miércoles, 12 de junio de 2019


DIARIO DE UM POETA REFORMADO

Hay días que nacen calmados, con una paz de finales de primavera, la vida tiene esa capacidad y paz a la vez de tragedia.  aparece después de visitar al medico en un reconocimiento, rutinario, en un choque inesperado de automóvil, la vida se rompe empezados cuando menos te lo esperas, la paz siempre vive amenazada, por otra parte, es casi ley de vida. la vida y la muerte son inseparables, van de la mano.
Hoy yo tuve una tragedia menor cuando más tranquilo andaba imbuido en mi la lectura, interrumpido por las carreras de ODI que así se llama mi pequeño perro, yo no elegí el nombre ya se llamaba así cuando su antigua dueña decidió entregarlo por no poder atender.
 El pequeño can adoptado, recogido antes de que acabase en una triste ‘protectora’ es difícil educar un animal que tu recoges con un añito no reconoce ni su nombre en mi voz lleva unos meses con nosotros y  a veces pienso que esta sordo, pues lo llamo y ni se inmuta le hecho bastantes pruebas llamándole y he descubierto que si me reconoce,  me oye y además me ‘ignora’ es muy listo y esa estrategia le funciona.
 Cuando quiere me hace caso y la mayoría de veces hace lo que le da la gana, es un espíritu libre y la verdad es que los espíritus libres son complicados para una sociedad tan esquematizada tan encuadrada, él cuando quiere  sube y baja las escaleras desde el jardín, al primer piso volando sobre el mármol de los escalones, ODI  me supera es un pillo con antecedentes, salta a mi sillón y lame mi cara, mis manos y hasta las paginas de PATRIA, que es en este momento mi relectura, por cierto espero que no se enfade FERNANDO ARANBURU por estos lametones que ODI le da a la portada roja y negra del libro, por cierto a ARABURURU me gustaría preguntarle algunas cosas, sobre su extraordinaria novela con tanto dolor en sus paginas siento un soplo de vida cada vez que ODI  salta a mi pecho, a veces me pilla con el corazón roto pero ODI no entiende de lecturas, a pesar de que me lame algunas lágrimas que se derraman de mis ojos, el corre y corre, salta y casi vuela a mi cara.
A FERNANDO ARANBURU me gustaría preguntarle por qué no incluyo en su novela tan realista a ningún animal, perros gatos o incluso algún pajarito que recuerdo en esos años existían en todas las casas, en una novela coral,  con tantas familias echo de menos que ninguna tuviera un erro en casa o en el huerto, o en esas naves, en esos polígonos industriales donde los perros son herramienta de protección algo que por cierto nunca me gusto, es una pregunta mínima para una gran novela pero, mi curiosidad me puede, un día si me deja entrevistarlo será mi primera  pregunta, porque no hay perros o gatos en PATRIA.
Hace un rato que no oigo a ODI me lo imagino cansado dormido a la sombra de mi olivo, pero al no escucharlo bajo al jardín y no lo encuentro, y hay empieza mi tragedia, donde esta ODI veo que a rasgado la protección para que no salga ala calle y se a marchado, salgo a la calle y llamo a ODI lo busco por todas las casas vecinas, que todavía andan vacías esperando que llegue el verano, busco en los jardines y ODI no está, pregunto a un vecino y me dice que no lo vio, y ahora si mi corazón late a mil por hora, ODI  lleva un chips y un collar con una chapita que tiene su nombre y mi numero teléfono, pero eso no es consuelo lo busco desesperadamente y lo llamo y mis vecinos también se incorporan a mi búsqueda, td@s llamamos a ODI  y me vienen las imágenes de aquella magnifica película de PEPE ISBERT, y me veo como el, que gritaba y lloraba CHENCHO donde esta CHENCHO, yo llamo a ODI no esta y no me valen los consejos de mis vecinos que dicen que el vuelve que los perros son muy listos. Yo estoy roto y miro por todas partes, y no lo encuentro y hay unos minutos que, son días y me culpo y me duele ser tan confiado, y no sé cuántas cosas más, me voy hacia el campo, donde lo llevo a correr y no lo veo, pero el me a olido y aparece detrás de una rama y me mira a lo lejos me reta con su cabecita altivo y lo llamo y no viene sigue con su firmeza ‘’libertaria’’ retándome, y corro hacia él, y él se aleja con fuerza, al galope.
 Con estrategias me hago con él y lo cojo en brazos enfadado muy enfadado yo y ala vez muy contento, y el me lame como si quisiera borrar ese enfado de mi cara, me lame de la misma forma que lo hace con el libro PATRIA que ando releyendo esta tarde, esta tarde de alegría y llanto como la vida misma.



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