Diario de un cuidador inexperto.
Las noches de calor,para mi madre son terribles,para todos son muy malas el aire espeso,que nos envuelve,cargado de angustia,y de química para sobrevivir,mi madre pide agua,una y otra vez, intenta que por los labios, llegue una brisa imposible,me pide que le moje la frente con agua del pozo,esa agua de la infancia tan lejana,que ya ni existe.
Que abra el balcón del cariño y las emociones,el de los recuerdos de una casa de piedra con paredes centenarias,que en el sur hacían las noches mas dulces,yo que esta noche fue imposible pegar ojo contemplo los detalles de estas colmenas que se hicieron,en los años de la emigración,pisos de 90 metros,con paredes de papel,sin ningún sentido de orientación,sin aprovechar la brisa marina,tan cercana,una locura de construcción inhumana,que pagaron en 40 años,a las afueras entre fabricas,y asfalto sin un árbol que de sombra,mi madre me pide que abra la ventana,que quiere saborear el aire fresco del corral,y yo le digo que no puedo abrir las ventanas que se escapa el aire acondicionado,y el bochorno soporífero,húmedo no nos dejara dormir y lo de dormí es una utopía por que el sudor,empapa mi cama portátil,y la frente de mi madre que emana, sudores químicos de tantas pastillas como toma.
Ella insiste que le abra la ventana,y se la abro de par en par,el paisaje es un deslunado,con manchas sucio,y lleno de maquinas de aire acondicionado,que rugen como vestías con sus motores,girando,echando calor,el ruido es terrible para colmo se oyen los aviones,que traen a miles de turistas,al mediterráneo,dantesco detrás de la ventana,mi madre me pregunta donde esta la higuera,donde la parra que da la sombra al corral,y descubro que ella esta despertando a la cruda realidad,que en sueños durmió en su casa del pueblo,pero ahora esta en su colmena,en un agujero que le llaman habitación con vistas al deslunado,en las afueras en un piso donde el calor asfixia,donde las noches son un infierno y los días eternos.
Que abra el balcón del cariño y las emociones,el de los recuerdos de una casa de piedra con paredes centenarias,que en el sur hacían las noches mas dulces,yo que esta noche fue imposible pegar ojo contemplo los detalles de estas colmenas que se hicieron,en los años de la emigración,pisos de 90 metros,con paredes de papel,sin ningún sentido de orientación,sin aprovechar la brisa marina,tan cercana,una locura de construcción inhumana,que pagaron en 40 años,a las afueras entre fabricas,y asfalto sin un árbol que de sombra,mi madre me pide que abra la ventana,que quiere saborear el aire fresco del corral,y yo le digo que no puedo abrir las ventanas que se escapa el aire acondicionado,y el bochorno soporífero,húmedo no nos dejara dormir y lo de dormí es una utopía por que el sudor,empapa mi cama portátil,y la frente de mi madre que emana, sudores químicos de tantas pastillas como toma.
Ella insiste que le abra la ventana,y se la abro de par en par,el paisaje es un deslunado,con manchas sucio,y lleno de maquinas de aire acondicionado,que rugen como vestías con sus motores,girando,echando calor,el ruido es terrible para colmo se oyen los aviones,que traen a miles de turistas,al mediterráneo,dantesco detrás de la ventana,mi madre me pregunta donde esta la higuera,donde la parra que da la sombra al corral,y descubro que ella esta despertando a la cruda realidad,que en sueños durmió en su casa del pueblo,pero ahora esta en su colmena,en un agujero que le llaman habitación con vistas al deslunado,en las afueras en un piso donde el calor asfixia,donde las noches son un infierno y los días eternos.
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