viernes, 15 de enero de 2021

 

UN INFINITO JUNCO POR TESTIGO

 

 

                Ando releyendo  y subrayando con lápiz “alemán de mina blanda” un libro del que hablaron muy bien en plena pandemia, yo ley entonces críticas muy buenas de amigos escritores, también me hablaron muy bien de esta obra la sabias lectoras  de mi club de lectura, las críticas en prensa y mis sabias amigas nunca me fallan a la hora de señalarme una lectura, se trata del INFINITO EN UN JUNCO DE IRENE VALLEJO.

   Cuando se publicó  la primera edición de ese libro en septiembre del 2019,ya lo vi cómo posibilidad de “auto regalo” para mi cumpleaños que es septiembre también yo nací el mismo mes que el magnífico libro de Irene Vallejo en septiembre.

Cuando cumplo años y es una manía mía, siempre me regalo poesía como reivindicación por los versos, le da siempre un sentido nuevo a un año que renace cada vez que apago la llama del presente, entonces empiezo la senda de un poemario, el ultimo es (Días en Blanco la poesía completa de José Luis San Pedro) me acompañara hasta septiembre de este 2021 este año tan extraño y tan “blanco” tan resbaladizo que acaba de comenzar y que espero que los libros me protejan ahora más que nunca me encomiendo a la palabra escrita.

 Nunca me auto regalo “ensayo para mi aniversario “y ya sé que no es un ensayo,  este magnífico libro es mucho más que un ensayo es un una reivindicación de la lectura, los libros nos agrandan la vida hacen que las alamedas del alma se abran en cada palabra en cada lectura hay un  abrazo un suspiro, sí claro que los libros tienen vida propia los autores y autoras, son  padres y madres de palabras escritas que nos emocionan nos hacen llorar, soñar vivir, los libros insisto nos agrandan la vida, por cierto que buena la palabra ensayar como me gusta, me lleva a otro territorio que me encanta el teatro.

En casa hace ya unos años evitan regalarme libros, porque dicen que los libros me los regalo yo y que no tengo paciencia para espera un regalo, sobre todo si es un libro que me gusta, así que ya dan por hecho que yo  me auto regalo el poemario que me gusta.

Los libros sirven para mucho, y los que sois  lectores lo sabéis de sobra, hoy he descubierto una doble capacidad de las palabras escritas, ahora estoy leyendo frente al sol que cae de las montañas de Morella un sol que brilla sobre la petrificada nieves de los “puertos Morellanos” un lugar del paraíso para tomar el sol en los días de frió como hoy, me acompaña la lectura acabo de subrayar unas palabras de Ovidio de su libro el “arte de amar tan censurado y castigado por el imperio romano, por los cristianos, el sol se ha puesto frente a mis ojos deslumbrándome con su claridad imponente,  he puesto estas alas de palabras en mi cara para protegerme, este Papyrus de James Bruce que me acompaña esta mañana esta portada antideslizante suave, me he quitado los guantes y he pasado mis dedos por la piel de esta portada tan hermosa y cómplice de El infinito en un Junco es una de mis “debilidades” pasar mis dedos por la piel del libro,  he abrazado estas palabras como si abrazara el amor del poeta Ovidio, y la emociones se conjugan, se mezclan con este Sol de invierno, con esta ternura que significa abrazar palabras, y mis ojos denuncian  también a los bárbaros que quemaban libros, tantas emociones esta mañana de Enero con el alma cargada de memoria, abrazando un texto para calentar mi cuerpo,  revindicando siempre el planeta libro como la herramienta tierna para agrandar la vida.

Morella enero 2021.    J.MONTORO

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