miércoles, 13 de julio de 2022

 caminata nocturna al olvido

Castillo de Montornes
Nos acogio el gregoriano en el parqué natural del desierto de las Palmas a una hora poco senderista,escuchamos la misa cantada de los monjes del monasterio,escuche sus voces magicas y una guitarra que medio entre el gregoriano y el Ave Maria.
Los rostros bajo las mascarillas pandemicas se hablandaro, y la fatiga pandemica parecia evaporarse en el bosque del desierto.
Con nuestras mochilas estrelladas nos aventuramos por una senda de tierra roja,de rodeno templado por la noche, entre palmitos y esparrageras, los acebuches salvajes donde las arañas tejen su tela,donde el último jilgero entona su trino para dejar paso a los grillos nerviosos que atropellan el silencio como una jauria.
Lentos caminábamos por aquella vereda arenosa, como guerreros macilentos que vuelven a sus almenas,la noche nos hace misteriosos y los ojos de la Osa Mayor me dice un Angel llamado Manuel, estan hay siempre para conducirnos a nuestro destino que es un castillo olvidado,caminamos es cierto hacia el olvido esta noche de verano pandemica,esta noche tropical caminamos entre una vegetacion Mediteranea que abre sus entrañas a estos caminantes.
Despues de una larga ruta buscando las últimas inocentes huellas de un pueblo desaparecido Montornes, quien sabe donde estara la memoria de un pueblo que ya no existen donde los restos de los habitantes si no queda ni cementerio.
Llegamos al castillo perdido, entre contaminacion luminica de una urbe que junto al mar salva el verano.
Nosotros bajo las ruinas y la maleza que se traga la memoria de este castillo del siglo X de origen Arabe construido sobre restos romanos,en la puerta del algibe sentados en las piedras que un dia acogieron el agua,con nuestros sentidos en la piel,con el corazon fuera del pecho,nos cenamos nuestro humilde bocadillo,sentados en las ruinas que ahora se tornan memoria en la voz de otro angel llamado Dome de su garganta surgen las leyendas y los hechos,el Cid,Pedro primero el cruel,conquistas y ocupaciones Jaime I tambien como no,escucho la voz del angel y miro la oscuridad del Valle de Miravet que ahora nos acoge.
Regresamos lentos caminando en uno como en un teatro,como luciernagas enfiladas en silencio en un silencio que me habla,que pone voz a mi sentir profundo y me dice que esta larga noche de verano no sera una mas la magia de una senda nocturna conduce siempre a los sueños, y en sueños escribo esta memoria reciente que se ara antigua en mi alma,cerca del mar a 500 metros de altitud en el desierto con mas pinos del planeta el desierto de las Palmas en Castellon en mi pequeño pais libre de fronteras aquí la senda de la ternura no tiene mas dueño que unos corazones que aman la tierra.
Jose Montoro despues de una fantástica senda nocturna.
Aurora Sánchez Nadal
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