martes, 25 de octubre de 2022

 

EL HORTELANO EN EL AULA

DESDE MI HUERTO DE PLAUTO.

 

Hace unos días una profesora de lengua  de instituto me decía  que en clase leyendo a Miguel Hernández  y en concreto la elegía a Ramón Sije, después de una lectura coral  de los versos del poeta pastor, un chico levanto la mano y pregunto ¿profe que es un hortelano? Cuando la profesora me lo contaba, yo estaba bajo la sombra de mi huerto de Plauto, la profesora lo explicaba como una más,  de las muchas anécdotas  que pasan en el aula, una anécdota simpática, porque hay otras experiencias del aula que están muy cerca de la violencia otro día hablaremos de la violencia en las aulas que es un tema espeluznante y que yo no veo solución.

Yo antes de ir a la escuela, en mi niñez ya me hacía preguntas muy sencillas que incomodaban mucho a mis abuelos, ellos  fueron mis primeros maestro, en  mi infancia estar escolarizado  era  un lujo que muchas familias no podían tener y no por el precio de la escuela era por que cuando tenias diez años tenias que trabajar para ayudar a la economía familiar, ¿carne de yugo que decía el poeta?.

  Los últimos años el aula ha estado muy alejada de la vida, de lo que pasa en la calle, o  no según se quiera ver alguien ha dicho que lo que pasa en las aulas es el reflejo de lo que pasa en las familias por ejemplo, en fin siempre tenemos pendiente el tema de la educación y siempre lo dejamos para otro momento para la educación y la cultura nunca llega el momento.

Mi opinión es que si que hace años que estamos muy lejos  del aula los mayores y los niños muy lejos de la vida, es supongo  un tema que se acentúa mas en las ciudades en las grandes y pequeñas ciudades,  todos sabemos que hay pueblos que se han convertido también en grandes urbes, donde sus moradores  no tienen tiempo para nada, y los entiendo porque el mundo laboral es una jungla y cuantos padres  hemos estado alejados de la educación de nuestros hijos, yo  me incluyo,  quien podía pedir permiso a la empresa para asistir a una reunión escolar, cuantos padres nos olvidamos de la educación de los hijos que delegamos en los profesores eludiendo nuestra responsabilidad, y aquí  entono el mea culpa, toda mí aportación a la educación de mis hijos fue ayudarle alguna vez con los deberes,  mi aportación sobre la educación de mis hijos sobre el campo y la naturaleza fue mandarlos una semana  a una granja escuela, que no eran nada baratas por cierto,  y recuerdo que muchos niños se quedaban sin ir a esas aulas, a esas granjas escuelas muchos chicos  porque su padres no podían pagarlas.

En mi huerto de Plauto  por fortuna hay niñ@s , las familias más jóvenes han decidido con buen criterio que sus hijos vengan a la huerta, y da mucha alegría verlos, algunos corretean detrás de los gatos, y eso me lleva de nuevo a mi infancia,  a las preguntas sencillas, que yo le hacía a mi abuelo por ejemplo ,-¿ cómo se lavan la cara los gatos, o porque no ponen huevos los felinos, porque solo lo ponen las gallinas huevos, porque el gallo no pone huevos ?.

 Hoy veo a padres y madres, qué enseñan a plantar a sus pequeños sus  primeras siembras, y ellos con mimo  echan las semillas en un pequeño agujero, donde en unos días crecerán una planta, los veo regar la siembra y me emociona renace en mi esperanzas perdidas, y creo como decía el poeta que todo no está perdido.

Ayer una niña en el huerto  me preguntaba porque se entierra la tierra, por que tapaba las semillas con un pequeño manto de tierra de lombriz, me quede desarmado sin saber que decir,” porque se entierra la tierra” me acorde de mis compañeros de clase de guiones, hace muy poco un grupo de escritores amateur compañeros de un taller de escritura, creamos un grupo que le llamamos “comando preguntas” y hoy  pese que nada como un niño para preguntar, nada como ellos para demostrarnos que no sabemos nada, necesitamos preguntas  muchas preguntas de niñ@s, muchas miradas de niños para seguir creyendo en la esperanza perdida.

Jose Montoro        octubre 2022

 

 

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