Después de cinco años volvimos a un lugar mágico, este lugar fronterizo, Castellón, Tarragona, Teruel, las tierras altas del Ebro el Ports, el Matarraña.
Lugares que yo conocí en mi infancia en la voz de mi abuelo, en su destierro Andaluz después de a ver pasado los últimos años de la guerra civil en tierras, del Ebro, luego llegaron los distintos campos de concentración de los que mi abuelo nunca me contó nada, sin embargo el
siempre con detalles como era el lugar donde a pesar de la guerra el fue feliz, me contaba que Valderrobles era muy parecida a su Baeza que tanto añoraba, yo tenía apenas diez años, no pensaba qué estos lugares serían tan cercanos para mí, es verdad que mi abuelo me contagió ese cariño por estas tierras altas del Ebro.
Hoy he vuelto como tantos Otoño a estos parajes que en Otoño son extraordinarios, la primavera y el Otoño son la mejor época para perderse por sus calles.
Cruzar el Matarraña por su puente romano, atravesar la puerta de la ciudad para callejear por sus rincones comiendo una "casqueta" pues el caminante tiene hambre venimos de Horta de San Joan de caminar por la Pesquera con los sentimientos embriagados del Matarraña, aquí en Valderrobles donde mi abuelo decía que fue el lugar donde nació el anarquismo, el me contaba que el 8 de diciembre de 1933 cientos de anarquistas después de conocer el resultado de las elecciones, de noviembre, esos anarquistas proclamaron la revolución y colocaron la bandera roja y negra en la casa consistorial que ahora yo contemplo después intentaron tomar el cuartel de la guardia civil, hasta que llegó el regimiento Almansa y apresó a todos los miembros del comité Central, con la consiguiente represión.
Después paseamos por toda la ciudad subimos al castillo, un lugareño nos dijo que estaba lleno de forasteros haciedo fotos, estas calles son el plató? para todas las yotuber que se contornean delante de sus mega móviles tratando de encontrar la imagen, el vídeo que más me gustas les proporcioné los vecinos sonríen, son los nuevos tiempos que le vamos hacer, el guía Luis fantástico por cierto junto al que deguste una fidegua aragonesa a la hora de la comida, el con su acento catalán tan especial de las tierras altas del Ebro nos cuenta mil anécdotas de este lugar del paraíso, dejamos la ciudad mientras que el Matarraña cantaba su balada de Otoño prometimos volver y lo haremos antes de cinco años por supuesto.