machado y Miguel Hernández, el se quedó en silencio y le brotaron unas lagrimas, el me dijo qué estuvo frente a la tumba de Miguel Hernández en Alicante, frente al nicho donde estaba enterrado entonces el poeta, emocionado me habló de Miguel Hernández durante un buen rato se veía muy afectado la guerra y la posguerra que duda cabe había marcado la vida y la obra de V. A, Estellés un poeta de una extraordinaria sensibilidad.
Años después en 1990 yo descubrí la elegía que V.A.Estelles escribió a Miguel Hernández en su visita al cementerio de Alicante en febrero de 1960, frente al nicho1009 Vicente Andrés Estellés escribió una elegía extraordinaria cargada de una sensibilidad infinita, estos versos finales que os dejo aquí escritos por el poeta.
Este poema que he recitado siempre que voy al cementerio de Alicante, estos versos que para mí une a los dos poetas Valencianos más grandes del siglo XX, estos versos son mi pequeño homenaje, en el centenario del nacimiento del hijo del panadero.
No he traído un jazmín, un geranio.
Te he traído más silencio Miguel.
De rodillas he tocado con la mano tu nombre en la losa.
No me olvides, Miguel yo Te lo ruego.
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