Lo gatos del Sur
Hace poco tiempo que alguien me preguntó si tú fueras, católico y creyeras en la reencarnación, que animal serías si volverías a vivir.
La verdad es qué son de esas preguntas raras que te hacen a " traición" a las cuatro de la mañana con unas copas de más, yo recuerdo que respondí sin pensarlo, que yo sería un gato, o una gata, yo nunca he sido de anímales tan solo en mi infancia en Baeza, me crié rodeado de gallinas, conejos, Gallos que saltaban hacia mi cuando evacuaba, cuando hacía mis necesidades en el corral, en la orza del pozo ciego que usábamos de váter, entonces yo miraba a los gatos, a mi abuela le encantan los gatos, no se cuántos tenía muchos, todos vivían en el corral mí abuelo desde que volvió de la guerra no los quería en casa, el antes de marchar al frente tenia un comportamiento diferente, al que tuvo después de terminar aquella terrible guerra, los gatos convivían en la casa, eran los que se encargaban de tener a raya a los ratones, mí abuelo después de la guerra era otra persona, mi abuela decía ( no le hagáis caso a sus tonterías), la guerra lo ha trastornado.
A mí los gatos me encantaban, en invierno ellos estaban perezosos el frío del Sur los dejaba pasivos, pasaban el día de rincón en rincón buscando el Sol, la primavera les devolvía a la vida se volvían juguetones, me encantan sus piruetas jugando con el cortinón, que movía la brisa de abril, en verano buscaban la sombra de la vieja parra, y maullaban pidiendo un resto de comida, no tenían nombres le llamábamos, la gata mariposa, la lunares o el negro, ahora todos los gatos tienen su nombre.
Mí pasión por los gatos es reciente, mi niño pequeño que tiene treinta años los adora y el a creado en mí un sentimiento gatuno que no puedo explicar, ahora veo gatos por todos los sitios.
El año pasado estuve en Oporto y escribí una historia sobre los gatos Portugueses los gatos Galaicos que no son como los gatos del Sur.
Tengo una enfermedad muy rara ahora cuando viajó en vez de buscar monumentos o paisajes idílicos buscó gatos y habló con ellos, sus miradas me hablan de su estado de ánimo y de su estatus en la vida los gatos de las ciudades turísticas son unos privilegiados, comen muy bien, los gatos de las afueras lo tienen peor tienen que tirar de su instinto de supervivencia. Estos días conocí vidas de muchos gatos, los del campo de Níjar, los gatos de las Alpujarras, los gatos de los bares de carretera, todos tienen su encanto, la mayoría son muy afables, gatos muy sabios, pero a mí lo confieso me gustan los traviesos los rebeldes los que no se dejan fotografiar, los veo más libres más atrevidos.
En este viaje que acabo de concluir por tierras del Sur me encontré la sorpresa que en la Alcazaba de Almería existe una colonia de gatos, que estaban castrados y que tenían un chips, me dijo la chica de la entrada estos viven como reyes, viven mejor que Ahderraman, viene todos los meses un veterinario del ayuntamiento y revisa su estado de salud,ellos campan a sus anchas por toda la Alcazaba que es una de las Alcazabas más grandes de España según me cuenta el guía , los gatos tienen libertad para vivir en cualquier parte del palacio, Pinocho que así se llama el gato que nos recibe, pasa el invierno tumbado en la taquilla pegado al cristal del recinto, en verano me dice la chica busca las sombras y el agua de las fuentes del palacio, he conocido más gatos de palacio el gran don Antonio y la Lola pero si yo me reencarnó en gato quiero se como Pinocho un sabio sereno que ama el Sol.
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