jueves, 2 de enero de 2025

 

Los años
 
 
El aire de esta noche
se entrelaza con el
miedo.


La fiebre
distorsiona los labios
de un año que abre
sus ventanas.
Con resaca y frio.
 
Mi madre pide un medico
para su cansado corazon.
 
El miedo
no descansan,
no sabe de fiesta.
 

Las campanas cíclicas
de la vida, no entienden
de fiebre.
 
Ellas solo reconocen
las horas, la muerte.
 
 
Entonan la misma 
canción
de ayer.
 
Mi madre llora,
me duele aquí.
 
Los años 
el miedo
solo los cura
la muerte.

UNO DE ENERO

 
Comenzar siempre es apasionante,y también por qué no decirlo,genera dudas,esos deseos,que yo solo los tuve en la infancia, en la adolescencia,si acaso.
Luego llegó la vida, y sentí en lo más profundo de mi ser,que nada sería fácil,aún así tuve las ventanas de mis ojos, esas marquesinas con visillos de luz que ahora cierro para poder seguir soñando,hace años deseaba un mundo mejor,creía en la paz en la solidaridad,pero con los años solo me quedo un cementerio en el fondo del mar que a mí mea acuna,"cuántos seres humanos dejarán su vida en este 2025 en las aguas de este mar,cuántos deseos se ahogaran,en el fondo del Mediterráneo,si es triste,lo se quizás ni corresponda,o no sea políticamente procedente, seguro que pensaréis, el agua fiestas, está trabajando el primer día del año.
No estoy viendo el concierto de primero de año,y la música me lleva a cerrar los ojos
y ahora no estoy en Benimaclet estoy en Viena recuerdo a Beethoven, y sueño con los claros de luna, de una sintonia para la esperanza y este viaje imaginario,me lleva a mi tierra del Sur,al mar de olivos que me vio crecer,ahora suena el teléfono fijo de mi casa, ese que solo sonaba con la voz de mi madre, y que ahora esta mudo,solo los que me quieren mucho, me llaman por el teléfono fijo,y hoy me llamó Antonio Checa,un buen amigo y gran poeta,y sus palabras fueron un bálsamo de serenidad en una mañana luminosas,mágica de emociones.
Hoy mi ventana está serena,y el olor azahar,que se cuela por los visillos imprégna, la casa de una alegría infantil,y me trae a mi madre,a las albóndigas Baezanas que nunca faltaron en mi casa el primer día del año.
Ahora vuelvo a cerrar los ojos y escucho un Vals, la sinfónica de Viena,toca para las palmeras de Alfahuir,y pasa el tranvía que va al mar,y se lleva los violines de Viena a la Malvarrosa al mar de los deseos,de las esperanzas, y pienso en los deseos infantiles, en la Paz y en los kayukos,que ojalá este año lleguen todos a Ítaca.
Y solo me queda un deseo que el apoyo mutuo no nos falte que los "fijos"suenen más a menudo,que abramos las ventanas y miremos el mundo más a menudo aunque nos duela.
Salud mucha salud,para l@s que lo merezcan.