martes, 4 de febrero de 2025

 

Sedaví memoria de una tragedia 
 
 
Los domingos por la mañana, los tengo agendados durante ya hace mucho tiempo en Sedaví, con los años mi familia se fueron marchado poco a poco, sin irse nunca de mi vida, yo nunca fui de cementerio, siempre pensé que a los seres queridos hay que quererlos en vida, pero es verdad que con los años uno también va cambiando, yo suelo hablar todos los días con mis padres, pero además los domingos soleados por las mañanas, voy al Campo Santo de Sedaví hace ya más de tres meses que el cementerio permanece cerrado desde aquel fatídico día de octubre, cuándo el pueblo entero quedó anegado por la barrancada también el cementerio, el primer mes la urgencia el trabajo de limpieza era los hogares que quedaron desbastados las personas que fallecieron en Sedaví me contaron que le dieron sepultura como pudieron, los familiares de las víctimas de la Dana no pudieron dar una despedida digna a sus seres queridos, el trabajo abrumador hizo que se olvidará en los días señalados la visita al cementerio.
 
Han pasado ya más de tres meses, tres meses pidiendo la dimisión del presidente Mazon, que para mí es uno de los responsables de las muertes de esta terrible tragedia.
Hoy domingo, un día soleado de febrero callejeando por las calles de Sedaví, por las afueras donde cientos de automóviles siguen amontonándose, la tragedia sigue patente en cada calle, un paisano me dice -' esto va para muy largo? Y es cierto queda mucho por hacer, he pasado por la puerta del instituto de enseñanza media que fue un lugar muy simbólico para la ayuda para los voluntarios,  en las aulas se repartió comida, se utilizaron para el apoyo psicológico de los vecinos, se utilizaron para almacenar donaciones,las aulas estuvieron abiertas día y noche,las aulas se convirtieron en la casa de los voluntarios,  que llegaron de todo el país, hoy el edificio está desierto, sus paredes todavía con secuelas de barro, con un silencio extraño, he caminado hasta el cementerio sus puertas dañadas permanecen cerradas, me he sentado en un banco bajo los árboles que llevan al campo Santo, recordando que hay un antes y un después en la vida de este pueblo, la Dana se llevó las vidas de sus vecinos, no se cuándo se volverá a ésa normalidad deseada, pero lo cierto es que la recuperación es muy lenta, después de tres meses, el miedo sigue presente en los rostros de los vecinos que caminan en silencio como zombis, ojalá sea mas pronto que tarde, cuando se abran las alamedas de la vida y podamos abrazarnos sin el dolor que ahora sentimos.

 

27 y 9 = a 47 
 
 
Autobuses de la solidaridad. (1)
 
 
 
 
No es de una ecuación de lo que quiero hablaros, tampoco es un crucigrama no soy yo mucho de números, mi vocación fue más de letras, no siquiera estos números son representativos si no fuera por la carga humana que tienen estos números que no son si no las líneas de autobuses el 27 y el 9, han sido durante la tragedia los autobuses solidarios durante los primeros mases de la tragedia,  las dos líneas de autobuses protagonista, en esos "elefantes rojos" nos desplazamos los voluntarios,  llegábamos hasta la parte del río donde no se inundó, en esos autobuses subieron parte de toda la marea de solidaridad que nos llevó a cruzar el río por ese puente bautizado como el puente de la solidaridad.
En esos autobuses subieron los voluntari@s que cruzaban la pedanía de la Torre para dejarnos en la zona cero de la tragedia, el lugar donde dejaron la vida muchas personas por la negligencia del presidente Mazon.
 
Recuerdos cuándo regresamos al caer la tarde y nos sentamos en esos asientos, exhaustos embarrados, recuerdo la amabilidad de los conductores, también de los usuarios de esas líneas de la EMT que nos dejaban cerca de nuestros domicilios, para descansar por unas horas de la tragedia, a la mañana siguiente volvíamos a subir en esos autobuses con nuestras herramientas cepillo y pala, para seguir quitando barro.
Quiero dar las gracias a ésa solidaridad a los voluntarios que intercambiamos, teléfonos para ayudar, dentro de esos autobuses a las mujeres que nos esperaban con una bolsa de bocadillos en la parada de la rotonda de San Marcelino, fueron momentos difíciles y esperanzadores a la vez.
Está semana he visto la película el 47 me he vuelto a emocionar, y he vuelto a recordar los momentos vividos en la linea 9 y 27 de la EMT, la película de la lucha de un barrio humilde de Barcelona, Torre Baró he recordado en el protagonista Manolo Vital, a tod@s las voluntarios de la Dana he visto lo que es la solidaridad y la lucha de un pueblo.
Torre Baró me cuenta sigue siendo un barrió marginal de Barcelona como lo es  la Torre en Valencia, pero en la lucha del 47 hubo una Esperanza una respuesta,que solo el pueblo salva al pueblo, yo ahora viendo el 47 la película que os recomiendo encarecidamente, ahora viendo el magistral trabajo del actor Eduard Fernández, la película de Marcel Barrena director de la película, me lleva a esos días de noviembre del 2024 que quedarán para siempre en mi memoria, esos días de esperanza, sentados en el 9 y el 27 esos días cruzando el puente de la Solidaridad para dar lo mejor de todos en el lugar de la tragedia, solo me queda decir muchas gracias.