DIARIO Del HIJO DEL CORTAOR.
Pestugas con fruto. I
Desde
muy niño yo acompañe a mi padre en sus tareas del campo el siempre fue
jornalero campesino sin tierra que trabajaba de sol a sol, aspiraba a tener un día algún olivar en propiedad tenía pasión por el olivo
era su árbol preferido cuando pudo y fue muy tarde pues su sueldo no le permitía
ahorrara, un domingo me levanto muy temprano y me subió a la mula que llevaba
las cantareras puestas, y el hacha de cortar recién afilada, no era tiempo de
corta y me sorprendió que el llevara el hacha cubierta con una piel de cabra, también
llevaba las hozes la mía pequeña y la suya recién afilada, lo de la hoz me sorprendía
menos yo creía que íbamos a corta
garbanzos ¿Qué por cierto era el trabajo del campo que menos me gustaba a mí ,
si es que me gustaba algún trabajo del
campo? -no a mí no me gustaba el campo, pero arrancar garbanzos lo odiaba,
acabar con las manos sangrando por el salitre de la planta, arrancar de la
tierra con un calcetín en la mano como
única protección esa planta pinchosa era un suplicio. Aquel día era todo tan
misterioso para mí, los cantaros, la hoz, el hacha en aquel domingo caluroso de
verano yo no salía de mi asombro.
Bajamos con dirección a Mágina y paramos en
las tres fuentes para llenar unos cantaros de agua, yo pregunté si era agua
para casa y el emocionado me dijo esta agua es para tí -yo no entendí nada esa
mañana todo era extraño para mí, pensé que nunca hasta entonces cogimos agua
para bajar en dirección al rio, cantaros el hacha mi padre silbando sus
canciones favoritas, pensé que mi padre no estaba muy bien ese día.
Caminamos juntos por un camino polvoriento con
la arcilla de los cantaros sudando, mojando la vieja albarda, cerca de la
fuente del agua gallega, y antes de llegar al túnel de la vía que pretendía unir
el Levante con Andalucía ,Utiel -Baeza
una obra que inicio la dictadura de Primo de Rivera continuo la obra en los años 60 y finalmente
en tiempos de democracia los políticos decidieron no ponerla en marcha desestimaron
la posibilidad de que la línea Utiel-Baeza se pusiera en marcha a pesar de
tener toda la obra acabada.
Esas vías esos túneles por los que a mí me
encantaba pasar sobre todo el verano cuando entrar en el túnel era un paraíso
el calor del campo del olivar sofocante,
daba paso aun frescor mágico que teníamos en el túnel la primera vez que atravesé
el túnel el miedo me encogió el corazón , fue la primera vez que sentí miedo a
la oscuridad que me cogí y aprete con fuerza la mano de mi padre que a su vez
apretaba con fuerza la riendas de la mula, el animal como yo seguramente también tenía miedo cuantas
noches las pesadillas no me dejaron dormir pensando en los misterios de aquella
estancia, de aquel tren que nunca cruzo esa oscuridad que tanto marco mi vida.
Al salir del túnel la luz nos cegó
los ojos Bajamos por una vereda donde solo podíamos caminar de uno en uno yo
iba a la sombra de mi padre el canturreaba, y yo seguía en una nube llegamos a un
olivar abandonado un añejar donde los jamargos crecían en las camas de los
olivos un olivar lleno de hierba y maleza donde los acebuches de ladero se
confundían con las zarzas, mi padre
había comprado aquel desastre, que de olivar solo tenía el nombre la
hierba y las piedras estaban por todos sitios los terrones petrificados eran
enormes, las ramas de los olivos se confundían con la selvas las pestugas de
los arboles de los olivos tenían fruto y esa era la clara constancia de aquel abandono.
Mi padre decía siempre que cuando un olivo da fruto por las pestugas, es por
que esta abandonado, y nada mas cierto que lo que veía mis ojos, mi padre
estaba emocionado era su primer campo la primera propiedad que compro mi padre
era un lugar abandonado donde los lagartos hicieron su casa, un lugar lleno de
culebras.
Mi padre me miro y me dijo este añejar
lo haremos tu y yo un vergel, se acerco al olivo que en la pandera de las tres
fuentes se moría de olvido y comenzó hablarle
mi padre de siempre hablo con los arboles desde niño el creció con ellos y
ellos eran su familia los olivos de Mágina fueron su vida siempre, y con ellos compartió
su soledad y sus alegrías, el olivo con el que el ahora habla era de su
propiedad y de él y de las tórtolas que zureaban esta mañana calurosa de verano.
Valencia verano del 2020.
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