Guadalquivir ( con mi madre)
Promesa cumplida
La semana qué viene hace siete años qué mi madre se fue a las orillas del Guadalquivir, se marchó la maestra de las flores el mismo día que ella nació, ese dato ya era un presagio, se marcho el día de su cumpleaños por que así lo quiso ella, nos dejó para no faltarnos nunca el 19 de Marzo, el día de mi santo
En los últimos años este cuidador inexperto le contaba cuentos a mi madre, ella no sabía leer, pero no le faltaban mis relatos, mí lectura, a menudo cuando yo le contaba una historia, ella me interrumpía y me decía te acuerdas Joselito, cuando bajábamos al Puente del Obispo de la mano de tu hermano para bañarnos en el río, si mamá le decía yo, entonces me inventaba una historia qué le gustaba mucho,le contaba historias de bandoleros, de Maquis, le hablaba de la guerra civil, historia qué a mí me contaron de niño, también le contaba, de cuando mi padre cruzaba el Guadalquivir camino del cortijo del Pelotoso, el con las mulas, los capachos, las varas de varear, que mi padre llevaba atadas, a la albarda de la mula torda, parecía un guerrero de Magina, yo me inventaba historias donde las aguas del Guadalquivir estaban muy presente, ella contaban cuando en la guerra civil toda la familia cruzaban el puente de las indulgencias que así denominaba mi amigo Juande Valverde en su magnífico libro, una novela histórica fantástica que he releído estos días, el puente del obispo donde en verano nos bañamos mi hermano y yo.
También mi madre recordaba la primera vez que fuimos al nacimiento del río Guadalquivir en la sierra de Cazorla, un día de Marzo, dónde aún quedaban rastros de nieve del último invierno, subimos para ver el ilito de agua que se derramaba, para ver el nacimiento del rio de nuestras vidas, la recuerdo muy emocionada.
Mi madre se inventaba historias del río qué le dio la vida, y yo seguía su juego y hablaba por la boca del poeta, siciliano Estesicoro, que hablo de este río como el río Tartesos, recuerdo ver a ella muy seria cuándo yo le hablaba de Tartesos, - ella decía Joselito háblame para que te entienda, no te inventé palabrejas, un día le prometí que la llevaría conmigo a la desembocadura del Guadalquivir a Sanlucas de Barrameda, eso le hizo mucha ilusión, cuándo en los días dolorosos de los últimos años de su vida me decía muy seria Joselito yo me quiero morir, yo le replicaba " no te puedes morir tenemos que ir a Sanlucas a ver el Guadalquivir, entonces cambiaba su dolor por la esperanza de un viaje soñado.
Iremos juntos le decía a Cádiz a ver donde el rio se fundía con el mar. Yo tampoco había ido nunca a Sanlucas de Barrameda.
Este mes de marzo por fin cumplí la promesa, junto con la memoria de mí madre con toda su vida presenté, camine por la playa de Bonanza donde desemboca el Guadalquivir, paseé por las marismas con un fuerte temporal de lluvia que empapaba mis recuerdos, nada me hizo tan feliz que cumplir la promesa que le hice a mi madre, a ella cada vez qué la veía bajita de ánimo, le recordaba que tensamos que viajar juntos a la desembocadura del Guadalquivir.
Hoy la veo junto a mi degustando un pescaíto frito en el restaurante Joselito Huerta, un lugar encantador de Sanlucas de Barrameda, a su dueño Joselito, le contaba yo está historia en los postres, el bueno de Don José se alejo y apareció con dos copas y una botella de manzanilla Barbadilla, juntos brindamos por las madres este sábado 8 de marzo nos emocionamos nos dimos un abrazo, y volvimos a brindar por nuestro encuentro.
No olvidaré jamás, mi primera visita con mí madre a Sanlucas de Barrameda, la desembocadura del río de nuestras vidas el Guadalquivir.