viernes, 4 de abril de 2025

 

AUTEANDO (1)
 
 
Hace muchos años que la banda sonora de mi vida está en siete versos que escribió un poeta que me hizo tocar la felicidad muchas veces, yo tengo muchos cantautores en mi corazón, y en mí alma, ¿ si tengo alma? hay una colección eterna de canciones de poemas escritos por cantautores, un coro de voces que sin ellas no se entiende mi vida la vida que no es medida, ni futuro ni porvenir.
Muchas canciones hay que me agrandaron la vida desde adolescente, sentí que corría por mis venas sangre de cantautor yo me pase la vida destrozando con mi voz obras maestras de poetas que cantaban sus versos acariciando una guitarra, yo que pase los días buscando el tono del “no te desnudes todavía” y es que está claro los que crecimos con los cantautores fuimos unos privilegiados, teníamos canciones para gritarle al dictador “que no, que decimos no,” que sin libertad será siempre no.
Cuando llego Luis Eduardo Auto a mi vida yo tenía ya mi cancionero gravado en mis neuronas claro yo llegue del sur al mediterráneo a la tierra de palmeras y Azahar y por allí estaba un tal Nino Bravo, que tenía un amplificador instalado en la garganta, que manera de cantar, que voz más cálida, sus canciones aun me acompañan y me siguen emocionando.
 
Yo tenía un vecino en el barrio de Ruzafa donde yo vivía entonces un vecino ilustre se llamaba Juan Camacho, él sabía que a mí me encantaba su coche, y lo que más me gustaba era aquel equipo de música que tenía instalado en su mega auto, lo veía a menudo especialmente en invierno que él no tenía galas, un día nos encontramos en la calle, y me acerco a su coche me dijo escucha esta canción yo esperaba que pusiera una de las suyas que me mostrara lo que sería su nuevo disco pero me no me puso “rosas en el mar” en la voz de Massiel yo me sorprendí él decía estate atento a estas letras “el cantaba bajito el estribillo de rosas en el mar con tono muy agudo el cantaba como nadie esos tonos agudos que a mí me fascinaba, esa voz que también se llevó la carretera cantaba para mí esa tarde “es más fácil encontrar rosas en el mar “Juan me sorprendió el con esa imagen de ¿Dandi?. Que se llevaba entonces era un enamorado de la canción de autor, él me dijo un día este es de los tuyos “chispa “y tanto que acertó Aute era el romanticismo y la revolución, era alma, y era el que decía que “vivir es más que un derecho es el deber de no claudicar” era el cuerpo y el alma. Él, que era llama perpetua del amor, el hombre que atravesaba el espejo del amor para buscar el barco pirata, él que creo Albanta para huir de las historias que llenaron los cementerios de inocentes.
Èl qué huía del sueño de la razón, aquellos sueños que producían monstruos, Él que odiaba las metáforas y frases vacías, que conocía como nadie el “texto y el pretextó” el sé ha marchado esta mañana de cuarentena, se marchó el poeta de la vida y la muerte, esta mañana nos ha dejado Luis Eduardo Aute y estamos huérfanos de ternura.
 
Al alba se marchó la banda sonora de mis amores, y mi alma enjaulada, hoy es una brújula enferma, qué gira como un tiovivo solitario enloquecido de angustia, hoy se fue la estrella más humilde del firmamento, la que nunca supo saber que fue lo que paso, yo Luis no te perderé nunca, cada vez que esté en el cine serán “las cuatro y diez “y estarás tú, siempre que este encendida la ventana de mi ex, estarás tú.
Tú serás siempre mi gran amor, el amor de los días rotos el amor de la vida hoy cantare con todas mis fuerzas al Alba y el maldito baile de muertos sera para los hijos de puta que nos amargan la vida como tu decías maestro.

miércoles, 2 de abril de 2025

 

El taller de la infancia
 
 
Hacía tiempo que tenía cerrado el taller pictórico de mi infancia, hace muchos años que comencé a pintar,fui de muy niño a la escuela de arte de Baeza, junto a mí hermano Lucas, mi madre recuerdo era la mujer de la limpieza de la escuela, fue muy poco tiempo el que estuve apenas un año, migramos en 1973
 
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Ayer en una tarde muy lluviosa volví a pasar por la puerta de la escuela de arte, los recuerdos me calaron el alma el cuerpo ya lo tenia empapado, al llegar a casa me di una ducha de agua caliente, y volví a recordar mi precaria infancia, hasta los 15 años y ya en Valencia no me duche con agua caliente en mi casa de Baeza teníamos un barreño, y un lebrillo en la cuadra para asearnos, una orza en el corral para hacer nuestras necesidades ese era nuestro cuarto de bañó, hoy he valorado los cambios de mí vida con una ducha consciente, y he vuelto abrir mi taller, con la lluvia en los cristales y una neblina en la calle, una tarde poetice de lluvia fina y neblina.
Cerré el cuaderno y abrí la caja de pinceles, para volver a la infancia, hace unos años un buen amigo me dijo que mis cuadros eran muy infantiles y eso para mí fue un gran elogio, cada vez qué mis manos abren el taller pictórico vuelvo a mi infancia y ese es mi territorio mágico, el tiempo se llena de fantasía y mientras oigo el murmullo de la lluvia al caer, me pierdo en los colores y mí mundo gira entre los recuerdos y la magia, es buena la vida, las alamedas del tren de la Yedra siguen abiertas.