martes, 30 de septiembre de 2025

 

Desde Guadalest hasta los baños de la Reina.
 
 
Madrugamos este último domingo de Septiembre y tomamos rumbo al Sur, la Marina Alta se desperezaba el macizo del Montgo nos daba los buenos días, subimos por la Nucía desde el mar, el "mercadillo rastro " del domingo multicultural ebullocia de gente aquí te puedes comprar de todo desde una bicicleta hasta un vestido Ibicenco, volveremos en otra ocasión por qué este domingo nuestro primer destinó es Guadalest, la mañana se derrama por los pinos de la sierra de Aitana, llegamos y nuestros ojos se embriagaron de belleza, yo como siempre que voy a territorios tan hermosos sufro el síndrome de Stendal la ansiedad se me apoderará, el corazón late desbocado, necesito una respiración profunda un 3 X3 de este aire tan puro que me calme que me de serenidad para disfrutar, de un paisaje excepcional, subimos los escalones pausadamente, entre más de un centenar de personas este pueblo de apenas 282 habitantes se multiplica los fines de semana por cinco, es difícil caminar sin perjudicar alguna foto de las ciento de personas que quieren inmortalizar su visita, llegamos a las puertas del castillo, subimos los 200 escalones, que nos llevan a la torre del castillo, este lugar fue el feudo de muchos nobles Aragoneses desde la familia los Sarria a la familia Cardona, bajó su gobierno convivieron con la población Islámica hasta 1609 cuando los moriscos fueron expulsados.
Dejamos el castillo para callejear por sus calles para contemplar el pantano con poca agua, por cierto ojalá esté agua que ahora contemplo y que cae en la Marina llene las bodegas del pantano, que el río Guadalest vuelva a cantar, bajo este suave sol de Otoño saboreamos una cerveza artesanal, y unas olivas verdes chafadas, recogidas de unos olivos centenarios que dan su fruto en esta tierra "bancalizada" envueltos por una dulce brisa contemplando el extraordinario paisaje se fue la mañana, abandonamos el pueblo declarado conjunto histórico artístico hace cincuenta años ya, salimos de la ciudad como salieron los moriscos en 1609 melancólicos este lugar es u lugar para vivir y pará soñar, nos fuimos al mar al puerto de Calpe donde bajo el Peñón de Ifach degustamos una parrillada de pescado extraordinaria, luego para bajar la comida dimos un fantástico paseo hasta los baños de la Reina, es buena la vida, mí país valenciano me enamoró hace muchos años, sigo disfrutando de su paisaje y de sus gentes.

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