Cuento de
navidad, con madre en el corazón
Mi madre se pasó la vida tejiendo,
desde siempre la recuerdo con un ovillo de lana y sus agujas de madera de
enzarzar la lana, siempre en su sillita de coser porque ella tenía su silla de
nea preferida para aquel trabajo artesano que ella lo hacía por necesidad,
porque en casa en mi infancia no teníamos para ropa llevábamos siempre ropa
usada de los hijos del señorito y un “saquito de lana “ella siempre tan
preocupada por mí “ ponte el saquito que te vas a constipar Joselito y yo me
marchaba a las eras a jugar a futbol era mi gran regalo de navidad, corre detrás
de una pelota de trapo después de venir de la “aceituna “dejar el saquito azul
encima de la piedra que era la portería, y galopar por la piedra y la hierba
hasta el último gol que siempre lo metíamos cuando se hacía de noche.
Hoy miro hacia tras y veo en mis
recuerdos su imagen, tantos años tejiendo del “derecho y del revés” del “bobo y
el ocho” ahora la contemplo bajo la
parra de Baeza, preparando mi ropa para el internado, cosiendo el número 382 en
mí sotana de botones, en mí saquito “bobo” siempre tejiendo buscando el sol del
invierno y la brisa fresca de la tarde en verano, la lana era uno de los
privilegios que teníamos los pobres, la única manera de estrenar una prenda
aunque la lana fuera usada siempre se reinventaba y volvía a tener uso, me gustaba hasta el vocabulario
que ella usaba “una vaga, cinco del derecho, dos juntos del revés “y así me
explicaba ella con sus duces palabras su trabajo de tejedora.
La última vez que la vi tejer fue un
invierno en Valencia tenía su vieja sillita de nea junto al balcón, al sol de
Diciembre ella estaba preparando el belén para esas navidades y entre el musgo
la serpentinas y todas las figuras sobresalía un niño Jesús desnudo, ella lo tenía en sus
manos aquella imagen tan tierna y desnuda yo la vi a ella como con sus dedos tomaba medidas a aquel
niño Jesús, la mire y no le dije nada nos despedimos y el día de noche buena
como todos los años fui a su casa y contemple su hermoso belén, mis ojos se
fueron directamente al niño Jesús estaba vestido con un “saquito” blanco, de un
jerséis de lana que yo le di un día para que me hiciera unos guantes, y ese ¿niño
Jesús le pregunte? Le he hecho un “sallo” para que no pase frio que lleva
demasiados años desnudo me dijo me acerque hacia ella y le di un beso, de los
bolsillos de su mandil saco un regalo hecho por ella estaba envuelto con papel
de navidad, ten me dijo mi regalo.
Hoy que la vida nos une de nuevo, tú en algún lugar del cielo, ese
cielo que yo pinto de color del Sur, ahora miro tu fotografía, con tu regalo en
mis manos aquellos guantes de lana que me hiciste aquel día que decidiste que
el niño Jesús no pasara frío, ahora miro tu fotografía frente al belén y veo tu
imagen junto al niño vestido con un saquito blanco hecho con tus manos
sarmentosas, ahora madre el mundo deja de existir y solo estas tú, siento ganas
de llorar, lloro será por ti madre, porque tú eres todo
para mí.
VALENCIA 24 DE DICIEMBRE 2020, NOCHE
BUENA.